jueves, 11 de diciembre de 2008

"El Budismo trabaja con la energía que llevamos dentro"


En su gira mundial, el Lama Ole visitó Buenos Aires. En el mundo ya abrió 600 centros budistas.

REFLEXION. "EL BUDISMO NOS MUESTRA LA MENTE MISMA", DICE OLE NYDAHL

Ole Nydahl (Dinamarca, 1941) es uno de los pocos maestros budistas occidentales. Guiado por sueños de su infancia (o por otra vida), en 1969, junto a su esposa Hannah, viajó a los himalayas y conoció al 16° Karmapa, Rangjung Rigpe Dorje, un reconocido yogi y líder de la escuela Karma Kagyu, quien influenció profundamente en sus vidas y les pidió que transmitieran lo aprendido en Occidente. Lama Ole lleva abiertos casi 600 centros budistas en el mundo, conocidos como "Camino del Diamante". Días atrás, Nydahl dio una conferencia en Buenos Aires ante unas 500 personas. Antes de seguir su gira mundial que le ocupa 360 días del año, habló con Clarín.

¿Podría explicar qué es exactamente el budismo?

Son métodos que tienen más de 2.500 años, que nos ayudan a desarrollar cualidades y nuestra mente. Trabajamos con la energía que tenemos adentro, que tiene que ver con la conciencia.

El budismo no es una religión. Tampoco una filosofía. ¿Cuáles son las diferencias?

El budismo en sí no es una religión porque no estamos tratando de volver a un lugar que perdimos: simplemente pensamos que siempre estuvimos perdidos. Es una "ligión" y no tanto una religión. Va más allá de la psicología, que lo que hace es transformar pensamientos negativos en positivos. El budismo es mostrarnos el espejo detrás de las imágenes, el océano debajo de las olas: o sea, la mente misma. Eso es todo lo que tenemos. No es muy complicado, puede llevar varias vidas (risas).

¿Cómo recibe la cultura latinoamericana el legado budista?

Muy bien. Tengo un gran aprecio por lo hispánico. Lo que hicimos fue quitarle al budismo todos los aspectos culturales y hábitos budistas. Hoy entregamos los métodos y la filosofía. Es muy simple, es sentido común. Buda no tiene dioses, no tiene dogma. Sólo da enseñanzas.

El karma (los actos y pensamientos) condiciona la reencarnación. ¿El ego haría entonces lo mismo con el karma?

Básicamente, podría ser así. Pero la ignorancia es la que nos lleva al ego. Vemos los pensamientos y sentimientos pero no la conciencia, que es la responsable de ello. Y no hay gozo más grande que dar vuelta esta situación.

¿El budista tiene plena conciencia de su estado emocional?

Depende de cuánto medites. Pero después de un tiempo vas a ser feliz siempre. Para mí, todo es fantástico, maravilloso a cada momento. Y esa es la mejor manera de vivir.

Piedras en el camino espiritual.




E
stas reflexiones sobre el tema del camino interior, o espiritual, o proceso terapéutico, pretenden abrir puertas, acercarnos a un pensar diferente. Son fruto de mi propia experiencia y no buscan sistematizar el tema de una forma congruente.

En esta era cognitiva ya se tiene bastante asumido que uno de los pilares de las tradiciones, la realidad, es la realidad de cada uno tal como el sujeto la construye en su interior (idea ahora usada hasta para vender cervezas).
Este paradigma centra el poder en el sujeto que posee la capacidad de cambiar su forma de interpretar la realidad.

La idea de cambio es la clave de todo proceso espiritual, querer ser más y mejor, o sufrir menos. Por un lado buscamos el cambio de lo que somos por un modelo interno en base al yo ideal, lo que nos gustaría ser, o al ideal del yo, lo que deberíamos ser. Por otro lado, buscamos el cambio por un modelo externo, un maestro, terapeuta, o el comportamiento ejemplar que sugieren los textos sagrados.

La no aceptación de lo que descubrimos en el panorama vital ( límites, muerte, dolor), es la principal huída hacia el cambio. Huída perfectamente comprensible. El cambio necesita modelos y es la desorientación la que nos remite a modelos externos. Y no porque los modelos externos sean buenos en sí mismos.
Es posible que la gente piense: aprendo mucho con sus charlas, me ha ido muy bien tal práctica. Pero en el fondo lo que valoramos y nos alivia es depositar la confianza en otro, confiar en que el maestro sabe, en que la tradición no se equivoca. Eso sí, el bienestar es real. Todos vamos buscando algo con lo que sentirnos mejor. ¿Pero es eso un camino espiritual?

El tema de las prácticas también da mucho que hablar. Las respiraciones forzadas, los giros, inmovilizaciones, cantos, incluso las drogas, muchas veces son confundidas con vías de acceso a estados de conciencia alterados que son propios de lo espiritual. A través de estas prácticas se consiguen momentos de ver las cosas con más claridad, de acceso a sentimientos oceánicos asociados con estados de iluminación, estados de éxtasis o emocionales que quizás no consigamos de otra forma. De algún modo nos dan un poquito de ese paraíso prometido en los cuentos, en las películas, que de ese modo nos parece más cercano. (Anhelo de un pasado construido con recuerdos buenos). ¿Pero realmente cambia algo en nosotros?

No hay que confundir chuparse el dedo con comer. Las prácticas son medios para romper estructuras y hábitos que nos limitan pero que también nos conforman (identidad). El valor de las prácticas está en sus consecuencias a largo plazo. La satisfacción inmediata (de chuparse el dedo) no puede remplazar la necesidad de comer y el enfrentarse al mundo para conseguir esa comida. En algunos monasterios taoístas aceptan la entrada de un candidato una vez ha hecho fortuna. En la India se entiende el proceso del camino espiritual en la última fase de la vida, una vez criados los hijos.

En occidente la espiritualidad se vende fácilmente a la gente joven o inmadura. Ante la dificultad de construir una identidad, problema psicosocial muy actual, las promesas fáciles y atractivas son el mejor señuelo.

El placer después de cualquier técnica se equipara con el placer de tomar una coca cola, se puede haber llegado a ella por sugestión y estar en peligro de adicción.
Toda práctica necesita de una elaboración de las emociones o cogniciones que nos presenta como nuevas, elementos extraños a integrar en la identidad del sujeto.
Cabe denunciar la poca conciencia y respeto que existe sobre este tema. Se le da más valor al efecto inmediato, sugestivo y prometedor que a las consecuencias a veces peligrosas de estos procesos que por un lado tienden a desestructurar, con los posibles desencadenantes psicóticos y otras veces a reestructurar de forma rígida (sectas).

Muchas veces se parte de un mito, matar al ego. En los casos más suaves el mito consiste en desenmmascarar los engaños del ego. Es un tema confuso que polariza en nuestro interior dos seres, uno más espiritual al que se le asocian los buenos momentos y un ego como la parte oscura que hay que cambiar. Este mito del ego es una forma metafórica de las luchas internas, motores de nuestra construcción como personas. Es a través de querer ser lo que no somos que nos construimos. Es en ese momento que la identidad va adquiriendo una forma más precisa, cuando va apareciendo un sufrimiento enquistado y oculto, no el padecer dinámico del adolescente que saborea ciertos triunfos.

El adulto ya ha armado su defensa (identidad, carácter, hábitos, a veces precariamente) y su defensa le ha limitado. El ego se tiende a asociar con ese aspecto defensivo y limitante olvidando que el ego somos nosotros. No hay unas rejas que retienen nuestro potencial de ser mejores. Nuestro potencial es nuestro ego. Tan solo reconociendo esa unidad interna, aceptando nuestros actos, puede llegar algún cambio (no buscando el cambio).

En los ambientes espirituales se dan estas polaridades del yo-tu evolucionado (ideal) frente al yo-tu no evolucionado (ego) Por mi experiencia estas contradicciones de los procesos de crecimiento personal son alimentados interesadamente (aunque inconscientemente) por los maestros o terapeutas de la espiritualidad. En este orden cosmológico tener seguidores nos hace subir escalones hacia la perfección, generando una gradación, empezando por los comunes, pasando por los discípulos y llegando a los maestros. A veces la cuestión es tener un maestro o inventarlo para no ser un común.

Estos son algunos de los pensamientos que me surgen. Son muchas las dudas que aparecen cuando analizamos estos temas. Con la experiencia cada uno se da sus respuestas.

Si alguien ha conseguido seguirme en esta serie de denuncias se preguntará si yo creo en el camino espiritual. La respuesta es que sí, por supuesto que creo, creo en la intención honesta e inocente de los que buscan estar mejor y en la oferta sensata y consecuente con sus propias necesidades de los que ofertan plazas en el camino de la evolución. Cada uno con su camino. Gráficamente es un problema de peso, ¿qué pesa más a la larga, lo que gano o lo que pierdo? La cualidad del ser humano es la inteligencia "la capacidad de anticiparse a la experiencia".
Estamos en la era cognitiva, hoy construimos la realidad de que cada uno construye su propia realidad.

Xavier Coll.
http://www.concienciasinfronteras.com/

La Meditación Vipassana.


La palabra Vipassana significa literalmente "ver con claridad'. Es una vía para desarrollar cómo ver las cosas ya que tenemos que ser capaces de tener una clara consciencia, una forma de estar presente y observar las cosas sin pensar, sin comentar, sin opinar… sin nada: pura y simplemente observando.

Vipassana es una arma de cómo ver y qué ver. Cómo ver es más importante que qué ver, ya que todas las cosas pueden ser observadas. Vipassana es la vía sobre cómo ver las cosas y, además, sin explicar las cosas que vemos, ya que dejamos que las cosas se expliquen por sí mismas. Esta es la forma de ver.

Vipassana es también una forma de vida, ya que si nosotros vemos las cosas tal como son, aceptándolas por lo que son, y dejándolas ser de acuerdo a la realidad, entonces podemos liberarnos de lo ilusorio. La liberación de lo ilusorio se produce porque se llega a un punto en que nos sentimos decepcionados por muchas influencias y algunas que otras experiencias superficiales.

La idea principal es que Vipassana nos ofrece la manera de ver las cosas correctamente y la libertad de ser, de manera tal que no seamos influenciados por situaciones externas ni internas, sino que estemos mirando, observando y entendiendo. Nosotros, a través del Vipassana, llegamos a comprender las cosas tal como son y entendemos a la gente tal como es. Por lo tanto, no imponemos nuestras ideas particulares sobre ellos: si nosotros mantenemos las definiciones, entonces vemos las cosas y las personas de acuerdo a esas definiciones, en lugar de verlas tal como ellas son. Ver las cosas y las personas desde nuestros conceptos y definiciones es como ver con gafas, con gafas de colores, y Vipassana es precisamente ver sin gafas de colores.


La Práctica de Vipassana

Lo más importante de la práctica de Vipassana supone no envolvernos entre demasiados conceptos, ya que los conceptos pueden influenciamos o bloquear nuestra mente, impidiéndonos ver con claridad.

La vía del Vipassana es muy simple es la vía del descondicionamiento, la vía para llegar a la mente pura natural. Como el Buda dice, la mente es originalmente pura y luminosa, pero se vuelve impura por las impresiones que aparecen a través de los sentidos. Este es un punto muy importante, ya que tenemos sentidos para percibir cosas del mundo y de nuestro interior, y a través de los sentidos accedemos a las impresiones, siendo éstas las que colorean la mente. Si no nos liberamos de estas impresiones o si nos identificamos con ellas, entonces estas impresiones nos influencian
Vivimos en un mundo lleno de impresiones, estamos inundados de canales de televisión, de periódicos, de negocios de información. ¿Cómo no perderse en este mundo repleto de impresiones?

Así es precisamente cómo la gente hace negocios. Nosotros reconocemos el hecho, pero no tenemos por qué permitir que las impresiones nos influyan: disponemos de un espacio nuestro y este espacio es para que nosotros podamos estar.

En el interior del ser humano hay un espacio puro y limpio y nada puede contaminarlo Nosotros vemos algo, miramos las cosas y decimos "me gusta esto", a causa de las impresiones. Entonces nos podemos preguntar a nosotros mismos: "¿en realidad lo necesito? ¿para qué lo quiero? ". Es entonces cuando te colocas en la posición. de realizar la verdadera elección, cuando no permites que las cosas te influyan, porque en realidad eliges desde tu comprensión, tu necesidad o tus impresiones.

Acceder a este espacio en blanco es bastante difícil, ya que es necesario permitir que la mente se vacíe. Para mí existen dos caminos para vaciar la mente:

Uno es bastante natural o normal: se puede ocupar la mente en un objeto, enfocarla en algo, como por ejemplo enfocarla en las flores, dejando que las flores lleguen a ser el objeto de la mente. De esa forma, cuando miras las flores y estás con ellas completamente tu mente se ha liberado de otras cosas. En ese sentido, tienes a tu disposición un espacio enorme para ver, experimentar, para mirar dentro y mirar afuera. La flor no es un obstáculo, porque simplemente es el punto a enfocar. Hay un solo sentido.

El otro camino es enfocar la atención en estar presente: estoy presente estando aquí. Mi presencia se expande y expande cuanto más continua y profundamente estoy presente. En este camino mi mente es libre y entonces percibo un inmenso espacio, un espacio en mi cabeza; no siento mi cabeza cargada, enfoco en estar presente. Por ejemplo: estoy con otra persona y estoy relacionándome con ella. Esa persona no es un obstáculo para mi vacuidad: puedo verle, puedo oírle, puedo hablarle.

En la vida diaria es muy importante praticar Vipassana, ya que el mundo que conocemos es muy peligroso, podemos encontramos con el peligro en cualquier sitio y en cualquier momento. Por lo tanto necesitamos estar muy alerta, muy despiertos y percatarnos de las cosas que suceden a nuestro alrededor; poner atención a nuestras relaciones con nuestro entorno, a nuestra manera de ser y hacer actuando, caminando, … a cualquier cosa, de tal forma que estemos totalmente presentes, conscientes de uno mismo, de los demás y del entorno.

Por lo tanto, tenemos estos dos aspectos: estar despierto y estar consciente. Si tenemos una conciencia clara, entonces estaremos preparados para responder de forma más eficiente. Es algo muy útil.

Dhiravamsa

Nacido en Thailandia y con formación monástica, Dhiravamsa es uno de los representantes más creativos del budismo Theravada afincado en occidente.

http://www.dhiravamsa.com/

http://www.concienciasinfronteras.com/

Centro del linaje Kagyü en Argentina.


http://www.kagyuargentina.org/secretaria.htm

Entrevista a Lama Tashi Lhamo




Lama Tashi Lhamo es una reconocida maestra española de meditación, con una gran experiencia en esta materia, de la que imparte cursos por toda España desde hace años. Realizó bajo la dirección de KALU RINPOCHE el largo retiro de tres años necesario para alcanzar la categoría de lama y ha continuado desde entonces perfeccionándose bajo la dirección de KHENPO TSULTRIM GYAMTSO RINPOCHE , uno de los más importantes maestros vivos de la escuela Kagyu del Budismo Tibetano. Viaja Por toda España con un programa de cursos y retiros que tienen lugar tanto en centros urbanos como en lugares apartados que animan al recogimiento. Hace un seguimiento personalizado de los alumnos, con entrevistas y formularios, para tratar de resolver los problemas que se presentan y hacer grupos lo más homogéneos posible, con vistas a una mayor eficacia.

Entrevista realizada por Eusebio Pérez Infantes y Julián Peragón.


Arjuna: Desde occidente nos cuesta reconocer las diferencias, en la forma o en la esencia, de las grandes líneas del budismo, Mahayana, Hinayana… ¿qué nos dirías?¿En realidad hay diferencias muy notables?

Lama Tashi: La diferencia está en la forma de aplicar los medios hábiles o técnicas y en el criterio general. Un ejemplo clásico que ilustra bien la diferencia entre Hinayana, Mahayana y Vajrayana es comparar nuestro estado de confusión con un vaso con veneno. Según el Hinayana, en el cual lo principal es salir de la situación del sufrimiento, las técnicas o medios hábiles están enfocadas a la protección del sufrimiento aplicando la renuncia, se trataría de apartar el veneno de nosotros como algo dañino. A nivel filosófico, en el Hinayana las enseñanzas se enfocan desde la ausencia de identidad del yo, puesto que éste es la raíz del sufrimiento y el medio hábil es la protección respecto a no involucrarse en situaciones de peligro de la vida ordinaria, enfocando ésta en un entorno monacal; de hecho el ideal de vida sería el del monje.
En el Mahayana o gran vehículo hay unos medios hábiles que trabajan de un modo más amplio. Su visión filosófica es también la ausencia de identidad del individuo, pero también añade la ausencia de identidad de todos los fenómenos del universo. Hay un cultivo del amor y la compasión de una manera más amplia o universal. Para llegar a la comprensión de que todos los fenómenos carecen de identidad propia y para entrenarse en el cultivo del amor y la compasión, la involucración en las situaciones de conflicto son necesarias, puesto que el roce con la vida forma parte del entrenamiento del bodhisattva, permitiéndole confrontar su tendencia al escapismo y otras situaciones, ya que si no hubiera ese roce con la vida no habría ocasión para practicar. Volviendo al ejemplo anterior, se compara a beber el vaso de veneno, pero éste no daña al practicante porque tiene el antídoto de que todos los fenómenos son vacuidad (carecen de identidad propia independiente).
Por último, el Vajrayana sería un aspecto del Mahayana en el cual hay unos medios hábiles o técnicas de yoga y otras procedentes tanto del tantrismo como del chamanismo tibetano (recordemos que el Vajrayana adoptó en Tíbet un estilo particular), pero cuya base es la misma que en los anteriores vehículos, es decir, la ausencia de identidad de todos los fenómenos y del yo, así como el cultivo del amor y la compasión de un modo amplio; sin embargo, allí donde el Mahayana entraría a relacionarse con el entorno en el cultivo de la compasión y en la apertura de corazón que le llevaría a madurar la apertura de conciencia y ver la no sustancialidad de todos los fenómenos, en el Vajrayana se añade el criterio de que todo es puro desde el origen. Uno se sitúa, a nivel del resultado, en el cultivo de esa visión pura que es consecuencia de la apertura de corazón y de relacionarse con los obstáculos de un modo distinto (no con aversión, sino como formando parte del camino), surgiendo una ausencia de temor al relacionarnos con las cosas de otro modo. En este caso, se dice que no sólo puedes beber el vaso con veneno (al ser antídoto no hace daño), sino que incluso el mismo tóxico del veneno permite que puedas cultivar todas las realizaciones. Por eso, un símbolo del Vajrayana es el pavo real: se dice que las plumas del pavo real, su color metalizado, provienen de sustancias tóxicas que puede comer el pájaro, mientras que a otros les haría daño.
Lo que hay que comprender es que los tres vehículos no son excluyentes, sino que forman un proceso parecido a esa muñecas chinas que van encajándose una dentro de otra. Un practicante que considere que está en el Vajrayana aplica también las instrucciones del Hinayana y del Mahayana porque también son edades de la persona. Uno no puede integrar ciertas cosas de repente, sino funcionar de un modo más perfeccionista, ya que si nos involucramos de un modo directo, la confusión puede ser más poderosa que nosotros, siendo en este caso lo correcto apartarse de la situación, aunque con la idea de que el aspecto negativo no está en la situación en sí, sino en el modo en que nos relacionamos con ella, utilizando la situación conflictiva no para cultivar la aversión hacia el mundo o hacia otros aspectos negativos, sino ver que es nuestra relación con la situación (como la falta de compasión, de sabiduría) lo que hace que esa persona se aparte.


Eusebio:¿Se puede decir que en el vehículo del Vajrayana es el propio tóxico no que nos libera?

Lama Tashi: El tóxico no libera en el Vajrayana, sino que es incorporado como una cualidad. El practicante sería como un alquimista que puede transformar dicho tóxico. La transmutación viene del enfoque del Mahayana, es decir, de la comprensión de la vacuidad y el amor y la compasión inseparables de la pureza fundamental de todo.


Eusebio: ¿Es esto aplicable a nuestro modo de trabajar los pensamientos en la meditación?

Lama Tashi: Nuestro modo de trabajar con los pensamientos no tiene ese nivel. En el sentido de utilizar la misma lucidez que percibe el pensamiento para incrementar la lucidez puede estar conectado, pero no es lo mismo, puesto que esto serían prácticas más avanzadas.


Eusebio: Tú enseñas a tus estudiantes la meditación Shiné desde la perspectiva de prácticas más avanzadas del Vajrayana como el Dzogchen o el Mahamudra. ¿Puedes hablarnos sobre ello?

Lama Tashi: Trabamos con el Shiné desde una perspectiva más avanzada porque estamos potenciando la experiencia de la apertura y la claridad durante el proceso, así como la interrelación de los medios hábiles, que es un modo que nos acerca a la experiencia. En este caso potenciamos el amor y la compasión unida a la comprensión de no sustancialidad. Igualmente, para comprender la no sustancialidad también nos basamos en la lucidez desnuda de etiquetación. Todo esto son instrucciones de prácticas más avanzadas que el Shiné. Puedes acercarte a una práctica desde un criterio u otro y el que nosotros estamos trabajando es el Vajrayana. La manera de dar las instrucciones son del Vajrayana.


Arjuna: Para nuestra mente inquieta, la disciplina de sentarse en meditación es un suplicio. ¿Qué pasos básicos aconseja la meditación Shiné para iniciarse en
esta vía?


Lama Tashi: Eso siempre le pasa a todo el mundo que se sienta a meditar por primera vez. Lo que hay que hacer primeramente es seguir las instrucciones de alguien que tenga experiencia y mirar cómo te relacionas con la experiencia de estar sentado; por ejemplo, ¿de dónde viene la irritación? Muchas veces la irritación tiene que ver con el rechazo; en ese caso habría que cambiar el rechazo por un antídoto, como es la tolerancia y el abrir. Contra más abres, menos suplicio o irritación hay pues ésta viene de la lucha contra lo que aparece (normalmente el rechazo del pensamiento).
Pero si no hay que rechazar el pensamiento, ¿quiere esto decir que hay que dejarse llevar por los pensamientos? No, esto sería una distracción. ¿Qué tengo entonces que hacer? Hace falta un instructor; éste te va a decir que aproveches la irritación para darte cuenta de cómo te relacionas con los pensamientos para que cambies la manera de relacionarte con ellos.


Eusebio: Tu método trabaja simultáneamente el cultivo de la atención con un reconocer desnudo de etiquetación. ¿Hay que incorporar el movimiento de los pensamientos en la meditación? Alguna vez has dicho que lo realmente importante no es tener la mente en calma, sino descubrir la mente; sin embargo, ¿no es el objeto de la meditación llegar a la quietud o calma mental? ¿Cómo integrar el movimiento de los pensamientos dentro de la supuesta calma? En tus enseñanzas dices que el surgimiento del pensamiento y la sabiduría que reconoce son simultáneos...

Lama Tashi: La práctica del Shiné es muy importante porque permite estabilizar la mente. Un ejemplo tradicional es comparar la mente al océano y los pensamientos al oleaje que hay en el océano. La práctica de Shiné consiste en serenar el océano. Para alcanzar esa serenidad, si vamos con la idea de que calmar la mente como si las olas que surgen en la mente son diferentes de la propia mente, nos lleva a un error; es decir, a buscar una calma en la cual el pensamiento y el espacio en que éste surge son considerados como algo diferente. Esto lleva a prácticas en la cual aparece una calma artificiosa que no está unida a la sabiduría que reconoce que el pensamiento es como una ola y la mente es el océano, es decir, mente y pensamiento son lo mismo. Esto es fundamental.
¿Por qué dice la Lama que no hay que ir a buscar la calma? Porque ir a buscar la calma es ir a buscar un pensamiento o idea a propósito de la mente. Cuando se parte de esa idea, uno rechaza lo que ve: si lo que ve son pensamientos, rechaza el pensamiento porque persigue una idea de lo que tiene que ser la meditación y fácilmente cae en procesos de retención de pensamientos o de intentar vaciar la mente de pensamientos. Ambos son errores. ¿Por qué? Porque el pensamiento es la claridad misma de la mente, y la naturaleza de la mente es claridad.


Eusebio: ¿Por qué hace falta serenar la mente?

Lama Tashi: Serenar la mente es extremadamente importante, puesto que nos permite descubrir cuál es la naturaleza de la mente, es decir, qué es el pensamiento, qué es el espacio donde éste surge y cómo surgen los pensamientos. Ambas cosas tienen que ir unificadas. Hay que llegar a un estado de serenidad a través de la sabiduría que ve. Esta necesaria porque sin ella la mente es incapaz de penetrar en estados de profundidad en la meditación, y se quedaría en la superficie de la distracción del pensamiento. Sin embargo, un practicante avanzado, aunque descubra de vez en cuando un pensamiento, no se distrae, pues es capaz de utilizar la misma lucidez que ve el pensamiento para incrementar la lucidez de la práctica de la meditación, ya que unifica la lucidez con el espacio. Pero ésta no es la forma de meditar de un principiante. Para el principiante que considera que el pensamiento, el que piensa y el espacio en que surge son distintos, cualquier pensamiento que surja le atrae y se involucra en él. Entonces ve la ola pero no ve el océano; si viera que la ola surge en el océano y que ambos son lo mismo, no habría realmente distracción, sino que habría conciencia o sabiduría de la no separación entre el que ve el pensamiento y el espacio.
Las instrucciones que doy son Shiné para serenar la mente porque gracias a ello la mente se vuelve más dócil y nos obedecerá en las propuestas que le demos. Por ejemplo, si decimos, "lleva la atención al canal central", se situará en dicho canal, y así en las diferentes prácticas. Sin embargo, no solamente será dócil, sino que por el modo que tenemos de trabajar hay paralelamente una comprensión vivencial de cómo es la mente. Esto es extremadamente importante. Uno ve cómo surgen los pensamientos, por qué surgen, cómo surge la agitación, cómo aprovechar la energía del pensamiento, cómo quedarse en la apertura clara de la mente, cómo integrar el movimiento como siendo parte de la naturaleza de la mente..., todo eso es fundamental para un meditador porque de lo contrario no descubre lo que es la mente en sí.


Eusebio: ¿Y es así como empiezas a trabajar con tus estudiantes?

Lama Tashi: Exactamente. Por eso el tipo de enfoque que damos es un Shiné que está impregnado de enseñanzas Mahamudra y Dzogchen. Cuando la mente sea dócil y pasemos a Vipasana o a otras prácticas superiores, el estudiante tendrá a la vez la sabiduría de haber vivenciado no solamente un estado de calma en el sentido de aquietamiento, pues hay muchas cosas que pueden calmar la mente, como recitar muchos mantras, una buena sesión de yoga, etc., pero no sólo se trata de aquietarla o despejarla: se trata de comprender directamente a nivel vivencial lo que es la mente. Podríamos leer un libro o un tratado sobre meditación, pero leer un tratado y vivenciar no es lo mismo. Vivenciarlo en ti es lo que te libera, porque ves y, cuando empiezas a ver, es como el que ve el truco a un ilusionista. Cuando se unifica la sabiduría que ve con la habilidad del entreno (la docilidad a la que va acostumbrándose la mente), acabamos desembocando en un Shiné con conocimiento, muy unificado a Vipasana, que es la práctica que viene a continuación.


Eusebio: Algunos estudiantes que asisten a tus cursos por primera vez te preguntan por qué no empezar a meditar directamente sin soporte o por qué no comenzar antes con la meditación Vipasana. ¿Esto está conectado con lo que has explicado?

Lama Tashi
: Naturalmente. Es muy fácil confundir la calma con estados de evasión o de sopor sutil. Si un principiante empieza a meditar directamente sin soporte, no descubre lo que es el sopor sutil y lo que es la evasión. Pero si tienes la propuesta de tener la atención en el soporte, ésta te muestra si caes en la evasión (porque en este caso no hay conciencia del soporte) o si caes en el sopor sutil (en este caso ves el soporte de una manera turbia). La conciencia de estar atento al soporte permite que el aspecto de la claridad no se descuide.


Eusebio:¿La claridad tiene que ver con el movimiento? ¿Qué relación hay entre el espacio abierto y la claridad?

Lama Tashi: La claridad es también movimiento. El espacio y la claridad son lo mismo, es la apertura del desbloqueo de la lucidez; y este desbloqueo incluye movimiento, o sea, es el aspecto de energía del espacio (también podríamos descubrirlo como el juego creativo de la claridad).


Eusebio: Si los pensamientos son claridad y movimiento, ¿quiere esto decir que es positivo que se presenten pensamientos en nuestra meditación?

Lama Tashi: Hay que reposar y gozar de la claridad del pensamiento, no cabrearse con los pensamientos. En la práctica del Shiné no importa el contenido del pensamiento. Lo que hay que descubrir es que debido a nuestra relación con la apariencia del pensamiento que surge, da la ilusión de que el pensamiento y el que lo percibe son autónomos. En cuanto surge la conciencia del pensamiento, y nos apegamos a la claridad que percibe, aparece el pensamiento (lo percibido) como si fuera algo autónomo. A continuación, parece que hubiera una cierta distancia o relación con lo que ves, y aparece entonces el apego y rechazo, la etiquetación conceptual, etc., pero todo ese proceso pasa por alto para nosotros normalmente, pues confundimos la etiquetación con la sabiduría, creyendo que aquélla es la inteligencia que ve y que el pensamiento es algo autónomo o diferente del que lo ve y del espacio en el que surge.
Por tanto, cuando una persona está meditando en Shiné, no se trata sólo de serenar el movimiento, sino de descubrir el proceso que hemos descrito. Descubrir este proceso es lo que libera la mente en el seno de la claridad serena. Una vez sucede esto, se puede pasar a niveles superiores de práctica en los cuales uno descubre que el que percibe y lo que es percibido no son autónomos, siendo capaz de dejar la lucidez libre de separación. Cuando además fusionamos esa lucidez con el espacio en tanto que no ejerce ninguna posesividad sobre el proceso de lucidez, entonces es cuando se puede empezar a vivenciar que el movimiento, el espacio y la claridad son a la vez. Si a la sensación de ilusión que nos da la apariencia del movimiento que parece que se manifiesta en un sitio y desaparece en otro, te das cuenta que es una ilusión, esa sensación desparece.


Eusebio: “Es entonces, al reconocer que todos los fenómenos son una manifestación de la clara luz de la mente cuando trascendemos la separación entre samsara y nirvana”, son palabras de tu maestro (Khenpo Tsultrim Gyamtso Rimpoché).

Lama Tashi: Exactamente. Consecuencia de esto es una habilidad en poder entrar dentro del movimiento emocional, dentro del juego de la propia mente. Uno cambia su manera de relacionarse con las cosas y es capaz de utilizar la confusión en el sentido de que puede ver que el mismo movimiento de la emoción (la sensación de que hay alguien a quien le está pasando eso) no es más que un juego de la mente. Sin embargo, con esto no estamos diciendo que no exista. La tendencia hacia el eternalismo, que es la fijación en la creencia de que las apariencias son autónomas y que exiten por sí mismas, no es sustituida por una idea de que las cosas no existen (nihilismo); lo que uno descubre es el no bloqueo del juego claro de la conciencia y, en el seno de este juego de la apertura, aparecen todas las cualidades propias de la mente despierta (amor, compasión y todas las cualidades que son parte de la naturaleza básica del ser).


Arjuna:¿Pero en realidad qué ocurre en esa experiencia cumbre de realización si es posible ponerla en palabras?

Lama Tashi: Hemos hecho un intento de poner en palabras, pero esto es peligroso porque damos de nuevo un objeto de referencia a la mente conceptual o intelectual, que intenta de algún modo poseer la experiencia a través de una idea. Esto es imposible porque la experiencia real trasciende ese proceso de la mente dual de conceptos. Lo único que podemos decir es -como ya hemos apuntado- que se trata de un estado de desbloqueo de la lucidez, de las cualidades claras de la conciencia, la lucidez de que estas cualidades son dinámicas..., de igual modo que en un rayo de luz hay todos los colores del arco iris, cuando hablamos de claridad incluimos el juego de todas las cualidades de la conciencia.


Arjuna: Cuando iniciamos un camino espiritual entramos a menudo desde nuestro ego. Nos imaginamos el nirvana o la iluminación como un paraíso que no es más que el ideal del propio ego, de los propios sueños.

Lama Tashi: Exactamente es así. El descubrir esto está muy bien; es el primer paso para acercarte a la auténtica experiencia: el descubrir la diferencia entre imaginar algo y la realidad desnuda. La auténtica realidad es la realidad desnuda, "es lo que es". Entonces, en el camino espiritual, uno tiene que ir abandonando cualquier idea a propósito de "lo que cree que es", tanto en la expectativa de alcanzar algo como en los temores de no alcanzar (esto aparece a menudo en los textos budistas). El mismo proceso del sendero va limpiando las ideas que uno tiene sobre el sendero; es decir, yo ahora estoy hablando de una manera muy técnica, o intento explicar cosas, y paralelamente te das cuenta que el método, o el sendero, o las explicaciones, no son la experiencia en sí; no es nada más que un modo indicativo o algo que te ayuda a situarte, pero la experiencia en sí es natural en el sentido de que no es fabricada; desde luego, el camino espiritual no la fabrica, simplemente te marca una metodología para descubrir cosas y en ese descubrir vas abandonando toda idea o proyección respecto a aquello que quieres descubrir.
¿Y cómo se consigue esto? Cada paso que das te va mostrando que el sendero es así, que es el irse desnudando de ideas o confusión respecto al camino o respecto a uno mismo.
Con esto me refiero – como bien dice Arjuna - al sentido de confundir la iluminación con los propios sueños (por eso uno de los libros que recomiendo leer es Más allá del materialismo espiritual, de Chögyan Trungpa Rinpoché, pues es fundamental para entender este tema).
Nosotros empezamos a practicar con una tendencia egocéntrica. Éste es nuestro punto de partida, no existe otro. Y a medida que vamos practicando, nos vamos haciendo conscientes de la dispersión con la que practicamos. Al ir liberando esta dispersión, la práctica te va acercando más a un estado de desnudez. Contra más desnuda es, más cerca estás de la experiencia y cuanto más cerca estás de la experiencia, más te das cuenta que era lo que era, desde siempre. Por otro lado, esto es chequeable; es decir, los pequeños momentos de experiencia que uno tiene, poseen ese mismo sabor, lo que te va asegurando que el sendero que recorres no es una fantasía más, sino que es verdadero.


Eusebio: En tus enseñanzas nos alertas a menudo sobre los peligros de confundir anhelo espiritual con ambición personal, convirtiéndonos en una ardilla que va guardando trozos de naturaleza en su árbol, pero no se abre a la naturaleza (cuando el ego ve un logro también lo guarda en su arbolito). ¿Quiere esto decir que ética y sabiduría hay que trabajarlas de forma conjunta?

Lama Tashi: Efectivamente. La ética tiene que ver con el medio hábil, o sea, con el modo en que nos relacionamos con la situación. Este modo ha de ser a través del amor, la compasión y todas las manifestaciones que salen de él (generosidad, paciencia, etc.). ¿Por qué es esto así? Porque es comunicativo; es decir, esa tendencia a separar el sujeto que percibe y el objeto percibido, así como todo el juego de auto protección del ego a través de actitudes que son más de abrir y de comunicar con la experiencia es más fácil cuando el proceso de sabiduría va acompañado con un soltar nuestra identificación con el ego. Ayuda a reunir las condiciones favorables para que eso aparezca. Y además te ayuda a integrar todo aquello que vas experimentando de una forma progresiva (que normalmente suele ser el aspecto confuso de nuestro interior, como egoísmo, orgullo, celos, etc.); es decir, al comunicar con la experiencia, eres capaz de mirar la esencia de lo que hay de un modo en el cual detrás de esa mirada no hay un afán de destrucción o de aniquilar (eso sería un aspecto de aversión). Ese aspecto de abrir es, por un lado, un antídoto al aferro que da solidificación a las cosas y, por otro lado, un antídoto a la aversión que intenta apartar las cosas, solidificándolas también.


Arjuna: Quizás, desde la perspectiva de la meditación, el ego es un instrumento y no hay que destruirlo ¿Cuál es la función del ego para que no interfiera con
nuestra esencia?


Lama Tashi: Ya que desde el principio el ego no tiene existencia propia, no se puede destruir. No obstante, la cuestión a comprender radica en que el ego es una falsa percepción. El ego desaparece en un momento determinado, pero mientras está presente, en tanto que distorsión, es utilizado para descubrirlo, ya que el ego también es un síntoma que te muestra dónde está la distorsión. Es decir, la misma presencia del ego como proceso en sí nos muestra dónde investigar; pues si no contáramos con ese síntoma, no sabríamos dónde investigar. Esta investigación te lleva a ver que el ego no es nada más que un juego ilusorio, una aprehensión, un aferro que uno hace sobre una serie de situaciones o movimientos internos, dando la impresión de que hay alguien ahí. Por tanto, cuando se dice que hay que utilizar el ego durante el sendero, no se refiere a apoyarse en él para ir a otro sitio, sino a utilizar el mismo proceso para descubrirlo, pues es precisamente el ego el que te pone el lastre de descubrir lo que son las cosas. Cualquier momento de lucidez o toma de conciencia de algo, así como la sensación de que hay “alguien ahí que está siendo lúcido”, es precisamente el origen del proceso del juego ilusorio de la dualidad. ¿Qué habría que hacer? Mirar dónde está “ése [sujeto] que parece que está siendo lúcido o consciente” de algo y descubrir que no se descubre nada [risas]. Cuando nos dicen “investiga y descubre algo”, parece que tenemos que descubrir “algo” que podamos señalar con el dedo o coger con la mano; sin embargo, generalmente la investigación te lleva a descubrir que no hay nada que encontrar. Esto está muy bien, porque no tienes nada nuevo a qué cogerte. Entonces se fusiona el ver con el no encontrar, y ese no encontrar te ayuda a mirar de un modo un poco más amplio (y, como en la meditación, encontrarte con el espacio abierto).


Arjuna:¿Cómo puede ayudar las diferentes líneas de psicoterapia a la espiritualidad? ¿pueden complementar los métodos tradicionales de trascendencia?

Lama Tashi: La psicoterapia es muy útil. A muchas personas que empiezan la meditación les iría muy bien complementarla con la psicoterapia, ya que ayuda a ver patrones. Pero el problema surge cuando se solidifica el origen de donde surgen los patrones, pues en ese caso éstos no se puede liberar del todo.
Los métodos tradicionales de trascendencia ayudan a llevar un poco más lejos la psicoterapia, la cual es de por sí muy hábil para descubrir procesos del ego.


Eusebio: ¿Le falta a la psicoterapia el componente contemplativo propio de un camino espiritual?

Lama Tashi: Sí, le falta el aspecto de sabiduría (no porque sea estúpida, pues la psicología es muy inteligente) en el sentido de descubrir la ausencia final de identidad de los patrones, ya que al buscar un origen del patrón se solidifica – el patrón no es nada más que una interrelación, un aspecto que aparece, pero no es algo sólido en sí, es un juego más de la conciencia-. Esto no quiere decir que no haya que buscar un origen, pero sí ver que lo que te pasaba de niño y que ahora te condiciona puede servir para descubrir que estás relacionándote con las cosas a través de un patrón y eso te ayuda a liberarte; sin embargo, muchas veces lo que se hace es justificar la acción porque uno tiene un patrón y entonces éste se solidifica de nuevo y se encuentra la causa (“la causa de tal cosa era que me pasó tal otra de niño”), pero de hecho estás perpetuando ese encarcelamiento, ese sufrimiento, debido al aferro al pensamiento de ese recuerdo, volviendo a redefinir el ego en relación al patrón. Creo que lo ideal sería la combinación de las dos cosas; es decir, para una persona que tenga problemas está bien que haga psicoterapia para descubrir el encadenamiento de una serie de patrones, pero hay que ir más lejos, hasta que descubra que ese encadenamiento en sí, a nivel último, no tiene sustancia, y sea capaz de soltarse. Eso es lo ideal.


Arjuna:¿El terapeuta aquí en occidente se ha convertido en una especie de gurú? Tal vez es necesario clarificar términos. Nos preguntamos si es imprescindible el maestro en el camino espiritual y qué relación como occidentales podemos guardar con él/ella?

Lama Tashi: El terapeuta es un tutor y en cuanto te ayuda a salir de la confusión y te hace un bien, sientes un agradecimiento y un respeto sanos hacia él. Pero otra cosa es el gurú. Ya sabemos cómo es el mercado espiritual y los engaños tan fuertes que hay en él. Ahí esta la responsabilidad del terapeuta: si ve que se mezclan neurosis dentro del proceso de la relación, tendrá que ir limpiando dicho proceso, igual que tendría que hacer un maestro.


Eusebio: ¿Hasta que el estudiante va descubriendo ese maestro en su propio interior...?

Lama Tashi: Sí. De hecho, en el contexto budista se dice que el maestro y el discípulo son inseparables y que el maestro ayuda al alumno hasta que va reconociendo la inseparabilidad entre ambos. Esto hay que entenderlo bien: es un proceso de reconocimiento, no de tratar de erigirse el discípulo en el maestro, sino que a medida que el estudiante va descubriendo que su ego no es real, se encuentra con la naturaleza básica del despertar presente en su interior y ve que el maestro hacía de espejo de eso todo el tiempo; descubre que el maestro tiene la misma naturaleza que él, que son lo mismo, pero no hay ningún juego del ego detrás de este proceso. Esto va acompañado de un amor y un agradecimiento extraordinario.


Eusebio: ¿Esta devoción o amor incondicional se extiende hasta el resto de la realidad?

Lama Tashi: Exactamente. A todos los seres. Al descubrir lo que es el maestro, lo ve en todos sitios (en su interior, en el exterior..., y eso coincide con lo que hablábamos del Vajrayana sobre la visión pura de la realidad).


Eusebio: ¿Qué le dirías a una persona que medita por su cuenta, sin la guía de un maestro?

Lama Tashi: Que es muy fácil errar y perderse. Es como quien se mete en un desierto y no tiene ningún guía que conozca el camino. La mente es muy juguetona. Como decía Muktananda, la mente es a la vez el policía y el ladrón o, en nuestro caso, es el terapeuta y el paciente. Es muy fácil confundirse. Por otro lado, meditar es un trabajo bastante sutil y, como todavía hay muchas ideas equivocadas acerca de la meditación, hace falta un tutor que esté bastante entrenado.


Eusebio: según las enseñanzas del Vajrayana “la clara luz de la mente es una experiencia directa que realiza el yogui cuando trasciende la dualidad sujeto-objeto, pero esta vía no puede ser objeto de enseñanza porque la naturaleza de la mente está más allá de las palabras y es inaprensible por el pensamiento; es por eso que sólo pueden ser recibidas gracias a la transmisión directa de la influencia espiritual de un lama a su discípulo animado de confianza y devoción” (son palabras de tu maestro, Khenpo Tsultrim G. Rinpoché). En la sociedad actual no se comprende muy bien este tipo de experiencia...

Lama Tashi: es una experiencia directa. Es como caer en la cuenta de algo cuando estás meditanto, pero en este caso más intensamente. Te pasa sin ninguna idea de que te vaya a pasar, es espontáneo, sucede sin más. Es un reconocimiento, caer en la cuenta de algo.


Arjuna: A la luz de nuestro momento, de nuestra época actual llena de convulsiones sociales, guerras, globalización, poder, etc, ¿cómo interpretar las Cuatro Nobles
Verdades que hablan del sufrimiento?


Lama Tashi: Como en cualquier otra época [risas], porque forma parte de la situación básica del individuo. Las épocas no cambian en este sentido. Recordemos que las Cuatro Nobles Verdades (la toma de conciencia del sufrimiento, ver cuál es la causa del sufrimiento, comprender que hay una salida y que hay un camino) forman parte de la estructura básica de la confusión, siempre ha estado presente en las diferentes épocas. Nuestra época no es distinta a ese nivel.


Eusebio: Hablando de la cuarta noble verdad, ¿qué camino hay en nuestra época para salir del estado de confusión?

Lama Tashi: Para salir del estado de confusión hay que conectar con una vía espiritual que sea auténtica. Conectar con ésta depende del mérito acumulado en vidas pasadas. Cultivar una actitud que permita generar ese mérito es importante; es decir, una actitud en la que haya un interés por el beneficio de todos (no solamente de uno mismo) y una actitud de querer dejar de dañar a los demás y de entrenarte en hacerles el bien: esto es empezar a acumular energía positiva. Esa acumulación de energía positiva ayuda a que los velos vayan disminuyendo en tu mente y, cuando aparezca una persona o alguien que te haga entrar en contacto con un camino espiritual, ese mismo anhelo de clarificación y de hacer el bien hacen que sientas atracción por el sendero espiritual. Empiezas a recorrer ese sendero chequeando siempre si tu motivación ha sido la buena o no. Y de ese modo vas recorriendo el sendero, notando de dónde surge el sufrimiento (del aferro al yo, de la ignorancia, etc.)


Eusebio: ¿Se puede recorrer el sendero espiritual ayudando, por ejemplo, a las personas que pasan hambre, sin necesidad de practicar ningún tipo de meditación?

Lama Tashi: Claro. Eso también está ahí. Pero hay que tener en cuenta que en el enfoque budista se trabaja no sólo con el amor y la compasión, sino también con la sabiduría, el descubrir o mirar el juego de la conciencia que genera la ilusión de un ego (que es quien entra en todos esos juegos). Por tanto, la salida definitiva del sufrimiento implica esa comprensión vivencial, porque es una vivencia directa. Cuando hay sabiduría, el modo de mirar a los demás es mucho más amplio y poderoso. Hay que crecer en ambos aspectos: compasión y sabiduría. Como dice el maestro Götsangpa en un cántico cuando habla de la compasión [se refiere a “Melodía de los ocho giros de la lanza”]: “agotadas las ambiciones egoístas nacen las olas de amor libres de conflicto, sin tristeza de desánimo o interés personal: estas cosas liberan la compasión, que “es como una lanza que libremente ondea en el espacio”. Respecto a “las olas libres de conflicto”, Khenpo Tsultrim Rinpoché comentó hace poco que nuestro amor y compasión en la actualidad está lleno de conflicto. Un ejemplo de esto es que normalmente sentimos compasión por la víctima pero no sentimos igual compasión por el verdugo. Si nuestra compasión de ayudar a las personas que pasan hambre (o cualquier otra) va combinada con madurez espiritual y sabiduría, nuestra acción compasiva tendrá un poder y una capacidad de acción inmensa.


Eusebio: ¿La sabiduría tendría que ver con el hecho de ser capaz de generar compasión también hacia el verdugo?

Lama Tashi: Sí, pero esta sabiduría se refiere a la comprensión de los procesos de la conciencia que hemos explicado antes. Es entonces cuando la sabiduría desbloquea la compasión, trascendiendo la idea de un ego involucrado en el proceso de la compasión. No es algo que te esté pasando a ti en relación a algo, sino que tú mismo encarnas la compasión no conceptual de un modo completamente ecuánime, tú “eres compasión”.


Eusebio: Cada vez va más gente a los cursos de meditación. ¿Esto quiere decir que vivimos en una época más consciente?

Lama Tashi: No sé si es más consciente; lo que sí siento es que las tradiciones del Tai Chi, Yoga, Chi Kung y otras que han empezado hace unos cuantos años en occidente y que van cogiendo mucho prestigio está ayudando a que la población en general tenga menos miedo hacia lo oriental. Eso ha preparado el terreno para la meditación. También hay que tener en cuenta la figura del Dalai Lama que en el contexto del Budismo Tibetano se ve como alguien muy cercano y no suena como algo estrambótico o estrafalario. Todo eso va quitando temores hacia la práctica de la meditación. Además, el hecho de tener nuestras necesidades materiales más o menos cubiertas, hace que las personas empiecen a notar que hay un hueco ahí (el hueco de la espiritualidad) y se acercan con menos temor al Budismo. Por otro lado, el Budismo se plantea de una manera en la cual no hay conflicto con el contexto en que uno vive ni con las tradiciones espirituales autóctonas. El Budismo, como ocurre en el Yoga o el Tai Chi, se presenta como una vía de conocimiento interior que no entra en contradicción con tus creencias (ya seas cristiano, ateo, etc.). Es una manera de acercarse a la espiritualidad muy sosegada, sin necesidad de creer nada “a priori”, sin separaciones entre lo sagrado y la vida normal, entre el aspecto de psicología (en tanto que investigación racional) y espiritualidad, etc. Parece como si todo se estuviera colocando un poco en su sitio para aprender a meditar. Pienso que ahora hay más gente abierta a este tema porque se han perdido los prejuicios y tabús y, además, porque es un sendero espiritual muy integrador. ¿Tú que opinas? [risas].


Eusebio: Opino que la meditación es como un arte. Ese anhelo del que hablabas antes yo lo buscaba en el arte, que es como un inmenso bosque que, cuando se enriquece con la práctica de la meditación, se abre de par.

Lama Tashi: A mí me pasó eso que dices, ese perfume que sentía cuando veía una obra de arte era como una llave que se abría o una señal que me estaba haciendo. Ya he entrado en ese campo que me estaba señalando. Es una preciosidad esto.


Eusebio: La meditación es algunas veces un engorro, un trabajo, pero un trabajo gozoso.

Lama Tashi: Para los que nos ha picado el mosquito éste sí [risas].


Arjuna:¿Cómo cultivar la ecuanimidad cuando el deseo, el miedo, la ilusión, el poder, el éxito están tan presentes en nuestra sociedad?

Lama Tashi: Esto conecta con lo que hemos dicho antes. La meditación ayuda mucho a eso porque te hace distinguir lo que es importante de lo que no lo es. Lo banal va cayendo por sí solo, así como el deseo, el miedo, el poder, el éxito..., todo eso va perdiendo importancia. En esa espaciosidad interna, la ecuanimidad va ganando terreno. Pero hay que distinguir entre ese proceso de maduración y el “tomar posturas”, todos somos muy aficionados a “ejercer de”. Pero no se está hablando de eso, sino de un proceso real, y todo proceso real implica crisis, tomar conciencia respecto a cosas que quizá no te agradan: encontrarte con el deseo, el miedo, la ilusión el poder, como decíamos antes cuando hablábamos de utilizar el ego para notar la dispersión; pues aquí igual, no se pega un salto a la ecuanimidad ignorando el deseo, el apego, etc. [risas], sino viéndolos, vivenciándolos y dándote cuenta que generan sufrimiento y que la auténtica felicidad no está conectada con esto. De un modo natural va saliendo la renuncia y en esa renuncia va abriéndose algo y esa ecuanimidad surge de esa apertura.


Arjuna: ¿Cómo fue su experiencia de hacerte lama? ¿Encontraste el camino de forma fortuita o sentiste el destino abriendo paso? ¿Las mujeres lama lo tienen más
difícil dentro de una jerarquía tradicionalmente masculina?

Lama Tashi: No tenía ninguna intención de hacerme lama ni nada de esto. No sabía ni lo que era eso. Encontré el Budismo a través de mi maestro en India [se refiere a Kenpo Tsultrim Gyamtso Rinpoché]. No sabía nada de Budismo, pero cuando lo encontré a él y empecé a escuchar enseñanzas sobre Budismo sentí que conectaba con algo muy profundo de mi ser, que era algo como si fuera mi propia familia. Es lo que estaba sintiendo y que vivenciaba a través del arte, pero no sabía expresarlo de una manera tan clara como cuando encontré las enseñanzas del Mahamudra, etcétera. Después de hacer el retiro de tres años y tres meses, en clausura, fui a Nepal. Mi intención era quedarme practicando allí junto a mi maestro, pero las circunstancias no me lo permitieron; tuve que volver a España y, durante cuatro o cinco años, estuve alejada de Khenpo Tsultrim por diferentes circunstancias adversas que se iban presentando. Entonces fue cuando empecé a dar enseñanzas. Al ver que lo poco que sabía podía servir para algo, fue para mí un gran sosiego espiritual. Poco a poco, de una manera instintiva, fue fusionándose todo (el aprendizaje del retiro con las vivencias que estaba experimentando, las adversidades, etc.), y apareció la oportunidad de las enseñanzas que estoy impartiendo ahora. Me he dado cuenta que fue precisamente la bendición del linaje lo que me puso en ese lugar, y que era necesario todo aquello que pasó.
Entonces, respecto a la pregunta de si encontré el camino de forma fortuita o si fue el destino abriéndose paso... las dos cosas a la vez.


Arjuna: ¿Las mujeres lama lo tienen más difícil dentro de una jerarquía tradicionalmente masculina?

Lama Tashi Lhamo: Sí si estás dentro de la jerarquía [risas]. Poco más habría que decir. Si no lo estás, pues no tanto. Además, yo tengo un gran apoyo de mi maestro y, como funciono de una manera autónoma, no me encuentro con esos problemas en la actualidad; pero si estuviese en contacto con la jerarquía eclesiástica, sí se nota que hay como una discriminación que poco a poco va desapareciendo. Hay que tener en cuenta que el contexto en el que nace el Budismo es una sociedad bastante medieval comparada con la occidental. Nosotros mismos, en occidente, tampoco somos muy ecuánimes respecto al hombre y la mujer. Hasta hace poco, en la época de nuestras madres, para conseguir el pasaporte tenías que tener el permiso del marido. Y muchas otras cosas. Y eso fue antes de ayer. Es lo que pasa; sí, sí hay esto, pero por otro lado, como el Budismo es tan extremadamente abierto en sí, como mentalidad, permite una fluidez en el cambio que a lo mejor otras tradiciones no la tienen. O sea, que quizá en diez o quince años de integración del Budismo en occidente es capaz de evolucionar con rapidez, integrando nuevas formas de vida que quizá a otra creencia le costaría más.


Arjuna: ¿Entonces qué le dirías a las mujeres que se inician en el Budismo o en un camino espiritual?

Lama Tashi: Pues lo mismo que a los hombres [risas]. Nada más. Que descubran la auténtica naturaleza de su mente y que trabajen para cambiar las tendencias negativas en tendencias positivas. Y eso es todo. No hay ninguna diferencia. Es lo mismo.


http://www.lamatashi.org/

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Declarado el hombre más feliz del planeta. : )




Es más feliz que usted, seguro. Mucho más. Matthieu Ricard obtuvo una nota inalcanzable en un estudio sobre el cerebro realizado por la Universidad de Wisconsin (EEUU). Los especialistas en neurociencia afectiva le nombraron «el hombre más feliz de la Tierra». A sus 61 años, quien hoy es asesor personal del Dalai Lama tiene una vida digna de un guión de cine. Biólogo molecular, hijo de un filósofo ateo, dejó su carrera por abrazar al budismo.


Por David Jiménez, FotografÍas de Neema Frederic


¿Una bonita casa en la playa? Matthieu Ricard prefiere el monasterio apartado de toda civilización donde vive, en las montañas de Nepal. ¿Una cuenta bancaria boyante? Ha entregado todo el dinero de las ventas de sus libros a la caridad. ¿Quizá un matrimonio bien avenido o una excitante vida sexual? Tampoco: a los 30 años decidió acogerse al celibato y dice cumplirlo sin descuidos. En realidad, Matthieu Ricard carece de todas las cosas que los demás perseguimos con el convencimiento de que nos harán un poco más felices. Y sin embargo, este francés de 61 años, biólogo molecular hasta que decidió dejarlo todo y seguir el camino de Buda, es más feliz que usted y yo. Mucho más feliz. El más feliz.

Científicos de la Universidad de Wisconsin llevan años estudiando el cerebro del asesor personal del Dalai Lama dentro de un proyecto en el que la cabeza de Ricard ha sido sometida a constantes resonancias magnéticas nucleares, en sesiones de hasta tres horas de duración. Su cerebro fue conectado a 256 sensores para detectar su nivel de estrés, irritabilidad, enfado, placer, satisfacción y así con decenas de sensaciones diferentes.

Los resultados fueron comparados con los obtenidos en cientos de voluntarios cuya felicidad fue clasificada en niveles que iban del 0.3 (muy infeliz) a -0.3 (muy feliz). Matthieu Ricard logró -0.45, desbordando los límites previstos en el estudio, superando todos los registros anteriores y ganándose un título –«el hombre más feliz de la tierra»– que él mismo no termina de aceptar. ¿Está también la modestia ligada a la felicidad? El monje prefiere limitarse a resaltar que efectivamente la cantidad de «emociones positivas» que produce su cerebro está «muy lejos de los parámetros normales».

El problema de aceptar que Ricard es el hombre más contento y satisfecho del mundo es que nos deja a la mayoría en el lado equivocado de la vida. Si un monje que pasa la mayor parte de su tiempo en la contemplación y que carece de bienes materiales es capaz de alcanzar la dicha absoluta, ¿no nos estaremos equivocando quienes seguimos centrando nuestros esfuerzos en un trabajo mejor, un coche más grande o una pareja más estupenda?

Los trabajos sobre la felicidad del profesor Richard J. Davidson, del Laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Wisconsin, se basan en el descubrimiento de que la mente es un órgano en constante evolución y, por lo tanto, moldeable. «La plasticidad de la mente», en palabras del científico estadounidense, cuyo estudio es el quinto más consultado por la comunidad investigadora internacional.

Los científicos han logrado probar que la corteza cerebral izquierda concentra las sensaciones placenteras, mientras el lado derecho recoge aquellas que motivan depresión, ansiedad o miedo. «La relación entre el córtex izquierdo y el derecho del cerebro puede ser medida y la relación entre ambas sirve para representar el temperamento de una persona», asegura Ricard, que durante sus resonancias magnéticas mostró una actividad inusual en su lado izquierdo.

Los neurocientíficos americanos no creen que sea casualidad que durante los estudios llevados a cabo por Davidson los mayores registros de felicidad fueran detectados siempre en monjes budistas que practican la meditación diariamente. Ricard lo explica en la capacidad de los religiosos de explotar esa «plasticidad cerebral» para alejar los pensamientos negativos y concentrarse sólo en los positivos. La idea detrás de ese concepto es que la felicidad es algo que se puede aprender, desarrollar, entrenar, mantener en forma y, lo que es más improbable, alcanzar definitivamente y sin condiciones.

Éxtasis mental. Lograr el objetivo de la dicha no es fácil. Ricard ha escrito una decena de libros –estos días combina sus retiros espirituales con la promoción de su obra Happiness en el mundo anglosajón– y cientos de artículos tratando de mostrar el camino y, aunque la mayoría de sus obras se han convertido en éxitos editoriales, el propio autor descarta que su lectura garantice el éxito. Al igual que un logro en atletismo o en la vida laboral, el cambio sólo es posible con esfuerzo y tenacidad, pero Ricard asegura que todo habrá merecido la pena una vez se alcanza el estado de éxtasis mental que logran los elegidos. En su Defensa de la felicidad (Urano), la traducción de su último libro publicado en España, el monje explica cómo nuestra vida puede ser transformada incluso a través de variaciones mínimas en la manera en que manejamos nuestros pensamientos y «percibimos el mundo que nos rodea».

Es un viaje hacia el interior de uno mismo que Matthieu Ricard recorrió contra todo pronóstico. Nacido en París en 1946, el «monje feliz», como se le conoce en todo el mundo, creció en un ambiente ilustrado. Su padre, Jean-François Revel, fue un reconocido escritor, filósofo y miembro de la Academia Francesa que reúne a la elite intelectual del país galo. Su madre dedicó gran parte de su vida profesional a la pintura surrealista y tuvo un gran éxito antes de convertirse también ella en monja budista. Ricard vivió en su juventud los excesos propios del París de los años 60 y tras terminar sus estudios de secundaria se decidió por las ciencias. Hizo su doctorado en genética celular en el Instituto Pasteur de París y trabajó con el premio Nobel de medicina François Jacob. Parecía destinado a convertirse en uno de los grandes investigadores del campo de la biología cuando le dio a su padre el disgusto de su vida.

El estudio de textos budistas desencadenó una llamada espiritual que le llevó a dejarlo todo. Decidió que el laboratorio no era lo suyo y partió hacia el Himalaya para hacerse discípulo de Kangyur Rinpoche, un histórico maestro tibetano de la tradición Nyingma, la más ancestral escuela del budismo. Era 1972 y las próximas tres décadas de este francés de carácter suave y cultura exquisita –el único europeo que lee, habla y traduce el tibetano clásico– iban a ser dignas del mejor guión de una película.

Tras estudiar con los grandes maestros del budismo, pasar meses en retiros y recorrer los pueblos del Himalaya, conoció al Dalai Lama y en 1989 se convirtió en uno de sus principales asesores y en su traductor al francés. Su posición como mano derecha del Señor de la Compasión le ha convertido en la figura budista occidental más influyente del mundo y llevaron al gobierno francés a concederle la Orden Nacional Francesa.

La vida elegida por Ricard le enfrentó a los ideales en los que se había formado y al ateísmo de su padre. Ambos decidieron discutir sus diferencias en El monje y el fisólofo, un diálogo que sólo en Francia vendió 500.000 copias y en el que la búsqueda de la felicidad está presente en cada capítulo. «Tenía muchas esperanzas en su futuro profesional y me parecía una lástima que abandonara [su carrera científica]. Después me di cuenta de que había transferido su espíritu científico al estudio del budismo», decía el padre antes de morir, una vez hubo aceptado la elección de Matthieu.

La idea de Ricard de ofrecerse para los estudios de la mente que llevaba a cabo la Universidad de Wisconsin estuvo influenciada por el propio Dalai Lama, que durante años ha colaborado con científicos occidentales, facilitando el análisis cerebral de los monjes y su capacidad de aislar la mente durante las sesiones de meditación. Uno de los aspectos que más ha fascinado a los investigadores es la capacidad de los monjes de suprimir sentimientos que hasta ahora creíamos inevitables en la condición humana: el enfado, el odio o la avaricia. El estudio de sus cerebros demuestra una capacidad extraordinaria para controlar sus impulsos basados en el principio de que Buda no prometió a sus seguidores la salvación en el cielo, sólo el final de sus sufrimientos en la tierra si lograban controlar sus deseos. Para muchos ese ha sido uno de los puntos flacos del budismo: la limitación de las ambiciones personales y la pasividad.

Ricard suele acudir a una anécdota del Dalai Lama para negar que el control de los impulsos negativos sea igual a pasividad o falta de respuesta, por ejemplo ante un crimen o un genocidio. «Alguien le preguntó en una ocasión al Dalai Lama qué haría si alguien entra en una habitación para matar a todos los presentes. Su respuesta irónica fue: «Empezaría por dispararle a las piernas. Y si eso no funciona, apuntaría a la cabeza».

Ricard cree que el problema es que nuestros sentimientos negativos hacia otras personas no están a menudo justificados, sino que los hemos creado nosotros en nuestra mente de forma artificial como respuesta a nuestras propias frustraciones. Y ése es uno de los impulsos que el monje francés piensa que hay que aprender a controlar si se quiere ser feliz. Para el escritor, la felicidad es «un tesoro escondido en lo más profundo de cada persona». Atraparla es cuestión de práctica y fuerza de voluntad, no de bienes materiales, poder o belleza. Los que llegan al final del viaje y logran la serenidad que lleva a la dicha, asegura Ricard, sienten lo mismo que «un pájaro cuando es liberado de su jaula».

Satisfacción filipina. Tampoco es necesario leer a este hijo adoptivo de Buda o retirarse a un templo en el Himalaya para comprobar que el «dinero no da la felicidad». Los habitantes de las barriadas pobres de Manila se muestran, a pesar de sus dificultades, aparentemente más contentos que los tiburones financieros de la vecina y multimillonaria Hong Kong. Cada vez que se hace una encuesta sobre felicidad global, los filipinos aparecen entre los pueblos más satisfechos. Ni la pobreza ni el hecho de que su país haya sido declarado el «lugar del mundo más afectado por los desastres naturales» por el Centro para la Investigación y Epidemiología de Desastres parecen afectar su visión positiva de la vida. Su intensa vida social y familiar compensa penurias privaciones. Los honkoneses, con una renta per cápita 20 veces mayor, aparecen sistemáticamente en los últimos lugares en los mismos sondeos de felicidad. La presión consumista, el estrés y el deterioro de las relaciones sociales figuran entre las causas de insatisfacción más citadas por los ciudadanos. Todo el desarrollo y el dinero del mundo no han logrado levantar el ánimo de la Nueva York de Asia.

Matthieu Ricard ve en resultados como éste la prueba de que cualquiera, no importa las desgracias que haya vivido, puede alcanzar la felicidad si cambia el chip mental que a menudo nos hace detenernos en los aspectos negativos de la existencia. Incluso la pérdida de los seres queridos puede sobrellevarse con relativa facilidad si se afronta la muerte desde una perspectiva nueva, menos centrada en su dramatismo. «Mi padre murió el año pasado a los 82 años. Como dependía tanto de su brillantez intelectual, cuando se vio limitado se desanimó», asegura el monje, para quien la muerte de quienes nos rodean debe ser aceptada como un paso más en el ciclo natural de la vida y no necesariamente como un episodio triste. «El mejor homenaje que podemos ofrecer a los que ya no están con nosotros es vivir la vida de forma constructiva, ser conscientes de que nacemos solos y morimos solos. ¿Por qué no sentir que cada ser humano es nuestro familiar, que cada casa es nuestro hogar?».

Los investigadores que han estado analizando las emociones de Ricard creen que los resultados podrían servir para paliar enfermedades como la depresión y llevar a la gente a entrenar una mente saludable de la misma forma que hoy se acude al gimnasio a mejorar la forma física. Más aún, si como sugiere Ricard, una de las claves de la satisfacción personal es el control y la supresión de instintos negativos como el odio, y si existe una forma de limitarlos, estaríamos ante la posibilidad de mejorar la condición humana y enmendar sus peores defectos.

Por supuesto son muchos los que apuntan a la inocencia y la sobredosis de utopía que supone pensar en una aldea global en la que todo el mundo perdona a los demás y nadie se enfada con nadie, un mundo basado en las buenas maneras y sentimientos, sin guerras ni luchas de poder. El monje francés responde a quienes dudan con la pregunta que mejor define su visión de la vida: «¿Acaso quieres vivir una vida en la que tu felicidad dependa de otras personas?».

Matthieu Ricard no quiere. Por eso en lugar de una casa en la playa ha elegido una vida contemplativa en el monasterio nepalí de Shechen; por eso ha regalado los millones de euros procedentes de sus libros (se han vendido millones de copias en todo el mundo y han sido traducidos a una decena de lenguas); y quizá por eso ha evitado los conflictos propios de la vida matrimonial. El «hombre más feliz del mundo» no sugiere que todo el mundo haga lo mismo para encontrar la dicha. Sólo que aprendamos que la deseada casa de la playa, los millones en el banco o esa pareja tan atractiva tampoco nos conducirán a ella. Aprender a contentarnos con lo que tenemos quizá sí.

  • Vejez: Cuando la agudeza mental y la acción disminuyen, es tiempo de experimentar y manifestar cariño, afecto, amor y comprensión.
  • Muerte: Forma parte de la vida, rebelarse es ir contra la propia naturaleza de la existencia. Sólo hay un camino: aceptarla.
  • Soledad :existe una manera de no sentirse abandonado: percibir a todos los hombres como parte de nuestra familia.
  • Alegría: Está dentro de cada uno de nosotros. Sólo hay que mirar en nuestro interior, encontrarla y transmitirla.
  • Identidad: No es la imagen que tenemos de nosotros mismos, ni la que proyectamos. Es nuestra naturaleza más profunda, ésa que nos hace ser buenos y cariñosos con quienes nos rodean.
  • Conflictos de pareja minimizarlos. Es muy difícil pelearse con alguien que no busca la confrontación.
  • Familia: Requiere el esfuerzo constante de cada uno de sus miembros, ser generoso y reducir nuestro nivel de exigencia.
  • Deterioro físico: Hay que aprender a valorarlo positivamente. Verlo como el principio de una nueva vida y no el principio del fin.
  • Relaciones sociales: Es más fácil estar de buen humor que discutir y enfadarse. Lo ideal es seguir siendo como somos y utilizar siempre que podamos la franqueza y la amabilidad.
  • Felicidad: Si la buscamos en el sitio equivocado, estaremos convencidos de que no existe cuando no la encontremos allí.

Su última obra traducida al español: «Defensa de la felicidad» (Urano).

ENTREVISTA CON RICARD ROTLLANT, MONJE BUDISTA

Ricard Rotllant. Foto: MARTÍ FRADERA


Asegura que se puede meditar en un minuto, en el metro o en un atasco. Él lo hace a través de la radio, con el objetivo de que más gente alcance la felicidad.

GASPAR HERNÀNDEZ

--¿Qué es meditar?
--Mantener nuestra mente completamente enfocada en una sola cosa.

--¿Durante cuánto tiempo?
--El que queramos.

--¿Con qué objetivo?
--Superar estados mentales burdos y recuperar el estado mental sutil.

--¿Qué es un estado mental burdo?
--Aquel en el que la mente está conceptualizando lo que recibe a través de los sentidos físicos. El sutil es el estado natural de la mente. Lo tenemos todos, pero de entrada no sabemos conectar con él.

--No lo comprendo muy bien.
--Un ejemplo. A través de mis ojos llega una imagen al cerebro, mi cerebro la transmite a la mente, y en la mente se produce un concepto: me gusta, no me gusta. La mente burda es esa: la que trabaja conceptualizando a cada instante.

--O sea, que todo el día funcionamos con la mente burda.
--Pues sí, demasiado. A no ser que practiquemos meditación.

--¿Se puede meditar solamente un minuto?
--Sin duda. La mente se puede enfocar un minuto en una sola cosa. Mi intención es tratar de hacer llegar al máximo de gente posible, a través de la radio, el poder de la meditación para alcanzar la felicidad. La meditación es una técnica precisa y rápida para alcanzar la felicidad.

--¿Más que el yoga?
--Son la misma cosa.

--El yoga sería meditación en movimiento.
--Sí, exactamente. Cuando hacemos yoga hacemos meditación, y cuando practicamos meditación desde la mente trabajamos el cuerpo. Es muy diferente de la gimnasia normal. Mientras hacemos gimnasia podemos mirar la televisión o pensar en la compra del súper, y la mente va por un lado y el cuerpo por otro. Eso no sucede en el yoga. Si se practica bien, el cuerpo y la mente van al unísono.

--¿Podemos meditar paseando?
--Sí, hay prácticas específicas. Se trata de observar cada paso que damos de forma consciente. No tener la mente en otro lugar mientras caminamos.

--¿Y se puede meditar en el metro?
--Por supuesto. Un maestro del Tíbet explicaba que a veces envía a sus discípulos al mercado, o a sitios donde hay mucha gente, para comprobar el nivel de concentración que han adquirido durante la práctica en su retiro. Si estás en el metro y tu mente se va, arrastrada por los sonidos y las imágenes de la multitud, mal asunto.

--¿Y en un atasco?
--Aproveche los atascos para meditar. Son una magnífica oportunidad. ¡En un atasco de tráfico no se puede hacer otra cosa mejor! Si generamos enfado o ira, nos perjudicamos a nosotros mismos, y a la larga podemos enfermar. Ponga la espalda recta, relájese y medite.

--¿Y en qué me concentro?
--Por ejemplo, en un objeto que cuelgue del retrovisor. Lo mira, lo recuerda, y después lo visualiza con los ojos cerrados.

--¿Y la respiración?
--Es la base. Parece muy sencillo, pero concentrarse en la respiración es difícil.

--A veces, meditando, me duermo.
--Puede pasar. Es porque no tiene la mente demasiado trabajada.

--¡Muchas gracias!
--No se preocupe, suele ocurrir. Durante la meditación pueden surgir varios obstáculos: los más importantes son el sopor y lo contrario, la excitación, la incapacidad de tener la mente concentrada en una sola cosa. A veces la mente es como un elefante llevado por un mono.

--Cuando alguien medita ¿es feliz?
--Sí, porque está en el camino que le llevará a trascender todos sus problemas básicos.

--¿Qué experimenta usted?
--Gozo profundo, paz, calma. Me siento libre de la cárcel egótica, muy abierto y liberado.

--¿Cuánto se tarda en llegar hasta este punto?
--Un buen meditador tarda poco, pero hay que entrenarse hasta llegar ahí. La mente es una musculatura y hay que entrenarse como cuando se va al gimnasio. Al principio recomiendo meditar poco rato; después ya estaremos más tiempo.

--¿Qué postura es más adecuada?
--La que favorezca que el cuerpo no sea ni una distracción ni un estorbo. Si nos sentamos de una forma correcta, con las piernas cruzadas y la espalda muy recta, pero nos duelen las rodillas, no meditaremos bien. Es recomendable estar cómodo, tener la espalda lo más recta posible para que las energías fluyan correctamente, y así la mente se estabilizará más. Si relajamos el cuerpo, es más fácil relajar la mente.

La concentración en anterior a la Meditación.



La concentración es anterior a la meditación. Para mantener buenas meditaciones es preciso tener una buena capacidad de concentración, sólo cuando seamos capaces de mantener la mente fija en un objeto durante largos periodos de tiempo podremos tener grandes avances meditativos.

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