miércoles, 31 de diciembre de 2008

Meditación en la Calma y la Atención.






Cuando no meditamos, nuestra mente se vuelve inestable, está llena de pensamientos del pasado, del futuro, o del presente, y solemos apegarnos a todo lo que aparece en ella. De esta manera, sufrimos, estamos incómodos, no nos encontramos a gusto. Por consiguiente, el cuerpo tampoco está bien. La meditación no es algo complicado o difícil de hacer. En primer lugar, ubicamos el cuerpo en una postura quieta, confortable, distendida y natural. Mantenemos silencio, descansando el uso de la palabra, y dejamos que la respiración sea natural, fluyendo confortablemente.

Con respecto a los pensamientos, soltamos la actitud de apegarnos a todo lo que surja en nuestra mente, sea bueno o malo, del pasado, presente o del futuro; y establecemos la mente en un estado natural, cómodo, con la clara sensación de estar a gusto.

En breve, la meditación es dejar las tres puertas naturales, en un estado libre de preocupaciones o distracciones. Así se produce el verdadero reposo, y reponemos nuestra vitalidad.

lunes, 29 de diciembre de 2008


¿ Por qué no puedo aprender todo de un solo golpe ?
- preguntó el dícipulo..
y el sabio respondió - ¿ a tu hijo; le das una tonelada de arroz solo en un día?

domingo, 21 de diciembre de 2008

Por su, Santidad el XlVº Dalai Lama

Desde el punto de vista budista, la mente de una persona común está debilitada y distorsionada por la fuerza de los errores y los conflictos emocionales que acarrea en sí misma. Por esta debilidad y distorsión es incapaz de ver las cosas tal y como ellas son. Lo que percibe es una visión deforme y determinada por sus propias neurosis emocionales y sus prejuicios.

El propósito del budismo, como religión, es eliminar de la mente esos elementos distractivos y facilitar así, una percepción válida.
Mientras que tales elementos distorsionantes no hayan sido arrancados de raíz , la percepción de la persona siempre estará empañada. Pero una vez que los errores sean eliminados, el individuo entrará en un estado en el que la realidad es percibida siempre tal y como es.
Entonces, al existir la mente en perfecta sabiduría y liberación, el cuerpo y la palabra fluyen de un modo perfectamente positivo y natural.

Los tibetanos somos afortunados por haber nacido en una sociedad donde el conocimiento espiritual, estaba al alcance y era altamente apreciado. Sin embargo, por el hecho de haber nacido en un medio así, quizá algunas veces lo dimos como garantizado. El mismo Buda dijo: "comprueba mis enseñanzas como un mercader de oro analiza antes de aceptarlo y comprarlo". El Buda enseñó durante un largo tiempo a gentes de todo tipo y nivel de inteligencia. Consecuentemente, cada una de sus enseñanzas debe ser cuidadosamente calibrada en su significación para determinar si es cierta literalmente, o sólo en circunstancias particulares o a seres de limitado entendimiento.
Aceptar cualquier doctrina o aspecto de ella sin analizarla será como construir un castillo sobre hielo. Haciéndolo así, la práctica de la persona permanecerá siempre inestable y carecerá de la fuerza y profundidad necesaria.

También es un error practicar sin un entendimiento y
conocimiento de la doctrina. El practicante debe saber muy bien lo que hace y por qué lo hace. Aquellos que somos monjes o monjas, y que dedicamos nuestra vida entera la práctica del Dharma (enseñanzas del Buda), debemos ser muy cuidadosos en practicar inmaculadamente. La Sangha (comunidad de practicantes) es muy importante para la estabilidad de la doctrina, por lo tanto, debemos hacer todo lo posible para emular al mismo Buda. Cualquiera que considere la posibilidad de ordenarse, debe, en primer lugar, pensarlo muy bien; no hay necesidad alguna de hacerse monje, para convertirse en un monje inferior. La Sangha tiene responsabilidad de ser la encarnación de los preceptos. Si lo que en el fondo se desea es continuar viviendo la vida ordinaria, es mejor no hacerse monje, dejar la ordenación para aquellos de mayor inclinación espiritual y practicar simplemente como un laico lo mejor que se pueda.

Todas las religiones del mundo son parecidas, en cuanto que proveen los métodos para cultivar los aspectos positivos de la mente y eliminar los negativos. El budismo es una religión de un carácter particular, de un especial sabor, debido a que, habiéndose desarrollado en la India, cuando ésta era un país de un elevado nivel espiritual y filosófico, presenta tanto un abanico completo de ideas espirituales, como métodos de aproximación racional al desarrollo del espíritu.

Esto es particularmente importante en nuestra era, en la que se concede a la mente racional tal relevancia. Debido a esta faceta de racionalidad, el budismo encuentra muy poca confrontación con el mundo moderno. En verdad, muchos de los hallazgos de la ciencia moderna, tales como los de la física nuclear, que son considerados como nuevos descubrimientos, han sido debatidos hace mucho tiempo en las antiguas escrituras budistas. Debido a que el último consejo de Buda fue que no aceptaran nada por la simple fe, sino mediante la investigación racional. Así el mundo budista ha mantenido muy vivo, dentro de su ámbito, el espíritu de investigación.

Que una persona sea budista o no, viene determinado por si ha tomado refugio o no en las Tres Joyas Budistas (El Buda, El Dharma y La Sangha -la comunidad de practicantes-) de una forma pura, desde lo más profundo de su corazón. Por el mero hecho de recitar oraciones budistas, jugar con rosarios mántricos o caminar alrededor de los templos, no se es budista. Incluso un mono puede ser adiestrado en estas cosas. El Dharma es una cuestión de mente, de espíritu, no de actividades externas. Es por esto que para ser budista, uno debe entender exactamente lo que son las tres Joyas: El Buda, el Dharma y la Sangha, y cómo se relacionan con la propia vida espiritual. Se dice, que el Buda es el maestro, el Dharma es camino y la Sangha los compañeros espirituales que ayudan a recorrerlo.

De estos tres, el más importante para nosotros como individuos, es el Dharma, porque en última instancia sólo nosotros podemos ayudarnos a nosotros mismos. Nadie puede alcanzar la Iluminación por nosotros o cedérnosla. La Iluminación llega para aquellos que
practican bien el Dharma, para los que toman el Dharma y lo aplican en el desarrollo de su propio continum mental. De las tres Joyas, es el Dharma el refugio último. Escuchándolo, reflexionando y meditando, nuestras vidas pueden devenir una con él y la Iluminación puede ser una posibilidad inmediata.

La mente de una persona ordinaria es indisciplinada y
descontrolada. Para ser capaces de enfrentarnos a prácticas budistas más elevadas, tales como el desarrollo del samadhi o la visión
profunda de la vacuidad, o comprometernos en los métodos yóguicos de los diferentes sistemas tántricos, debemos, primeramente, desarrollar
una mente disciplinada. Con refugio y autodisciplina como bases, podremos fácilmente desarrollar una experiencia progresiva en prácticas dhármicas más elevadas. Sin un fundamento de disciplina, las prácticas elevadas no fructificarán. Todos desean practicar las técnicas más elevadas, pero debemos preguntarnos si antes hemos dominado los prerrequisitos elementales, como la disciplina. El objetivo del Refugio es transformar a la persona ordinaria en un Buda. Una vez que esto se ha conseguido, el propósito del refugio ha sido cumplido. En el momento en que nuestra mente deviene Buda, nuestra palabra se convierte en el Dharma y nuestro cuerpo en la Sangha.

La esencia del Dharma es el desarrollo de la mente, ya que todo el Karma negativo y positivo acumulado mediante las acciones de la palabra, el cuerpo, es originado y dirigido por la mente. Si no desarrollamos una alerta consciente de nuestros procesos mentales y la habilidad de cortar las tendencias negativas del pensamiento en el
momento mismo en que nacen, veinte años de meditación en una cueva remota serán de muy poco valor. Antes de la cueva, debemos buscar las buenas actitudes mentales y desarrollar la capacidad de vivir de acuerdo con el Dharma. Solamente entonces nuestro retiro en la cueva remota será mejor que al hibernación de un oso. Aquellos que hablan de retiros tántricos mientras que las diez acciones positivas, fundamento del Dharma, están aún remotas, no hacen sino reírse de ellos mismos.

Como humanos somos capaces de obtener la Iluminación en una sola vida. Sin embargo, la vida es corta y la mayor parte de elle ha pasado ya. Debemos preguntarnos cuánto hemos progresado espiritualmente. La muerte puede llegarnos en cualquier momento, y
cuando llegue habremos de dejar atrás todo excepto las huellas mentales que nuestras acciones han dejado. Si hemos practicado el Dharma en nuestra existencia, hemos tratado de vivir con las directrices Dhármicas o hemos obtenido realizaciones espirituales, esa energía estará ahí con nosotros. Si por el contrario, nuestra existencia ha sido empleada en la negatividad, la consciencia viajará a mundos futuros y estará inmersa en pensamientos negativos y memorias obsesivas de nuestras andanzas samsáricas.

Ahora que tenemos todavía el poder de practicar el Dharma, debemos hacerlo pura e intensamente. La práctica del Dharma trae la paz para nosotros y para los que nos rodean, e incluso aunque no alcancemos la Iluminación en esta vida, nos proporcionará la joya que satisface todos los deseos, que puede ser llevada a las vidas futuras y ayudarnos en el camino espiritual.

En última instancia, el futuro está en nuestras manos.

La mayoría de las personas hacen los planes más fantásticos para mañana, la semana que viene o el próximo año, pero lo que verdaderamente cuenta es practicar el Dharma aquí y ahora. Si se hace esto, todos los planes serán llevados a cabo. Cuando cultivamos hoy la actividad virtuosa, la ley de la originación dependiente asegura que una corriente de cambio positivo se pone en marcha. Esa es la preciosa característica de la vida humana. La humanidad es capaz de influir dinámicamente en su propio estado futuro mediante la aplicación de la sabiduría discriminativa a todas las actividades del cuerpo, la palabra y la mente. Usar y desarrollar esa sabiduría que distingue correctamente es extraer la esencia misma de la vida humana.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Como una mariposa..



La verdadera felicidad - VIDEO !!! HC.
http://multimedia.terra.es/viewer/portada.cfm?cod_media=64466&mapnivel1=NGO&parte=7

Tu mente es como un niño mocoso, se mueve constantemente aqui y ahi pensando en el pasado imaginando el futuro pero nunca en el momento presente; intenta concentrarte en tu mente; se dice que la mente es como una mariposa, es la mariposa que se queda en la flor, sale y de repente vuelve, sale sin ningun motivo y entonces regresa.. y esta bien por que te distraes pero tienes que volver..
y entonces así, la meditacion te ayudara a ser dueño de tu mente.
Ser dueño de tu mente no es quedarce sin libertad; la gente piensa, voy a controlar mi mente y tendre menos libertad.. Es el ejemplo de un marinero en el mar, que es la libertad ? dejar que la barca valla con el viento y la corriente ? Eso no es libertad, eso es ir a la deriba.. La verdadera libertad es agarrar el timón e ir donde has elejido ir. Eso es la felicidad, si controlas tu propia mente.. eres libre.

Como una bandera batiendo en el viento..



Mientras no observemos la mente en detalle tenderemos a pensar que ella está tranquila. Sin embargo, cuando de verdad miramos en su interior, nos damos cuenta que no lo está. La mente no permanece en un sólo objeto ni siquiera por un segundo. Se agita en rededor como una bandera batiendo en el viento; no acaba de fijarse la mente sobre un objeto cuando ya es arrastrada por otro. Aun cuando vivamos en una cueva en lo alto de una montaña la mente se mueve sin cesar.

Cuando nos situamos en lo alto de un gran edificio podemos mirar hacia abajo y ver cuan agitada está la ciudad, pero si estamos caminando por sus calles somos conscientes tan solo de una fracción de dicho ajetreo. De forma similar, si no investigamos nunca seremos conscientes de cuan ocupada está.


jueves, 18 de diciembre de 2008

Adivina adivinador...




¿ Que es eso que ves a través de tus ojos y escuchas a través de tus oídos.. ?

Tu propia mente.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Hacia la Paz Social a través de la Paz Individual.



http://www.dokusho.eu/


conferencia impartida por el maestro Zen Dokushô Villalba en Bilbao, el 18 de Febrero de 1999.

Esta ocasión es el cuarto año consecutivo que vengo al País Vasco para enseñar y compartir la práctica del Zen.

En esta ocasión me gustaría hablaros de la Paz. Me gustaría hacer una humilde reflexión sobre la paz basándome en las enseñanzas y la práctica del Zen, con la esperanza de que todos juntos podamos beneficiarnos de esta enseñanza y podamos encontrar una buena manera de resolver nuestros conflictos internos e interpersonales, de forma que gocemos de un estado mental y emocional pacífico y armonioso.

No soy político ni sociólogo ni economista. Soy un sacerdote budista. Por lo tanto, mi análisis es básicamente espiritual, Atañe a nuestra mente, a nuestro corazón, a la manera en la que nos percibimos a nosotros mismos.

Tenemos que reconocer que todo conflicto social y político nace, originalmente, en el interior de la mente de los individuos. Y que es después, cuando ese conflicto interior ha sido proyectado hacia el exterior cuando se materializa en un conflicto socio-político-económico. Este último, a su vez, puede ser causa de nuevos conflictos internos en el la mente de los individuos.

Así como la Paz social sólo puede surgir de la paz interior de los individuos que componen la sociedad, el Conflicto social sólo puede surgir del conflicto interior de los individuos que componen la sociedad.

Existe pues una estrecha relación entre el conflicto interno y el conflicto externo. Ambos se generan mútuamente. Ahora bien ¿cuál es el primero, cuál es la causa y cual el efecto?

Transformación social versus transformación individual.

Esto es como preguntarse: ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?

Se podría discutir indefinidamente sobre esto. No es mi intención discutir aquí sobre ello, pero si se hiciera, veríamos que, básicamente, surgirían dos actitudes:

• La de los revolucionarios sociales, para quienes las circunstancias ambientales (socio-política-económicas) son las causantes del sufrimiento de los individuos. Por lo tanto, su acción va destinada sobre todo a la transformación de dichas circunstancias.

• La de los revolucionarios, llamémosles, individualistas, para quienes toda revolución verdadera debe suceder previamente en el interior del individuo, ya que los individuos son los elementos básicos de toda sociedad humana. Según esta posición, son los individuos los que deben crear un estado de paz en sus mentes para que la interacción de todos ellos genere paz social.

Personalmente siento que una visión equilibrada debe incluir ambas actitudes, si bien creo que las causas profundas de todo conflicto, ya sea social o individual, debemos buscarlas en el interior de las mentes individuales.

Ningún ser humano sano ama el conflicto. El conflicto interno merma la capacidad de ser feliz del individuo y el conflicto social merma la armonía entre individuos.

Dado que lo que en el fondo todos anhelamos es felicidad y bienestar es importante que podamos comprender las causas y dinámicas de nuestros conflictos internos y de cómo estos conflictos nos inducen a crear relaciones conflictivas con las personas que nos rodean. Es muy importante que aprendamos a disolver nuestros conflictos internos. Esto no puede suceder si no comprendemos cómo se generan.

¿Qué nos dice la enseñanza del Budismo Zen a este respecto?

La experiencia suprema o el estado ideal en el Budismo es llamado nirvana. Literalmente, nirvana significa "extinción". Se entiende "extinción de todo tipo de conflicto, de lucha, de insatisfacción, de sufrimiento". Nirvana es un estado mental caracterizado por la extinción de la llama del dolor y del sufrimiento. Usualmente se emplea la imagen de una vela encendida para explicar el proceso de extinción del sufrimiento.



La llama de la vela es el estado de conflicto, de lucha, de dolor y sufrimiento. Para que una vela permanezca encendida se requiere un conjunto de causas y de factores circunstanciales, a saber:

• Es necesario un soporte material básico (el combustible: la cera en forma de vela, con una mecha apta para arder).

• Es necesario un conjunto de factores circunstanciales (atmósfera con una cierta cantidad de oxígeno y una cierta corriente de aire).

• Es necesaria una llama ya encendida previamente (encendedor, fósforos, fuego de chimenea, etc…).

• Es necesario alguien con la voluntad de usar ese fuego anteriormente encendido para encender con él la mecha de la vela).

Todas estas causas y circunstancias son necesarias para encender y mantener encendida una vela. A falta de uno de ellos, o bien la vela no puede ser encendida o bien si se ha encendido, se apaga.

Traduzcamos esto al ámbito interno del individuo:

• El soporte básico, el combustible, son ciertos estados internos susceptibles de arder en el fuego del conflicto.

• Los factores externos son circunstancias sociales, culturales, políticas o económicas que permiten que estos estados internos entren en combustión.

• La llama previamente encendida son viejos conflictos internos no resueltos.

• La voluntad de usar la llama de estos viejos conflictos no resueltos es la opción individual de usar esa llama para encender el combustible susceptible de entrar en combustión.

Esta dinámica es un círculo vicioso que se autoperpetúa: viejos conflictos no resueltos pueden encender conflictos nuevos si se dan las circunstancias adecuadas y si se produce la opción (la voluntad) de recurrir a los viejos conflictos para inflamar los nuevos.

¿Cómo romper este círculo vicioso? A primera vista, puede parecer que con suprimir cualquier eslabón de esta cadena, la llama del conflicto actual no se produciría y, por lo tanto, el conflicto quedaría resuelto. Pero un análisis más detallado nos hará ver que esto no es exactamente así.

Veámoslo por parte. Para recapitular recordemos los cuatro elementos necesarios en el círculo vicioso del conflicto y del sufrimiento:

• En primer lugar, una voluntad, una opción por crear el conflicto. (Puede ser inconsciente).

• En segundo lugar, la llama de un viejo conflicto no resuelto.

• En tercer lugar, las circunstancias externas que favorecen la combustión.

• En cuarto lugar, un soporte básico, el combustible, del conflicto actual.

(A su vez, este nuevo conflicto generado, puede convertirse en la llama que inicie un nuevo conflicto futuro. Etc. etc.)

Cuando se dan estos cuatro aspectos, la aparición del conflicto y del sufrimiento es automática y se genera una dinámica de conflictividad creciente, una bola de nieve.

¿Qué podemos hacer para romper este círculo vicioso?

• Podemos suprimir, por ejemplo, la voluntad de crear un nuevo conflicto . Si suprimimos la voluntad de encender conflictos nuevos con la llama de los viejos conflictos, el conflicto nuevo no se manifiesta (no se enciende una nueva llama). Pero esto no resuelve los viejos conflictos (que siguen existiendo) ni la posibilidad de que sean encendidos conflictos nuevos en el futuro. Esta posibilidad tampoco hace desaparecer las circunstancias externas que propician la virtual inflamación de nuevos conflictos.

No obstante, aunque la supresión de la voluntad de encender conflictos nuevos con la llama de viejos conflictos no resueltos no resuelve todo el problema, es la condición imprescindible para que no aparezcan nuevos conflictos. De esta forma, podemos concentrarnos en la resolución de los viejos conflictos no resueltos.

• Podemos apagar la llama de los viejos conflictos no resueltos. Una vez suprimida la posibilidad de encender nuevos conflictos con la llama de los conflictos viejos, estamos en disposición de ocuparnos de apagar estos viejos conflictos. ¿Por qué se mantienen encendidos los viejos conflictos? Podríamos decir que por dos conjuntos de causas:

1ª. Porque se dan las circunstancias externas que permiten que la llama de esos conflictos siga ardiendo.

2ª. Porque hay un material básico, un combustible con capacidad de arder.

• Podríamos disolver o transformar entonces las circunstancias externas que propician la aparición del conflicto . Visto esto, unos dirían entonces, que para apagar esos viejos conflictos, lo que habría que hacer es suprimir las circunstancias externas que le permiten seguir ardiendo. Obviamente, si suprimimos las circunstancias externas, la llama de estos viejos conflictos no se manifestará. La llama se apagará. (Si suprimimos el oxígeno atmosférico que necesita la llama de una vela para arder, la llama se extinguirá). Suprimir o transformar las circunstancias externas que permiten la aparición de un conflicto es también necesario. No obstante, aunque la llama de la vela se haya apagado, el material básico, el combustible capaz de arder en cualquier momento, permanece intacto y susceptible de encenderse si se vuelven a dar las circunstancias externas adecuadas.

• Por lo cual tenemos que suprimir las causas profundas, el combustible básico, del conflicto . Si queremos suprimir de raiz el conflictos y evitar que vuelva a encenderse debemos disolver las causas profundas, el combustible básico, la posibilidad misma de que vuelva a darse. Estas causas profundas no son externas a nosotros mismos, sino que se encuentran en lo más íntimo de nuestra conciencia de ser. El término nirvana se emplea para designar esta extinción total del soporte básico de todo conflicto.

Clarificar las causas profundas del conflicto.

Desde el punto de vista del Budismo, las causas profundas de todo conflicto y del sufrimiento que conlleva, reciben el nombre de Tres Venenos. Estos son:

• La ignorancia primordial.

• El apego y su familia (el deseo, la atracción, la identificación absoluta)

• El odio y su familia (la cólera, el rechazo, la aversión).

Cuando estos Tres Venenos permanecen en nuestra mente, el conflicto y el sufrimiento aparecen sin lugar a dudas en nuestra vida. Si no se dan las circunstancias requeridas, estos Tres Venenos no se manifiestan. Pero el hecho de que no se manifiesten no quiere decir que no existan. Simplemente no se manifiestan. No obstante, basta con que aparezcan las circunstancias propicias para que los Tres Venenos, hasta entonces en estado latente, vuelvan a manifestarse.

La práctica del Budismo Zen, cuyos tres pilares son: comportamiento moral correcto, introspección o meditación correcta y visión correcta, tiene como finalidad la transformación de estos Tres Venenos mediante el cultivo sistemático de sus antídotos. Estos son:

• Sabiduría (o disolución de la ignorancia).

• Serenidad mental y emocional (o disolución de los deseos y apegos insanos)

• Compasión ( o disolución de la cólera y del odio).

¿Por qué en el Budismo Zen se le da tanta importancia a la transformación o disolución de estos Tres Venenos? Porque ellos constituyen el único conjunto de causas imprescindibles del conflicto y del sufrimiento.

Si no se dieran estas causas básicas, el conflicto y el sufrimiento no podrían aparecer.

Si no hay vela, no hay llama. Aunque se dieran todas las circunstancias adecuadas para la combustión, aunque tengamos encendida y dispuesta otra vieja llama, aunque tengamos la voluntad de prender un nuevo fuego con esta vieja llama, sin el soporte básico este fuego no podría ser prendido.

Veamos con un poco más de precisión qué son estos Tres Venenos y sus Antídotos:

La ignorancia consiste básicamente en un oscurecimiento mental que nos impide ver la verdadera realidad de nuestra propia naturaleza y de la naturaleza del mundo y, al contrario, nos hace ver como realidad algo que es ilusorio.

Bajo los efectos de la ignorancia:

• Creemos que somos un yo fijo, definido, sólido, independiente.

• Creemos que este yo permanece fijo, estable e idéntico a sí mismo a lo largo del tiempo.

• Creemos que la perpetuación de este yo ilusorio nos hará sentirnos felices y seguros.

y ...

• No vemos la realidad de la interdependencia.

• No vemos la realidad del cambio continuo.

• No vemos el sufrimiento inherente al apego a este yo ilusorio.

¿Por qué la creencia en un yo fijo, sólido y definido, siempre idéntico a sí mismo, es causa de sufrimiento y conflicto?

La creencia en un yo fijo, sólido, definido, siempre idéntico a sí mismo es la manifestación básica de la ignorancia. Esta creencia es un problema sobre todo cognitivo. Es una percepción distorsionada de la realidad.

Esta creencia va siempre acompañada de una fuerte carga emocional. La carga emocional, como la eléctrica, se polariza siempre en :

• positiva (apego, identificación),

• negativa (odio, rechazo),

• y neutra (ni apego ni rechazo).

La creencia en el yo polariza la realidad en dos polos: yo (y lo mío) y no-yo (no mío) (los demás, e.d. los que están "de más", lo suyo).

El yo (y lo mío) se convierte así en objeto del apego y de la identificación emocional (carga positiva).

Lo no-yo (lo otro) se convierte en el objeto de rechazo en el peor de los casos, y en indiferencia en el mejor de los casos.

La mente cegada por la ignorancia traza un círculo psicológico, un límite, una frontera. Al territorio que se encuentra en el interior del círculo lo llama "yo (y/o mío)". Al exterior del círculo lo llama "lo otro" (o lo suyo)". El conflicto está entonces servido.

Todo conflicto es siempre un conflicto fronterizo, ya se trate de una frontera psicológica o de una territorial (aunque en su origen todas las fronteras son psicológicas o mentales).

El conflicto surge cuando se intenta responder a estas preguntas: ¿Dónde se establece la línea fronteriza y quién lo hace? Dado que ese "yo-1" vive con otros muchos "yo-x", (que para el "yo-1" son simplemente no-yo, el conflicto de donde acaba un "yo" y donde empiezan los otros "yo" está servido en bandeja.

La independencia de un "yo" para marcar los límites que lo definan choca con la independencia de otros "yo" para hacer lo mismo.

La intensidad de este choque conflictivo depende de la intensidad del apego/odio que cada "yo" sienta por sí mismo y por el otro:

A mayor apego/odio, mayor será la intensidad del conflicto.

A mayor intensidad del conflicto, mayor será el apego/odio susceptible de generarse.

Aquí nos encontramos con los otros dos venenos:

El apego puede ser definido como una identificación emocional obsesiva con una parte determinada de la realidad, en concreto, con esa a la que se la ha llamado "yo" (y lo mío). El deseo, la avidez, la ambición, el ansia, la ansiedad, forman parte de esta misma familia.

El odio, por su parte, puede ser definido como un rechazo emocional obsesivo hacia una parte determinada de la realidad, en concreto, hacia esa que hemos llamado "no-yo" (lo otro). La cólera, la aversión, la descalificación de lo otro son emociones emparentadas de esta misma familia.

Detengámonos brevemente para observar la relación que existe entre el deseo y la cólera: el deseo, por su propia naturaleza, tiende siempre buscar su satisfacción. El deseo es una tensión emocional que necesita ser relajada mediante la satisfacción del mismo. En la acción de desear encontramos tres aspectos:

• El sujeto que experimenta o genera el deseo.

• El objeto del deseo.

• La acción emprendida por el sujeto en pos de la satisfacción.

Ahora bien, no siempre se puede obtener lo que se desea, ya lo decían los Rolling Stones. La acción emprendida por el sujeto en pos de la satisfacción puede encontrar muchos obstáculos que impidan alcanzar el objeto del deseo. Cuando esto sucede, por lo general, aparece la cólera, la ira, la furia. La cólera es una emoción destructora. Su objetivo es destruir el obstáculo que se interpone entre el sujeto que desea y el objeto deseado.

Por lo general, este obstáculo es mucha veces "lo otro", el "no-yo".

Una mente cegada por la creencia en el yo se ve afectada de egocentrismo. Esto es, el "yo" cree ser el centro del universo y piensa que "lo otro", el mundo y su gente, está ahí para satisfacer su deseo, o al menos, en ningún caso debe constituir un obstáculo. El problema es que los demás "yoes" piensan lo mismo.

Volvamos ahora al conflicto fronterizo (nuestra vida cotidiana está llena de pequeños conflictos fronterizos: intrapersonales e interpersonales).

Al analizar la historia de la humanidad y nuestra propia historia personal, podríamos pensar que existen dos maneras básicas de resolver los conflictos fronterizos:

1º. Mediante la reafirmación de la independencia del yo apoyada en la fuerza coactiva.

2º. Mediante el diálogo basado en la realidad de la interdependencia mutua del yo con lo no-yo.

En realidad, y como espero demostrar, no hay dos maneras. Sólo una: la del diálogo basado en la interdependencia mutua del yo con lo no-yo.

Veámoslo:

1º. Tenemos que reconocer que la opción que consiste en afirmar la independencia del yo mediante la fuerza coactiva ha sido y sigue siendo la más recurrente en la mayoría de nosotros como manera de resolver nuestros conflictos internos, interpersonales e internacionales. Tenemos que reconocer que aunque el uso de la fuerza coactiva parece solucionar el conflicto a corto plazo, en realidad lo único que hace es aplazarlo y enconarlo aún más. ¿Por qué? Porque el uso de la fuerza coactiva no disuelve las causas profundas de los conflicto. Solamente cambia la polaridad del conflicto.

¿Cómo es esto? La aparente resolución de un conflicto mediante la fuerza coactiva trae inevitablemente al escenario la figura del yo vencedor y del yo vencido. Usualmente el yo vencedor es el que más fuerza tiene para afirmar su independencia. Por lo tanto, este yo vencedor puede creer que el conflicto ha sido resuelto gracias a su mayor fuerza coactiva. No obstante, olvida al yo vencido. El yo vencido se siente humillado, genera rencor, odio y deseo de venganza. Se apega aún más a su deseo de independencia y puede esperar pacientemente durante mucho tiempo hasta que se den las circunstancias apropiadas (acumulación de fuerzas) para encender un nuevo conflicto y saciar su deseo de venganza y de independencia.

Supongamos que las circunstancias cambian con el tiempo y que el yo vencido en el conflicto anterior acumula la suficiente fuerza como para enfrentarse y vencer al anterior yo vencedor. Entonces, éste se convierte en yo vencido. Y como el anterior, se siente humillado, genera rencor, odio y deseo de venganza. Se apega aún más a su deseo de independencia y espera pacientemente, todo el tiempo que haga falta, a que las circunstancias cambien para encender un nuevo-viejo conflicto. Y así por los siglos de los siglos, la rueda del odio y del conflicto basado en la fuerza coactiva continúa girando y girando. La opción que consiste en afirmar la independencia del yo mediante el uso de la fuerza coactiva no es una opción verdadera. Es una perpetuación sine die del conflicto y de su secuela de sufrimiento.

2º. El diálogo basado en la realidad de la interdependencia mútua del yo con lo no-yo es la única solución verdadera, la única que aporta una verdadera paz interior porque es acorde a la realidad de la naturaleza humana. El verdadero diálogo está necesariamente basado en la comprensión y aceptación de que ningún yo puede ser independiente. La independencia del yo es una ilusión, un mito adolescente. Ningún yo puede vivir por sí mismo. Ningún yo es ni podrá ser nunca independiente. Todos nosotros necesitamos el aire, la tierra, el agua, el sol para sobrevivir. Nos necesitamos los unos a los otros. Somos lo que somos sólo gracias a la interdependencia que nos une a todo cuanto existe.

El diálogo como solución.

Para que el yo pueda solucionar mediante el diálogo su conflicto con lo no-yo tiene que abandonar la opción de la fuerza coactiva.

El fin último de la fuerza coactiva es la destrucción, o la neutralización como eufemísticamente se dice en el lenguaje militar moderno, de lo no-yo.

Para que el diálogo se produzca es imprescindible que el yo reconozca el derecho a ser de lo no-yo. El yo debe equiparar su derecho a ser con el derecho a ser del no-yo. Es decir, el yo necesita ecuanimidad. Necesita liberarse de la terrible polarización emocional "apego a lo mío / rechazo de lo suyo". La ecuanimidad permite al yo poner en la misma balanza sus necesidades y las de lo no-yo.

El diálogo no puede producirse desde el egocentrismo. Un yo dialogante es un yo que se da cuenta de que la realidad carece de centro. La realidad es un diálogo continuo entre infinidad de centros, un diálogo continuo entre una infinidad de yoes interdependientes.

Así pues, la ofuscación, el apego terco al yo y a lo mío, el rechazo, el odio o la insensibilidad hacia el "otro" son tres venenos que intoxican la mente humana y nos impiden convivir en interdependencia con las demás existencias. Estos tres venenos son las causas profundas de todo conflicto y de todo sufrimiento.

¿Cómo transformar los Tres Venenos? Alimentando en nosotros sus antídotos.

• Alimentando la sabiduría, es decir, la visión profunda de las profundas interrelaciones que nos mantienen unidos.

• Alimentando la ecuanimidad emocional, pacificando nuestras emociones.

• Alimentando la compasión (no le hagas a otro lo que no te gustaría que te hiciera a ti mismo. Haz a los otros lo que te gustaría que te hiciera a ti mismo).

¿Cómo se hace esto?

Seguramente hay muchas maneras de hacerlo. Cada uno debe encontrar la que concuerde mejor con sus características personales.

Personalmente, conozco una manera maravillosa de practicarlo: la meditación zazen.

Durante la meditación zazen se produce aquello que le sucedió a un viejo ermitaño un día:

Historia del ermitaño, de los dos toros que combatían a orillas del mar.

Esto es lo que vamos a hacer durante este fin de semana: sentarnos, sentirnos, hacernos íntimos con nosotros mismos y dejar que los dos polos de nuestros conflictos internos se disuelvan en el océano de paz, calma y luminosidad de nuestra auténtica naturaleza original. Y vamos a ofrecer esta paz interior conseguida a la Convivencia Pacífica de todos los seres vivos.

http://www.dokusho.eu/

martes, 16 de diciembre de 2008

Si la gente necesita de lo bueno...



Si la gente necesita de lo bueno y lo provechoso ó lo clarificador, deja que ellos lo busquen; que ellos lo descubran por si mismos. Deja que ellos mismos desarrollen la habilidad de discriminar entre las buenas palabras, las palabras de un bribón, ó el vano parloteo de un político.

Que la gente se salve a si misma. Le hará muchísimo bien, finalmente aprender, que se siente al sucumbir debido a la propia estupidez. Tales lecciones nunca se olvidan y son productivas de nuevas posibilidades.

Se como un guía que sólo indica cómo llegar en forma segura a la cumbre de la montaña pero no determina cual es la montaña que hay que subir…

No te sientas responsable por la gente sino por lo que está ocurriendo en el mundo. No vayas hacia la gente; no escribas para la gente y no trates de convencer a la gente de la verdad o la importancia social de su saber.

Enfrenta la dolorosa tarea de amar a los seres humanos y al mismo tiempo de no quedar ligado a ellos del modo habitual; deberás conocer sus flaquezas sin despreciarlos ni temerles.

Aprende a dar sabiamente y con circunspección, de lo contrario la gente te tomará por una persona fácil de engañar y hará de ti un tonto con profundo desprecio por tus métodos.

Maestro Reich.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Lama Jamyang Tashi Ling.


Esta sociedad, con una clara tendencia a acentuar todo lo relacionado con el "tener" en prejuicio del "ser", nos impulsa descontroladamente hacia una carrera sin meta en la que lo único que cuenta es obtener. Parece como si para "ser" debemos de "tener".

Si lo meditamos profundamente veremos que la perspectiva del "tener" no es nada halagüeña. Mientras la vida nos sonríe o mientras vemos posibilidades de obtener los diferentes deseos que se nos aparecen, nos mantenemos desenfrenadamente en esta espiral irreflexiva y alocada de esforzarse para obtener, buscando una felicidad etérea y escurridiza.

Solo grandes acontecimientos de nuestra vida nos hacen parar y reflexionar: la muerte, la enfermedad, la vejez, el infortunio, la sensación de vacío y de pérdida de tiempo, la infelicidad y la depresión, son las alertas que nos ofrece la vida para mostrarnos la otra realidad. Esa que no nos hemos planteado seriamente con anterioridad o que al entreverla nos hemos asustado, ya que nos obligaba a tomar drásticas decisiones de cambio.

Son muchos los seres que al encontrarse imbuidos en el letargo mundano son incapaces de reconocer y atender a las alarmas dirigidas hacia ellos. Para que despierten definitivamente la vida debe de esforzarse mucho. Esos malos momentos evolutivos no son nada más que paradas necesarias para la reorientación del individuo. Pero, ¿cómo aprender a reconocer esas alarmas? E incluso más importante, ¿qué hacer para cambiar las tendencias internas que nos conducen a disparar esas alarmas?.

Para contestar esas preguntas se necesita un ser muy especial. Alguien que se dedique plenamente a esa labor. Alguien que haya experimentado los diferentes momentos y que tenga predisposición por mostrar a los demás la forma con la que mejorar sus propias experiencias. Eso es un maestro espiritual o lama si utilizamos el idioma tibetano.

Lama es el ser que mediante su esfuerzo alcanza un nivel de experiencia interna que lo conduce a un estado superior de conciencia. Es aquel que ha conseguido despertar a una realidad que va más allá de la visión mundana, de la percepción ordinaria. Asimismo debe de ser instruido para capacitarse en la difícil disciplina de enseñarlo a los demás.

Esa es una de las ayudas importantes que un lama nos puede proporcionar, pero además, dependiendo de la idiosincrasia de cada lama puede beneficiarnos en otros ámbitos. En nuestro caso en concreto, el venerable lama Jamyang Tashi Dorje hace más de 25 años que se dedica a la imposición de manos, a la transmisión de energía. Eso lo convierte en un consumado especialista en solucionar o aliviar todo tipo de problemas relacionados con: enfermedades físicas o mentales provenientes de problemas energéticos, cuestiones procedentes de situaciones ilógicas o sin explicación, ayuda al moribundo y a los difuntos, orientación espiritual, ...

QUÉ "NO ES" LAMA

Para muchos es un mundo nuevo y por lo tanto lleno de novedades. Puede ser que la misma ignorancia nos ponga en algún que otro apuro al respecto. Para evitar esos malos tragos vamos a intentar erradicar los posibles malos entendidos centrándonos en lo que "no es" para así acercarnos por eliminación a lo que "es".

Lama no es un médico. Y en ningún momento pretende suplantarlo. Por lo tanto no quiere ni puede aconsejar o desaconsejar que alguien deje un tratamiento recetado por un facultativo.

Lama no es un psicólogo ni psiquiatra. Los trastornos mentales o emocionales son muy complicados y de curación en muchas ocasiones lenta y oscilante. Cualquier interferencia en un tratamiento específico puede ser causa de recaída o incluso de empeoramiento. Es por ello que el discípulo debe de informar obligatoriamente en el supuesto de encontrarse bajo supervisión médica y en el caso de solicitar ayuda al respecto, debe de ser siempre con el visto bueno por escrito de su especialista.

Lama no es quién toma las decisiones. En determinados momentos y bajo según que circunstancias tenemos tendencia a buscar cobijo en alguien por el cual sintamos un especial respeto. Esa tendencia que podríamos catalogar como normal puede llegar a la patología produciendo en quien la padece una sensación de inseguridad para acabar abandonando las riendas de su propia vida. La figura de Lama en muchas ocasiones está muy unida a la de consejero. Pero esos consejos deben de ser vistos siempre como un punto de vista a valorar, no como un dogma de fe. Entre otras cosas porque en budismo no se contempla esa opción como apta. Incluso el Buda aconsejó que debía de valorarse su doctrina antes de aceptarla. Un punto de vista fuera del problema que nos acucia puede ayudarnos, pero nunca será lícito el volcar la responsabilidad de los acontecimientos hacía el Lama.

Lama no es un adivino. Es evidente que el permanecer muchas horas en meditación faculta al practicante con la capacidad de ver algo más allá que aquellos que no se dedican a ello. Además, los lamas utilizan ciertas herramientas para apoyarse en momentos de incertidumbre o indecisión, pero no se puede confundir ese método con el tarot o la videncia. Entre otras cosas porque solo se utilizan para clarificar ciertos pasajes del camino espiritual, no para la especulación ni la diversión de nadie.

Lama no es un mago. Es evidente que la potencia de la oración puede resultar sorprendentemente poderosa y que sus efectos benéficos pueden ser altamente resolutivos para según que problemáticas. Es asimismo palpable que el poder de esa misma oración dependerá directamente de la fuerza de la mente que la movilice y por lo tanto que una mente entrenada será mucho más efectiva que no otra cualquiera. La fuerza de la oración puede hacer que la vida cambie, que los bloqueos energéticos se eliminen, que se vuelva a encontrar sentido a esta existencia ...


http://www.sakyapa.org/bioLama.html

sábado, 13 de diciembre de 2008

jsjs...



No estoy solo, estoy conmigo !!!
jsjs.. : )

jueves, 11 de diciembre de 2008

"El Budismo trabaja con la energía que llevamos dentro"


En su gira mundial, el Lama Ole visitó Buenos Aires. En el mundo ya abrió 600 centros budistas.

REFLEXION. "EL BUDISMO NOS MUESTRA LA MENTE MISMA", DICE OLE NYDAHL

Ole Nydahl (Dinamarca, 1941) es uno de los pocos maestros budistas occidentales. Guiado por sueños de su infancia (o por otra vida), en 1969, junto a su esposa Hannah, viajó a los himalayas y conoció al 16° Karmapa, Rangjung Rigpe Dorje, un reconocido yogi y líder de la escuela Karma Kagyu, quien influenció profundamente en sus vidas y les pidió que transmitieran lo aprendido en Occidente. Lama Ole lleva abiertos casi 600 centros budistas en el mundo, conocidos como "Camino del Diamante". Días atrás, Nydahl dio una conferencia en Buenos Aires ante unas 500 personas. Antes de seguir su gira mundial que le ocupa 360 días del año, habló con Clarín.

¿Podría explicar qué es exactamente el budismo?

Son métodos que tienen más de 2.500 años, que nos ayudan a desarrollar cualidades y nuestra mente. Trabajamos con la energía que tenemos adentro, que tiene que ver con la conciencia.

El budismo no es una religión. Tampoco una filosofía. ¿Cuáles son las diferencias?

El budismo en sí no es una religión porque no estamos tratando de volver a un lugar que perdimos: simplemente pensamos que siempre estuvimos perdidos. Es una "ligión" y no tanto una religión. Va más allá de la psicología, que lo que hace es transformar pensamientos negativos en positivos. El budismo es mostrarnos el espejo detrás de las imágenes, el océano debajo de las olas: o sea, la mente misma. Eso es todo lo que tenemos. No es muy complicado, puede llevar varias vidas (risas).

¿Cómo recibe la cultura latinoamericana el legado budista?

Muy bien. Tengo un gran aprecio por lo hispánico. Lo que hicimos fue quitarle al budismo todos los aspectos culturales y hábitos budistas. Hoy entregamos los métodos y la filosofía. Es muy simple, es sentido común. Buda no tiene dioses, no tiene dogma. Sólo da enseñanzas.

El karma (los actos y pensamientos) condiciona la reencarnación. ¿El ego haría entonces lo mismo con el karma?

Básicamente, podría ser así. Pero la ignorancia es la que nos lleva al ego. Vemos los pensamientos y sentimientos pero no la conciencia, que es la responsable de ello. Y no hay gozo más grande que dar vuelta esta situación.

¿El budista tiene plena conciencia de su estado emocional?

Depende de cuánto medites. Pero después de un tiempo vas a ser feliz siempre. Para mí, todo es fantástico, maravilloso a cada momento. Y esa es la mejor manera de vivir.

Piedras en el camino espiritual.




E
stas reflexiones sobre el tema del camino interior, o espiritual, o proceso terapéutico, pretenden abrir puertas, acercarnos a un pensar diferente. Son fruto de mi propia experiencia y no buscan sistematizar el tema de una forma congruente.

En esta era cognitiva ya se tiene bastante asumido que uno de los pilares de las tradiciones, la realidad, es la realidad de cada uno tal como el sujeto la construye en su interior (idea ahora usada hasta para vender cervezas).
Este paradigma centra el poder en el sujeto que posee la capacidad de cambiar su forma de interpretar la realidad.

La idea de cambio es la clave de todo proceso espiritual, querer ser más y mejor, o sufrir menos. Por un lado buscamos el cambio de lo que somos por un modelo interno en base al yo ideal, lo que nos gustaría ser, o al ideal del yo, lo que deberíamos ser. Por otro lado, buscamos el cambio por un modelo externo, un maestro, terapeuta, o el comportamiento ejemplar que sugieren los textos sagrados.

La no aceptación de lo que descubrimos en el panorama vital ( límites, muerte, dolor), es la principal huída hacia el cambio. Huída perfectamente comprensible. El cambio necesita modelos y es la desorientación la que nos remite a modelos externos. Y no porque los modelos externos sean buenos en sí mismos.
Es posible que la gente piense: aprendo mucho con sus charlas, me ha ido muy bien tal práctica. Pero en el fondo lo que valoramos y nos alivia es depositar la confianza en otro, confiar en que el maestro sabe, en que la tradición no se equivoca. Eso sí, el bienestar es real. Todos vamos buscando algo con lo que sentirnos mejor. ¿Pero es eso un camino espiritual?

El tema de las prácticas también da mucho que hablar. Las respiraciones forzadas, los giros, inmovilizaciones, cantos, incluso las drogas, muchas veces son confundidas con vías de acceso a estados de conciencia alterados que son propios de lo espiritual. A través de estas prácticas se consiguen momentos de ver las cosas con más claridad, de acceso a sentimientos oceánicos asociados con estados de iluminación, estados de éxtasis o emocionales que quizás no consigamos de otra forma. De algún modo nos dan un poquito de ese paraíso prometido en los cuentos, en las películas, que de ese modo nos parece más cercano. (Anhelo de un pasado construido con recuerdos buenos). ¿Pero realmente cambia algo en nosotros?

No hay que confundir chuparse el dedo con comer. Las prácticas son medios para romper estructuras y hábitos que nos limitan pero que también nos conforman (identidad). El valor de las prácticas está en sus consecuencias a largo plazo. La satisfacción inmediata (de chuparse el dedo) no puede remplazar la necesidad de comer y el enfrentarse al mundo para conseguir esa comida. En algunos monasterios taoístas aceptan la entrada de un candidato una vez ha hecho fortuna. En la India se entiende el proceso del camino espiritual en la última fase de la vida, una vez criados los hijos.

En occidente la espiritualidad se vende fácilmente a la gente joven o inmadura. Ante la dificultad de construir una identidad, problema psicosocial muy actual, las promesas fáciles y atractivas son el mejor señuelo.

El placer después de cualquier técnica se equipara con el placer de tomar una coca cola, se puede haber llegado a ella por sugestión y estar en peligro de adicción.
Toda práctica necesita de una elaboración de las emociones o cogniciones que nos presenta como nuevas, elementos extraños a integrar en la identidad del sujeto.
Cabe denunciar la poca conciencia y respeto que existe sobre este tema. Se le da más valor al efecto inmediato, sugestivo y prometedor que a las consecuencias a veces peligrosas de estos procesos que por un lado tienden a desestructurar, con los posibles desencadenantes psicóticos y otras veces a reestructurar de forma rígida (sectas).

Muchas veces se parte de un mito, matar al ego. En los casos más suaves el mito consiste en desenmmascarar los engaños del ego. Es un tema confuso que polariza en nuestro interior dos seres, uno más espiritual al que se le asocian los buenos momentos y un ego como la parte oscura que hay que cambiar. Este mito del ego es una forma metafórica de las luchas internas, motores de nuestra construcción como personas. Es a través de querer ser lo que no somos que nos construimos. Es en ese momento que la identidad va adquiriendo una forma más precisa, cuando va apareciendo un sufrimiento enquistado y oculto, no el padecer dinámico del adolescente que saborea ciertos triunfos.

El adulto ya ha armado su defensa (identidad, carácter, hábitos, a veces precariamente) y su defensa le ha limitado. El ego se tiende a asociar con ese aspecto defensivo y limitante olvidando que el ego somos nosotros. No hay unas rejas que retienen nuestro potencial de ser mejores. Nuestro potencial es nuestro ego. Tan solo reconociendo esa unidad interna, aceptando nuestros actos, puede llegar algún cambio (no buscando el cambio).

En los ambientes espirituales se dan estas polaridades del yo-tu evolucionado (ideal) frente al yo-tu no evolucionado (ego) Por mi experiencia estas contradicciones de los procesos de crecimiento personal son alimentados interesadamente (aunque inconscientemente) por los maestros o terapeutas de la espiritualidad. En este orden cosmológico tener seguidores nos hace subir escalones hacia la perfección, generando una gradación, empezando por los comunes, pasando por los discípulos y llegando a los maestros. A veces la cuestión es tener un maestro o inventarlo para no ser un común.

Estos son algunos de los pensamientos que me surgen. Son muchas las dudas que aparecen cuando analizamos estos temas. Con la experiencia cada uno se da sus respuestas.

Si alguien ha conseguido seguirme en esta serie de denuncias se preguntará si yo creo en el camino espiritual. La respuesta es que sí, por supuesto que creo, creo en la intención honesta e inocente de los que buscan estar mejor y en la oferta sensata y consecuente con sus propias necesidades de los que ofertan plazas en el camino de la evolución. Cada uno con su camino. Gráficamente es un problema de peso, ¿qué pesa más a la larga, lo que gano o lo que pierdo? La cualidad del ser humano es la inteligencia "la capacidad de anticiparse a la experiencia".
Estamos en la era cognitiva, hoy construimos la realidad de que cada uno construye su propia realidad.

Xavier Coll.
http://www.concienciasinfronteras.com/

La Meditación Vipassana.


La palabra Vipassana significa literalmente "ver con claridad'. Es una vía para desarrollar cómo ver las cosas ya que tenemos que ser capaces de tener una clara consciencia, una forma de estar presente y observar las cosas sin pensar, sin comentar, sin opinar… sin nada: pura y simplemente observando.

Vipassana es una arma de cómo ver y qué ver. Cómo ver es más importante que qué ver, ya que todas las cosas pueden ser observadas. Vipassana es la vía sobre cómo ver las cosas y, además, sin explicar las cosas que vemos, ya que dejamos que las cosas se expliquen por sí mismas. Esta es la forma de ver.

Vipassana es también una forma de vida, ya que si nosotros vemos las cosas tal como son, aceptándolas por lo que son, y dejándolas ser de acuerdo a la realidad, entonces podemos liberarnos de lo ilusorio. La liberación de lo ilusorio se produce porque se llega a un punto en que nos sentimos decepcionados por muchas influencias y algunas que otras experiencias superficiales.

La idea principal es que Vipassana nos ofrece la manera de ver las cosas correctamente y la libertad de ser, de manera tal que no seamos influenciados por situaciones externas ni internas, sino que estemos mirando, observando y entendiendo. Nosotros, a través del Vipassana, llegamos a comprender las cosas tal como son y entendemos a la gente tal como es. Por lo tanto, no imponemos nuestras ideas particulares sobre ellos: si nosotros mantenemos las definiciones, entonces vemos las cosas y las personas de acuerdo a esas definiciones, en lugar de verlas tal como ellas son. Ver las cosas y las personas desde nuestros conceptos y definiciones es como ver con gafas, con gafas de colores, y Vipassana es precisamente ver sin gafas de colores.


La Práctica de Vipassana

Lo más importante de la práctica de Vipassana supone no envolvernos entre demasiados conceptos, ya que los conceptos pueden influenciamos o bloquear nuestra mente, impidiéndonos ver con claridad.

La vía del Vipassana es muy simple es la vía del descondicionamiento, la vía para llegar a la mente pura natural. Como el Buda dice, la mente es originalmente pura y luminosa, pero se vuelve impura por las impresiones que aparecen a través de los sentidos. Este es un punto muy importante, ya que tenemos sentidos para percibir cosas del mundo y de nuestro interior, y a través de los sentidos accedemos a las impresiones, siendo éstas las que colorean la mente. Si no nos liberamos de estas impresiones o si nos identificamos con ellas, entonces estas impresiones nos influencian
Vivimos en un mundo lleno de impresiones, estamos inundados de canales de televisión, de periódicos, de negocios de información. ¿Cómo no perderse en este mundo repleto de impresiones?

Así es precisamente cómo la gente hace negocios. Nosotros reconocemos el hecho, pero no tenemos por qué permitir que las impresiones nos influyan: disponemos de un espacio nuestro y este espacio es para que nosotros podamos estar.

En el interior del ser humano hay un espacio puro y limpio y nada puede contaminarlo Nosotros vemos algo, miramos las cosas y decimos "me gusta esto", a causa de las impresiones. Entonces nos podemos preguntar a nosotros mismos: "¿en realidad lo necesito? ¿para qué lo quiero? ". Es entonces cuando te colocas en la posición. de realizar la verdadera elección, cuando no permites que las cosas te influyan, porque en realidad eliges desde tu comprensión, tu necesidad o tus impresiones.

Acceder a este espacio en blanco es bastante difícil, ya que es necesario permitir que la mente se vacíe. Para mí existen dos caminos para vaciar la mente:

Uno es bastante natural o normal: se puede ocupar la mente en un objeto, enfocarla en algo, como por ejemplo enfocarla en las flores, dejando que las flores lleguen a ser el objeto de la mente. De esa forma, cuando miras las flores y estás con ellas completamente tu mente se ha liberado de otras cosas. En ese sentido, tienes a tu disposición un espacio enorme para ver, experimentar, para mirar dentro y mirar afuera. La flor no es un obstáculo, porque simplemente es el punto a enfocar. Hay un solo sentido.

El otro camino es enfocar la atención en estar presente: estoy presente estando aquí. Mi presencia se expande y expande cuanto más continua y profundamente estoy presente. En este camino mi mente es libre y entonces percibo un inmenso espacio, un espacio en mi cabeza; no siento mi cabeza cargada, enfoco en estar presente. Por ejemplo: estoy con otra persona y estoy relacionándome con ella. Esa persona no es un obstáculo para mi vacuidad: puedo verle, puedo oírle, puedo hablarle.

En la vida diaria es muy importante praticar Vipassana, ya que el mundo que conocemos es muy peligroso, podemos encontramos con el peligro en cualquier sitio y en cualquier momento. Por lo tanto necesitamos estar muy alerta, muy despiertos y percatarnos de las cosas que suceden a nuestro alrededor; poner atención a nuestras relaciones con nuestro entorno, a nuestra manera de ser y hacer actuando, caminando, … a cualquier cosa, de tal forma que estemos totalmente presentes, conscientes de uno mismo, de los demás y del entorno.

Por lo tanto, tenemos estos dos aspectos: estar despierto y estar consciente. Si tenemos una conciencia clara, entonces estaremos preparados para responder de forma más eficiente. Es algo muy útil.

Dhiravamsa

Nacido en Thailandia y con formación monástica, Dhiravamsa es uno de los representantes más creativos del budismo Theravada afincado en occidente.

http://www.dhiravamsa.com/

http://www.concienciasinfronteras.com/

Centro del linaje Kagyü en Argentina.


http://www.kagyuargentina.org/secretaria.htm

Entrevista a Lama Tashi Lhamo




Lama Tashi Lhamo es una reconocida maestra española de meditación, con una gran experiencia en esta materia, de la que imparte cursos por toda España desde hace años. Realizó bajo la dirección de KALU RINPOCHE el largo retiro de tres años necesario para alcanzar la categoría de lama y ha continuado desde entonces perfeccionándose bajo la dirección de KHENPO TSULTRIM GYAMTSO RINPOCHE , uno de los más importantes maestros vivos de la escuela Kagyu del Budismo Tibetano. Viaja Por toda España con un programa de cursos y retiros que tienen lugar tanto en centros urbanos como en lugares apartados que animan al recogimiento. Hace un seguimiento personalizado de los alumnos, con entrevistas y formularios, para tratar de resolver los problemas que se presentan y hacer grupos lo más homogéneos posible, con vistas a una mayor eficacia.

Entrevista realizada por Eusebio Pérez Infantes y Julián Peragón.


Arjuna: Desde occidente nos cuesta reconocer las diferencias, en la forma o en la esencia, de las grandes líneas del budismo, Mahayana, Hinayana… ¿qué nos dirías?¿En realidad hay diferencias muy notables?

Lama Tashi: La diferencia está en la forma de aplicar los medios hábiles o técnicas y en el criterio general. Un ejemplo clásico que ilustra bien la diferencia entre Hinayana, Mahayana y Vajrayana es comparar nuestro estado de confusión con un vaso con veneno. Según el Hinayana, en el cual lo principal es salir de la situación del sufrimiento, las técnicas o medios hábiles están enfocadas a la protección del sufrimiento aplicando la renuncia, se trataría de apartar el veneno de nosotros como algo dañino. A nivel filosófico, en el Hinayana las enseñanzas se enfocan desde la ausencia de identidad del yo, puesto que éste es la raíz del sufrimiento y el medio hábil es la protección respecto a no involucrarse en situaciones de peligro de la vida ordinaria, enfocando ésta en un entorno monacal; de hecho el ideal de vida sería el del monje.
En el Mahayana o gran vehículo hay unos medios hábiles que trabajan de un modo más amplio. Su visión filosófica es también la ausencia de identidad del individuo, pero también añade la ausencia de identidad de todos los fenómenos del universo. Hay un cultivo del amor y la compasión de una manera más amplia o universal. Para llegar a la comprensión de que todos los fenómenos carecen de identidad propia y para entrenarse en el cultivo del amor y la compasión, la involucración en las situaciones de conflicto son necesarias, puesto que el roce con la vida forma parte del entrenamiento del bodhisattva, permitiéndole confrontar su tendencia al escapismo y otras situaciones, ya que si no hubiera ese roce con la vida no habría ocasión para practicar. Volviendo al ejemplo anterior, se compara a beber el vaso de veneno, pero éste no daña al practicante porque tiene el antídoto de que todos los fenómenos son vacuidad (carecen de identidad propia independiente).
Por último, el Vajrayana sería un aspecto del Mahayana en el cual hay unos medios hábiles o técnicas de yoga y otras procedentes tanto del tantrismo como del chamanismo tibetano (recordemos que el Vajrayana adoptó en Tíbet un estilo particular), pero cuya base es la misma que en los anteriores vehículos, es decir, la ausencia de identidad de todos los fenómenos y del yo, así como el cultivo del amor y la compasión de un modo amplio; sin embargo, allí donde el Mahayana entraría a relacionarse con el entorno en el cultivo de la compasión y en la apertura de corazón que le llevaría a madurar la apertura de conciencia y ver la no sustancialidad de todos los fenómenos, en el Vajrayana se añade el criterio de que todo es puro desde el origen. Uno se sitúa, a nivel del resultado, en el cultivo de esa visión pura que es consecuencia de la apertura de corazón y de relacionarse con los obstáculos de un modo distinto (no con aversión, sino como formando parte del camino), surgiendo una ausencia de temor al relacionarnos con las cosas de otro modo. En este caso, se dice que no sólo puedes beber el vaso con veneno (al ser antídoto no hace daño), sino que incluso el mismo tóxico del veneno permite que puedas cultivar todas las realizaciones. Por eso, un símbolo del Vajrayana es el pavo real: se dice que las plumas del pavo real, su color metalizado, provienen de sustancias tóxicas que puede comer el pájaro, mientras que a otros les haría daño.
Lo que hay que comprender es que los tres vehículos no son excluyentes, sino que forman un proceso parecido a esa muñecas chinas que van encajándose una dentro de otra. Un practicante que considere que está en el Vajrayana aplica también las instrucciones del Hinayana y del Mahayana porque también son edades de la persona. Uno no puede integrar ciertas cosas de repente, sino funcionar de un modo más perfeccionista, ya que si nos involucramos de un modo directo, la confusión puede ser más poderosa que nosotros, siendo en este caso lo correcto apartarse de la situación, aunque con la idea de que el aspecto negativo no está en la situación en sí, sino en el modo en que nos relacionamos con ella, utilizando la situación conflictiva no para cultivar la aversión hacia el mundo o hacia otros aspectos negativos, sino ver que es nuestra relación con la situación (como la falta de compasión, de sabiduría) lo que hace que esa persona se aparte.


Eusebio:¿Se puede decir que en el vehículo del Vajrayana es el propio tóxico no que nos libera?

Lama Tashi: El tóxico no libera en el Vajrayana, sino que es incorporado como una cualidad. El practicante sería como un alquimista que puede transformar dicho tóxico. La transmutación viene del enfoque del Mahayana, es decir, de la comprensión de la vacuidad y el amor y la compasión inseparables de la pureza fundamental de todo.


Eusebio: ¿Es esto aplicable a nuestro modo de trabajar los pensamientos en la meditación?

Lama Tashi: Nuestro modo de trabajar con los pensamientos no tiene ese nivel. En el sentido de utilizar la misma lucidez que percibe el pensamiento para incrementar la lucidez puede estar conectado, pero no es lo mismo, puesto que esto serían prácticas más avanzadas.


Eusebio: Tú enseñas a tus estudiantes la meditación Shiné desde la perspectiva de prácticas más avanzadas del Vajrayana como el Dzogchen o el Mahamudra. ¿Puedes hablarnos sobre ello?

Lama Tashi: Trabamos con el Shiné desde una perspectiva más avanzada porque estamos potenciando la experiencia de la apertura y la claridad durante el proceso, así como la interrelación de los medios hábiles, que es un modo que nos acerca a la experiencia. En este caso potenciamos el amor y la compasión unida a la comprensión de no sustancialidad. Igualmente, para comprender la no sustancialidad también nos basamos en la lucidez desnuda de etiquetación. Todo esto son instrucciones de prácticas más avanzadas que el Shiné. Puedes acercarte a una práctica desde un criterio u otro y el que nosotros estamos trabajando es el Vajrayana. La manera de dar las instrucciones son del Vajrayana.


Arjuna: Para nuestra mente inquieta, la disciplina de sentarse en meditación es un suplicio. ¿Qué pasos básicos aconseja la meditación Shiné para iniciarse en
esta vía?


Lama Tashi: Eso siempre le pasa a todo el mundo que se sienta a meditar por primera vez. Lo que hay que hacer primeramente es seguir las instrucciones de alguien que tenga experiencia y mirar cómo te relacionas con la experiencia de estar sentado; por ejemplo, ¿de dónde viene la irritación? Muchas veces la irritación tiene que ver con el rechazo; en ese caso habría que cambiar el rechazo por un antídoto, como es la tolerancia y el abrir. Contra más abres, menos suplicio o irritación hay pues ésta viene de la lucha contra lo que aparece (normalmente el rechazo del pensamiento).
Pero si no hay que rechazar el pensamiento, ¿quiere esto decir que hay que dejarse llevar por los pensamientos? No, esto sería una distracción. ¿Qué tengo entonces que hacer? Hace falta un instructor; éste te va a decir que aproveches la irritación para darte cuenta de cómo te relacionas con los pensamientos para que cambies la manera de relacionarte con ellos.


Eusebio: Tu método trabaja simultáneamente el cultivo de la atención con un reconocer desnudo de etiquetación. ¿Hay que incorporar el movimiento de los pensamientos en la meditación? Alguna vez has dicho que lo realmente importante no es tener la mente en calma, sino descubrir la mente; sin embargo, ¿no es el objeto de la meditación llegar a la quietud o calma mental? ¿Cómo integrar el movimiento de los pensamientos dentro de la supuesta calma? En tus enseñanzas dices que el surgimiento del pensamiento y la sabiduría que reconoce son simultáneos...

Lama Tashi: La práctica del Shiné es muy importante porque permite estabilizar la mente. Un ejemplo tradicional es comparar la mente al océano y los pensamientos al oleaje que hay en el océano. La práctica de Shiné consiste en serenar el océano. Para alcanzar esa serenidad, si vamos con la idea de que calmar la mente como si las olas que surgen en la mente son diferentes de la propia mente, nos lleva a un error; es decir, a buscar una calma en la cual el pensamiento y el espacio en que éste surge son considerados como algo diferente. Esto lleva a prácticas en la cual aparece una calma artificiosa que no está unida a la sabiduría que reconoce que el pensamiento es como una ola y la mente es el océano, es decir, mente y pensamiento son lo mismo. Esto es fundamental.
¿Por qué dice la Lama que no hay que ir a buscar la calma? Porque ir a buscar la calma es ir a buscar un pensamiento o idea a propósito de la mente. Cuando se parte de esa idea, uno rechaza lo que ve: si lo que ve son pensamientos, rechaza el pensamiento porque persigue una idea de lo que tiene que ser la meditación y fácilmente cae en procesos de retención de pensamientos o de intentar vaciar la mente de pensamientos. Ambos son errores. ¿Por qué? Porque el pensamiento es la claridad misma de la mente, y la naturaleza de la mente es claridad.


Eusebio: ¿Por qué hace falta serenar la mente?

Lama Tashi: Serenar la mente es extremadamente importante, puesto que nos permite descubrir cuál es la naturaleza de la mente, es decir, qué es el pensamiento, qué es el espacio donde éste surge y cómo surgen los pensamientos. Ambas cosas tienen que ir unificadas. Hay que llegar a un estado de serenidad a través de la sabiduría que ve. Esta necesaria porque sin ella la mente es incapaz de penetrar en estados de profundidad en la meditación, y se quedaría en la superficie de la distracción del pensamiento. Sin embargo, un practicante avanzado, aunque descubra de vez en cuando un pensamiento, no se distrae, pues es capaz de utilizar la misma lucidez que ve el pensamiento para incrementar la lucidez de la práctica de la meditación, ya que unifica la lucidez con el espacio. Pero ésta no es la forma de meditar de un principiante. Para el principiante que considera que el pensamiento, el que piensa y el espacio en que surge son distintos, cualquier pensamiento que surja le atrae y se involucra en él. Entonces ve la ola pero no ve el océano; si viera que la ola surge en el océano y que ambos son lo mismo, no habría realmente distracción, sino que habría conciencia o sabiduría de la no separación entre el que ve el pensamiento y el espacio.
Las instrucciones que doy son Shiné para serenar la mente porque gracias a ello la mente se vuelve más dócil y nos obedecerá en las propuestas que le demos. Por ejemplo, si decimos, "lleva la atención al canal central", se situará en dicho canal, y así en las diferentes prácticas. Sin embargo, no solamente será dócil, sino que por el modo que tenemos de trabajar hay paralelamente una comprensión vivencial de cómo es la mente. Esto es extremadamente importante. Uno ve cómo surgen los pensamientos, por qué surgen, cómo surge la agitación, cómo aprovechar la energía del pensamiento, cómo quedarse en la apertura clara de la mente, cómo integrar el movimiento como siendo parte de la naturaleza de la mente..., todo eso es fundamental para un meditador porque de lo contrario no descubre lo que es la mente en sí.


Eusebio: ¿Y es así como empiezas a trabajar con tus estudiantes?

Lama Tashi: Exactamente. Por eso el tipo de enfoque que damos es un Shiné que está impregnado de enseñanzas Mahamudra y Dzogchen. Cuando la mente sea dócil y pasemos a Vipasana o a otras prácticas superiores, el estudiante tendrá a la vez la sabiduría de haber vivenciado no solamente un estado de calma en el sentido de aquietamiento, pues hay muchas cosas que pueden calmar la mente, como recitar muchos mantras, una buena sesión de yoga, etc., pero no sólo se trata de aquietarla o despejarla: se trata de comprender directamente a nivel vivencial lo que es la mente. Podríamos leer un libro o un tratado sobre meditación, pero leer un tratado y vivenciar no es lo mismo. Vivenciarlo en ti es lo que te libera, porque ves y, cuando empiezas a ver, es como el que ve el truco a un ilusionista. Cuando se unifica la sabiduría que ve con la habilidad del entreno (la docilidad a la que va acostumbrándose la mente), acabamos desembocando en un Shiné con conocimiento, muy unificado a Vipasana, que es la práctica que viene a continuación.


Eusebio: Algunos estudiantes que asisten a tus cursos por primera vez te preguntan por qué no empezar a meditar directamente sin soporte o por qué no comenzar antes con la meditación Vipasana. ¿Esto está conectado con lo que has explicado?

Lama Tashi
: Naturalmente. Es muy fácil confundir la calma con estados de evasión o de sopor sutil. Si un principiante empieza a meditar directamente sin soporte, no descubre lo que es el sopor sutil y lo que es la evasión. Pero si tienes la propuesta de tener la atención en el soporte, ésta te muestra si caes en la evasión (porque en este caso no hay conciencia del soporte) o si caes en el sopor sutil (en este caso ves el soporte de una manera turbia). La conciencia de estar atento al soporte permite que el aspecto de la claridad no se descuide.


Eusebio:¿La claridad tiene que ver con el movimiento? ¿Qué relación hay entre el espacio abierto y la claridad?

Lama Tashi: La claridad es también movimiento. El espacio y la claridad son lo mismo, es la apertura del desbloqueo de la lucidez; y este desbloqueo incluye movimiento, o sea, es el aspecto de energía del espacio (también podríamos descubrirlo como el juego creativo de la claridad).


Eusebio: Si los pensamientos son claridad y movimiento, ¿quiere esto decir que es positivo que se presenten pensamientos en nuestra meditación?

Lama Tashi: Hay que reposar y gozar de la claridad del pensamiento, no cabrearse con los pensamientos. En la práctica del Shiné no importa el contenido del pensamiento. Lo que hay que descubrir es que debido a nuestra relación con la apariencia del pensamiento que surge, da la ilusión de que el pensamiento y el que lo percibe son autónomos. En cuanto surge la conciencia del pensamiento, y nos apegamos a la claridad que percibe, aparece el pensamiento (lo percibido) como si fuera algo autónomo. A continuación, parece que hubiera una cierta distancia o relación con lo que ves, y aparece entonces el apego y rechazo, la etiquetación conceptual, etc., pero todo ese proceso pasa por alto para nosotros normalmente, pues confundimos la etiquetación con la sabiduría, creyendo que aquélla es la inteligencia que ve y que el pensamiento es algo autónomo o diferente del que lo ve y del espacio en el que surge.
Por tanto, cuando una persona está meditando en Shiné, no se trata sólo de serenar el movimiento, sino de descubrir el proceso que hemos descrito. Descubrir este proceso es lo que libera la mente en el seno de la claridad serena. Una vez sucede esto, se puede pasar a niveles superiores de práctica en los cuales uno descubre que el que percibe y lo que es percibido no son autónomos, siendo capaz de dejar la lucidez libre de separación. Cuando además fusionamos esa lucidez con el espacio en tanto que no ejerce ninguna posesividad sobre el proceso de lucidez, entonces es cuando se puede empezar a vivenciar que el movimiento, el espacio y la claridad son a la vez. Si a la sensación de ilusión que nos da la apariencia del movimiento que parece que se manifiesta en un sitio y desaparece en otro, te das cuenta que es una ilusión, esa sensación desparece.


Eusebio: “Es entonces, al reconocer que todos los fenómenos son una manifestación de la clara luz de la mente cuando trascendemos la separación entre samsara y nirvana”, son palabras de tu maestro (Khenpo Tsultrim Gyamtso Rimpoché).

Lama Tashi: Exactamente. Consecuencia de esto es una habilidad en poder entrar dentro del movimiento emocional, dentro del juego de la propia mente. Uno cambia su manera de relacionarse con las cosas y es capaz de utilizar la confusión en el sentido de que puede ver que el mismo movimiento de la emoción (la sensación de que hay alguien a quien le está pasando eso) no es más que un juego de la mente. Sin embargo, con esto no estamos diciendo que no exista. La tendencia hacia el eternalismo, que es la fijación en la creencia de que las apariencias son autónomas y que exiten por sí mismas, no es sustituida por una idea de que las cosas no existen (nihilismo); lo que uno descubre es el no bloqueo del juego claro de la conciencia y, en el seno de este juego de la apertura, aparecen todas las cualidades propias de la mente despierta (amor, compasión y todas las cualidades que son parte de la naturaleza básica del ser).


Arjuna:¿Pero en realidad qué ocurre en esa experiencia cumbre de realización si es posible ponerla en palabras?

Lama Tashi: Hemos hecho un intento de poner en palabras, pero esto es peligroso porque damos de nuevo un objeto de referencia a la mente conceptual o intelectual, que intenta de algún modo poseer la experiencia a través de una idea. Esto es imposible porque la experiencia real trasciende ese proceso de la mente dual de conceptos. Lo único que podemos decir es -como ya hemos apuntado- que se trata de un estado de desbloqueo de la lucidez, de las cualidades claras de la conciencia, la lucidez de que estas cualidades son dinámicas..., de igual modo que en un rayo de luz hay todos los colores del arco iris, cuando hablamos de claridad incluimos el juego de todas las cualidades de la conciencia.


Arjuna: Cuando iniciamos un camino espiritual entramos a menudo desde nuestro ego. Nos imaginamos el nirvana o la iluminación como un paraíso que no es más que el ideal del propio ego, de los propios sueños.

Lama Tashi: Exactamente es así. El descubrir esto está muy bien; es el primer paso para acercarte a la auténtica experiencia: el descubrir la diferencia entre imaginar algo y la realidad desnuda. La auténtica realidad es la realidad desnuda, "es lo que es". Entonces, en el camino espiritual, uno tiene que ir abandonando cualquier idea a propósito de "lo que cree que es", tanto en la expectativa de alcanzar algo como en los temores de no alcanzar (esto aparece a menudo en los textos budistas). El mismo proceso del sendero va limpiando las ideas que uno tiene sobre el sendero; es decir, yo ahora estoy hablando de una manera muy técnica, o intento explicar cosas, y paralelamente te das cuenta que el método, o el sendero, o las explicaciones, no son la experiencia en sí; no es nada más que un modo indicativo o algo que te ayuda a situarte, pero la experiencia en sí es natural en el sentido de que no es fabricada; desde luego, el camino espiritual no la fabrica, simplemente te marca una metodología para descubrir cosas y en ese descubrir vas abandonando toda idea o proyección respecto a aquello que quieres descubrir.
¿Y cómo se consigue esto? Cada paso que das te va mostrando que el sendero es así, que es el irse desnudando de ideas o confusión respecto al camino o respecto a uno mismo.
Con esto me refiero – como bien dice Arjuna - al sentido de confundir la iluminación con los propios sueños (por eso uno de los libros que recomiendo leer es Más allá del materialismo espiritual, de Chögyan Trungpa Rinpoché, pues es fundamental para entender este tema).
Nosotros empezamos a practicar con una tendencia egocéntrica. Éste es nuestro punto de partida, no existe otro. Y a medida que vamos practicando, nos vamos haciendo conscientes de la dispersión con la que practicamos. Al ir liberando esta dispersión, la práctica te va acercando más a un estado de desnudez. Contra más desnuda es, más cerca estás de la experiencia y cuanto más cerca estás de la experiencia, más te das cuenta que era lo que era, desde siempre. Por otro lado, esto es chequeable; es decir, los pequeños momentos de experiencia que uno tiene, poseen ese mismo sabor, lo que te va asegurando que el sendero que recorres no es una fantasía más, sino que es verdadero.


Eusebio: En tus enseñanzas nos alertas a menudo sobre los peligros de confundir anhelo espiritual con ambición personal, convirtiéndonos en una ardilla que va guardando trozos de naturaleza en su árbol, pero no se abre a la naturaleza (cuando el ego ve un logro también lo guarda en su arbolito). ¿Quiere esto decir que ética y sabiduría hay que trabajarlas de forma conjunta?

Lama Tashi: Efectivamente. La ética tiene que ver con el medio hábil, o sea, con el modo en que nos relacionamos con la situación. Este modo ha de ser a través del amor, la compasión y todas las manifestaciones que salen de él (generosidad, paciencia, etc.). ¿Por qué es esto así? Porque es comunicativo; es decir, esa tendencia a separar el sujeto que percibe y el objeto percibido, así como todo el juego de auto protección del ego a través de actitudes que son más de abrir y de comunicar con la experiencia es más fácil cuando el proceso de sabiduría va acompañado con un soltar nuestra identificación con el ego. Ayuda a reunir las condiciones favorables para que eso aparezca. Y además te ayuda a integrar todo aquello que vas experimentando de una forma progresiva (que normalmente suele ser el aspecto confuso de nuestro interior, como egoísmo, orgullo, celos, etc.); es decir, al comunicar con la experiencia, eres capaz de mirar la esencia de lo que hay de un modo en el cual detrás de esa mirada no hay un afán de destrucción o de aniquilar (eso sería un aspecto de aversión). Ese aspecto de abrir es, por un lado, un antídoto al aferro que da solidificación a las cosas y, por otro lado, un antídoto a la aversión que intenta apartar las cosas, solidificándolas también.


Arjuna: Quizás, desde la perspectiva de la meditación, el ego es un instrumento y no hay que destruirlo ¿Cuál es la función del ego para que no interfiera con
nuestra esencia?


Lama Tashi: Ya que desde el principio el ego no tiene existencia propia, no se puede destruir. No obstante, la cuestión a comprender radica en que el ego es una falsa percepción. El ego desaparece en un momento determinado, pero mientras está presente, en tanto que distorsión, es utilizado para descubrirlo, ya que el ego también es un síntoma que te muestra dónde está la distorsión. Es decir, la misma presencia del ego como proceso en sí nos muestra dónde investigar; pues si no contáramos con ese síntoma, no sabríamos dónde investigar. Esta investigación te lleva a ver que el ego no es nada más que un juego ilusorio, una aprehensión, un aferro que uno hace sobre una serie de situaciones o movimientos internos, dando la impresión de que hay alguien ahí. Por tanto, cuando se dice que hay que utilizar el ego durante el sendero, no se refiere a apoyarse en él para ir a otro sitio, sino a utilizar el mismo proceso para descubrirlo, pues es precisamente el ego el que te pone el lastre de descubrir lo que son las cosas. Cualquier momento de lucidez o toma de conciencia de algo, así como la sensación de que hay “alguien ahí que está siendo lúcido”, es precisamente el origen del proceso del juego ilusorio de la dualidad. ¿Qué habría que hacer? Mirar dónde está “ése [sujeto] que parece que está siendo lúcido o consciente” de algo y descubrir que no se descubre nada [risas]. Cuando nos dicen “investiga y descubre algo”, parece que tenemos que descubrir “algo” que podamos señalar con el dedo o coger con la mano; sin embargo, generalmente la investigación te lleva a descubrir que no hay nada que encontrar. Esto está muy bien, porque no tienes nada nuevo a qué cogerte. Entonces se fusiona el ver con el no encontrar, y ese no encontrar te ayuda a mirar de un modo un poco más amplio (y, como en la meditación, encontrarte con el espacio abierto).


Arjuna:¿Cómo puede ayudar las diferentes líneas de psicoterapia a la espiritualidad? ¿pueden complementar los métodos tradicionales de trascendencia?

Lama Tashi: La psicoterapia es muy útil. A muchas personas que empiezan la meditación les iría muy bien complementarla con la psicoterapia, ya que ayuda a ver patrones. Pero el problema surge cuando se solidifica el origen de donde surgen los patrones, pues en ese caso éstos no se puede liberar del todo.
Los métodos tradicionales de trascendencia ayudan a llevar un poco más lejos la psicoterapia, la cual es de por sí muy hábil para descubrir procesos del ego.


Eusebio: ¿Le falta a la psicoterapia el componente contemplativo propio de un camino espiritual?

Lama Tashi: Sí, le falta el aspecto de sabiduría (no porque sea estúpida, pues la psicología es muy inteligente) en el sentido de descubrir la ausencia final de identidad de los patrones, ya que al buscar un origen del patrón se solidifica – el patrón no es nada más que una interrelación, un aspecto que aparece, pero no es algo sólido en sí, es un juego más de la conciencia-. Esto no quiere decir que no haya que buscar un origen, pero sí ver que lo que te pasaba de niño y que ahora te condiciona puede servir para descubrir que estás relacionándote con las cosas a través de un patrón y eso te ayuda a liberarte; sin embargo, muchas veces lo que se hace es justificar la acción porque uno tiene un patrón y entonces éste se solidifica de nuevo y se encuentra la causa (“la causa de tal cosa era que me pasó tal otra de niño”), pero de hecho estás perpetuando ese encarcelamiento, ese sufrimiento, debido al aferro al pensamiento de ese recuerdo, volviendo a redefinir el ego en relación al patrón. Creo que lo ideal sería la combinación de las dos cosas; es decir, para una persona que tenga problemas está bien que haga psicoterapia para descubrir el encadenamiento de una serie de patrones, pero hay que ir más lejos, hasta que descubra que ese encadenamiento en sí, a nivel último, no tiene sustancia, y sea capaz de soltarse. Eso es lo ideal.


Arjuna:¿El terapeuta aquí en occidente se ha convertido en una especie de gurú? Tal vez es necesario clarificar términos. Nos preguntamos si es imprescindible el maestro en el camino espiritual y qué relación como occidentales podemos guardar con él/ella?

Lama Tashi: El terapeuta es un tutor y en cuanto te ayuda a salir de la confusión y te hace un bien, sientes un agradecimiento y un respeto sanos hacia él. Pero otra cosa es el gurú. Ya sabemos cómo es el mercado espiritual y los engaños tan fuertes que hay en él. Ahí esta la responsabilidad del terapeuta: si ve que se mezclan neurosis dentro del proceso de la relación, tendrá que ir limpiando dicho proceso, igual que tendría que hacer un maestro.


Eusebio: ¿Hasta que el estudiante va descubriendo ese maestro en su propio interior...?

Lama Tashi: Sí. De hecho, en el contexto budista se dice que el maestro y el discípulo son inseparables y que el maestro ayuda al alumno hasta que va reconociendo la inseparabilidad entre ambos. Esto hay que entenderlo bien: es un proceso de reconocimiento, no de tratar de erigirse el discípulo en el maestro, sino que a medida que el estudiante va descubriendo que su ego no es real, se encuentra con la naturaleza básica del despertar presente en su interior y ve que el maestro hacía de espejo de eso todo el tiempo; descubre que el maestro tiene la misma naturaleza que él, que son lo mismo, pero no hay ningún juego del ego detrás de este proceso. Esto va acompañado de un amor y un agradecimiento extraordinario.


Eusebio: ¿Esta devoción o amor incondicional se extiende hasta el resto de la realidad?

Lama Tashi: Exactamente. A todos los seres. Al descubrir lo que es el maestro, lo ve en todos sitios (en su interior, en el exterior..., y eso coincide con lo que hablábamos del Vajrayana sobre la visión pura de la realidad).


Eusebio: ¿Qué le dirías a una persona que medita por su cuenta, sin la guía de un maestro?

Lama Tashi: Que es muy fácil errar y perderse. Es como quien se mete en un desierto y no tiene ningún guía que conozca el camino. La mente es muy juguetona. Como decía Muktananda, la mente es a la vez el policía y el ladrón o, en nuestro caso, es el terapeuta y el paciente. Es muy fácil confundirse. Por otro lado, meditar es un trabajo bastante sutil y, como todavía hay muchas ideas equivocadas acerca de la meditación, hace falta un tutor que esté bastante entrenado.


Eusebio: según las enseñanzas del Vajrayana “la clara luz de la mente es una experiencia directa que realiza el yogui cuando trasciende la dualidad sujeto-objeto, pero esta vía no puede ser objeto de enseñanza porque la naturaleza de la mente está más allá de las palabras y es inaprensible por el pensamiento; es por eso que sólo pueden ser recibidas gracias a la transmisión directa de la influencia espiritual de un lama a su discípulo animado de confianza y devoción” (son palabras de tu maestro, Khenpo Tsultrim G. Rinpoché). En la sociedad actual no se comprende muy bien este tipo de experiencia...

Lama Tashi: es una experiencia directa. Es como caer en la cuenta de algo cuando estás meditanto, pero en este caso más intensamente. Te pasa sin ninguna idea de que te vaya a pasar, es espontáneo, sucede sin más. Es un reconocimiento, caer en la cuenta de algo.


Arjuna: A la luz de nuestro momento, de nuestra época actual llena de convulsiones sociales, guerras, globalización, poder, etc, ¿cómo interpretar las Cuatro Nobles
Verdades que hablan del sufrimiento?


Lama Tashi: Como en cualquier otra época [risas], porque forma parte de la situación básica del individuo. Las épocas no cambian en este sentido. Recordemos que las Cuatro Nobles Verdades (la toma de conciencia del sufrimiento, ver cuál es la causa del sufrimiento, comprender que hay una salida y que hay un camino) forman parte de la estructura básica de la confusión, siempre ha estado presente en las diferentes épocas. Nuestra época no es distinta a ese nivel.


Eusebio: Hablando de la cuarta noble verdad, ¿qué camino hay en nuestra época para salir del estado de confusión?

Lama Tashi: Para salir del estado de confusión hay que conectar con una vía espiritual que sea auténtica. Conectar con ésta depende del mérito acumulado en vidas pasadas. Cultivar una actitud que permita generar ese mérito es importante; es decir, una actitud en la que haya un interés por el beneficio de todos (no solamente de uno mismo) y una actitud de querer dejar de dañar a los demás y de entrenarte en hacerles el bien: esto es empezar a acumular energía positiva. Esa acumulación de energía positiva ayuda a que los velos vayan disminuyendo en tu mente y, cuando aparezca una persona o alguien que te haga entrar en contacto con un camino espiritual, ese mismo anhelo de clarificación y de hacer el bien hacen que sientas atracción por el sendero espiritual. Empiezas a recorrer ese sendero chequeando siempre si tu motivación ha sido la buena o no. Y de ese modo vas recorriendo el sendero, notando de dónde surge el sufrimiento (del aferro al yo, de la ignorancia, etc.)


Eusebio: ¿Se puede recorrer el sendero espiritual ayudando, por ejemplo, a las personas que pasan hambre, sin necesidad de practicar ningún tipo de meditación?

Lama Tashi: Claro. Eso también está ahí. Pero hay que tener en cuenta que en el enfoque budista se trabaja no sólo con el amor y la compasión, sino también con la sabiduría, el descubrir o mirar el juego de la conciencia que genera la ilusión de un ego (que es quien entra en todos esos juegos). Por tanto, la salida definitiva del sufrimiento implica esa comprensión vivencial, porque es una vivencia directa. Cuando hay sabiduría, el modo de mirar a los demás es mucho más amplio y poderoso. Hay que crecer en ambos aspectos: compasión y sabiduría. Como dice el maestro Götsangpa en un cántico cuando habla de la compasión [se refiere a “Melodía de los ocho giros de la lanza”]: “agotadas las ambiciones egoístas nacen las olas de amor libres de conflicto, sin tristeza de desánimo o interés personal: estas cosas liberan la compasión, que “es como una lanza que libremente ondea en el espacio”. Respecto a “las olas libres de conflicto”, Khenpo Tsultrim Rinpoché comentó hace poco que nuestro amor y compasión en la actualidad está lleno de conflicto. Un ejemplo de esto es que normalmente sentimos compasión por la víctima pero no sentimos igual compasión por el verdugo. Si nuestra compasión de ayudar a las personas que pasan hambre (o cualquier otra) va combinada con madurez espiritual y sabiduría, nuestra acción compasiva tendrá un poder y una capacidad de acción inmensa.


Eusebio: ¿La sabiduría tendría que ver con el hecho de ser capaz de generar compasión también hacia el verdugo?

Lama Tashi: Sí, pero esta sabiduría se refiere a la comprensión de los procesos de la conciencia que hemos explicado antes. Es entonces cuando la sabiduría desbloquea la compasión, trascendiendo la idea de un ego involucrado en el proceso de la compasión. No es algo que te esté pasando a ti en relación a algo, sino que tú mismo encarnas la compasión no conceptual de un modo completamente ecuánime, tú “eres compasión”.


Eusebio: Cada vez va más gente a los cursos de meditación. ¿Esto quiere decir que vivimos en una época más consciente?

Lama Tashi: No sé si es más consciente; lo que sí siento es que las tradiciones del Tai Chi, Yoga, Chi Kung y otras que han empezado hace unos cuantos años en occidente y que van cogiendo mucho prestigio está ayudando a que la población en general tenga menos miedo hacia lo oriental. Eso ha preparado el terreno para la meditación. También hay que tener en cuenta la figura del Dalai Lama que en el contexto del Budismo Tibetano se ve como alguien muy cercano y no suena como algo estrambótico o estrafalario. Todo eso va quitando temores hacia la práctica de la meditación. Además, el hecho de tener nuestras necesidades materiales más o menos cubiertas, hace que las personas empiecen a notar que hay un hueco ahí (el hueco de la espiritualidad) y se acercan con menos temor al Budismo. Por otro lado, el Budismo se plantea de una manera en la cual no hay conflicto con el contexto en que uno vive ni con las tradiciones espirituales autóctonas. El Budismo, como ocurre en el Yoga o el Tai Chi, se presenta como una vía de conocimiento interior que no entra en contradicción con tus creencias (ya seas cristiano, ateo, etc.). Es una manera de acercarse a la espiritualidad muy sosegada, sin necesidad de creer nada “a priori”, sin separaciones entre lo sagrado y la vida normal, entre el aspecto de psicología (en tanto que investigación racional) y espiritualidad, etc. Parece como si todo se estuviera colocando un poco en su sitio para aprender a meditar. Pienso que ahora hay más gente abierta a este tema porque se han perdido los prejuicios y tabús y, además, porque es un sendero espiritual muy integrador. ¿Tú que opinas? [risas].


Eusebio: Opino que la meditación es como un arte. Ese anhelo del que hablabas antes yo lo buscaba en el arte, que es como un inmenso bosque que, cuando se enriquece con la práctica de la meditación, se abre de par.

Lama Tashi: A mí me pasó eso que dices, ese perfume que sentía cuando veía una obra de arte era como una llave que se abría o una señal que me estaba haciendo. Ya he entrado en ese campo que me estaba señalando. Es una preciosidad esto.


Eusebio: La meditación es algunas veces un engorro, un trabajo, pero un trabajo gozoso.

Lama Tashi: Para los que nos ha picado el mosquito éste sí [risas].


Arjuna:¿Cómo cultivar la ecuanimidad cuando el deseo, el miedo, la ilusión, el poder, el éxito están tan presentes en nuestra sociedad?

Lama Tashi: Esto conecta con lo que hemos dicho antes. La meditación ayuda mucho a eso porque te hace distinguir lo que es importante de lo que no lo es. Lo banal va cayendo por sí solo, así como el deseo, el miedo, el poder, el éxito..., todo eso va perdiendo importancia. En esa espaciosidad interna, la ecuanimidad va ganando terreno. Pero hay que distinguir entre ese proceso de maduración y el “tomar posturas”, todos somos muy aficionados a “ejercer de”. Pero no se está hablando de eso, sino de un proceso real, y todo proceso real implica crisis, tomar conciencia respecto a cosas que quizá no te agradan: encontrarte con el deseo, el miedo, la ilusión el poder, como decíamos antes cuando hablábamos de utilizar el ego para notar la dispersión; pues aquí igual, no se pega un salto a la ecuanimidad ignorando el deseo, el apego, etc. [risas], sino viéndolos, vivenciándolos y dándote cuenta que generan sufrimiento y que la auténtica felicidad no está conectada con esto. De un modo natural va saliendo la renuncia y en esa renuncia va abriéndose algo y esa ecuanimidad surge de esa apertura.


Arjuna: ¿Cómo fue su experiencia de hacerte lama? ¿Encontraste el camino de forma fortuita o sentiste el destino abriendo paso? ¿Las mujeres lama lo tienen más
difícil dentro de una jerarquía tradicionalmente masculina?

Lama Tashi: No tenía ninguna intención de hacerme lama ni nada de esto. No sabía ni lo que era eso. Encontré el Budismo a través de mi maestro en India [se refiere a Kenpo Tsultrim Gyamtso Rinpoché]. No sabía nada de Budismo, pero cuando lo encontré a él y empecé a escuchar enseñanzas sobre Budismo sentí que conectaba con algo muy profundo de mi ser, que era algo como si fuera mi propia familia. Es lo que estaba sintiendo y que vivenciaba a través del arte, pero no sabía expresarlo de una manera tan clara como cuando encontré las enseñanzas del Mahamudra, etcétera. Después de hacer el retiro de tres años y tres meses, en clausura, fui a Nepal. Mi intención era quedarme practicando allí junto a mi maestro, pero las circunstancias no me lo permitieron; tuve que volver a España y, durante cuatro o cinco años, estuve alejada de Khenpo Tsultrim por diferentes circunstancias adversas que se iban presentando. Entonces fue cuando empecé a dar enseñanzas. Al ver que lo poco que sabía podía servir para algo, fue para mí un gran sosiego espiritual. Poco a poco, de una manera instintiva, fue fusionándose todo (el aprendizaje del retiro con las vivencias que estaba experimentando, las adversidades, etc.), y apareció la oportunidad de las enseñanzas que estoy impartiendo ahora. Me he dado cuenta que fue precisamente la bendición del linaje lo que me puso en ese lugar, y que era necesario todo aquello que pasó.
Entonces, respecto a la pregunta de si encontré el camino de forma fortuita o si fue el destino abriéndose paso... las dos cosas a la vez.


Arjuna: ¿Las mujeres lama lo tienen más difícil dentro de una jerarquía tradicionalmente masculina?

Lama Tashi Lhamo: Sí si estás dentro de la jerarquía [risas]. Poco más habría que decir. Si no lo estás, pues no tanto. Además, yo tengo un gran apoyo de mi maestro y, como funciono de una manera autónoma, no me encuentro con esos problemas en la actualidad; pero si estuviese en contacto con la jerarquía eclesiástica, sí se nota que hay como una discriminación que poco a poco va desapareciendo. Hay que tener en cuenta que el contexto en el que nace el Budismo es una sociedad bastante medieval comparada con la occidental. Nosotros mismos, en occidente, tampoco somos muy ecuánimes respecto al hombre y la mujer. Hasta hace poco, en la época de nuestras madres, para conseguir el pasaporte tenías que tener el permiso del marido. Y muchas otras cosas. Y eso fue antes de ayer. Es lo que pasa; sí, sí hay esto, pero por otro lado, como el Budismo es tan extremadamente abierto en sí, como mentalidad, permite una fluidez en el cambio que a lo mejor otras tradiciones no la tienen. O sea, que quizá en diez o quince años de integración del Budismo en occidente es capaz de evolucionar con rapidez, integrando nuevas formas de vida que quizá a otra creencia le costaría más.


Arjuna: ¿Entonces qué le dirías a las mujeres que se inician en el Budismo o en un camino espiritual?

Lama Tashi: Pues lo mismo que a los hombres [risas]. Nada más. Que descubran la auténtica naturaleza de su mente y que trabajen para cambiar las tendencias negativas en tendencias positivas. Y eso es todo. No hay ninguna diferencia. Es lo mismo.


http://www.lamatashi.org/

http://www.concienciasinfronteras.com/
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