viernes, 31 de diciembre de 2010

2 Añitos..

Y se sigue aprendiendo tanto...

sábado, 27 de noviembre de 2010

La Realidad... Jsjsjs.. : )

Texto tomado del Blog
http://humanismoyconectividad.wordpress.com/


En el post, citas el ejemplo de un electrón entrando en la camara de niebla, sin embargo la realidad de que hay un tal electrón como cosa o algo real puede ser cuestionada por la propia cuántica. El electrón se “realiza” en ese experimento pero previo a él uno podría “imaginarlo” en un estado realidad-irrealidad o sea que estas en una suerte de meta-realidad, juego que daría para la recursión infinita. Tomo este ejemplo puesto que la conceptualización de que hay una tal realidad sería la aspiración de que es “algo concreto” lo que puede verse relativizado por este tipo de ejemplo.

El ejemplo que das del perro, me hace acordar a Funes el memorioso…
Al tener la capacidad hablar de la cosa: “el perro de la esquina”, supondría qhe se tiene cierta capacidad perceptiva de una continuidad de esa cosa en el espacio y el tiempo, lo que en realidad es una incapacidad de concebirlo en el flujo de su situacion. Si recordamos a Funes, para él el perro de las 14:33 era distinto, mejor dicho era otro perro del perro de las 14:34 y del de las 14:35 y así sucesivamente, por lo cual Funes al tener una memoria infinita, era incapaz de concebir la idea de ese “perro de la esquina”. Para el era una sucesión infinita de estados perro de la esquina totalmente diferenciados por la microscopía situacional . Esto nos estaría diciendo que la posibilidad de que podamos definir la realidad, en este caso el “perro de la esquina” supondría una limitación, es decir la posibilidad de olvidar y poder establecer categorizaciones mas o menos fijas. En tal sentido sería esa limitación la que nos permitiría definir la realidad, lo que no sería la realidad en otro nivel . Con esto también estaría esbozando una respuesta a tu duda sobre la impermanencia, creo yo, ya que la estabilidad de las cosas que conforman “la realidad” podría pensarse más como una limitación que como una capacidad identificadora de identidades concretas.

En el budismo hay dos tipos de experiencias perceptivas o formas de “visiones claras”: el shamatha y el vipashyana. Ambos son tipos de meditación o prácticas distintas. Una apunta a la visión, por decirlo de alguna manera, focalizada en “un objeto” concreto y trae profunda calma. La otra consiste en la percepción del instante totalmente liberado de discriminación, análisis e identificacion, aunque se basa en estos y da lugar a la sabiduría plena (wisdom). Aunque esto que digo es una simplificación extrema de ambos conceptos. Tanto el shamatha como el vipashyana tienen distintos niveles experienciales desde los cuales se podrían concebir niveles “distintos” de realidad.

Los nueve niveles de shamatha son:
1.reposar la mente en su interior.
2.reposar la mente de forma continuada.
3.reposar la mente de manera intacta.
4.reposar la mente intensamente.
5.adiestrar la mente.
6.pacificar la mente.
7.pacificar la mente completamente.
8.hacer que la mente se centre en un punto.
9.reposar la mente en la ecuanimidad.

Los cuatro niveles de vipashyana son:
1.discriminación de los fenómenos.
2.discriminación completa.
3.examinación completa.
4.análisis completo.

Recomiendo leer:
El texto completo:
http://www.dhagpo-kagyu.org/esp/enseignements/siete-1.htm
en especial:
http://www.dhagpo-kagyu.org/esp/enseignements/siete-3.htm
y
http://www.dhagpo-kagyu.org/esp/enseignements/siete-4.htm

La Muerte...







La Muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.

Somos lo que recordemos haber sido
y
seremos lo que otros recuerden que fuimos...




jueves, 16 de septiembre de 2010

Propiedades de las bananas y los plátanos




¿A quién no le gusta la banana o el plátano? Pues conozco muy pocas personas que no disfrutan saboreando esta fruta tan deliciosa y que va tan bien con tantas comidas y postres. Cada cultura tiene sus propias recetas, es cierto, y mientras algunas la incorporan a platos salados otros sólo la utilizan en platos dulces. Las bananas son frutas grandes de sabor más áspero y los plátanos, parecidos, son mas pequeños y mas dulces. En las dietas para bajar de peso parecen estar prohibidos pero seguramente algo bueno han de tener así que veamos cuáles son las propiedades de la banana:

Primero debemos saber que la banana es muy dulce ya que contiene tres azúcares, una enorme fuente de energía que los deportistas saben aprovechar muy bien cuando se trata de entrenar o jugar largos partidos, por ejemplo de tenis. Estos azúcares son la glucosa, la fructuosa y la sacarosa. Pero además ayuda a prevenir ciertas enfermedades así que no con viene eliminarla por completo de la dieta cotidiana. Por ejemplo:

. tiene mucho potasio y poca sal: ayuda a quienes padecen de hipertensión arterial y por tanto previene apoplejías.

. ayuda al funcionamiento de los intestinos porque es suave y blanda así que si padeces úlcera es la mejor fruta de todas. Neutraliza además los procesos ácidos de la digestión y como se pega a las paredes del estómago no produce irritación.

. tiene mucho hierro por lo tanto es buena se tienes anemia porque ayuda a producir hemoglobina.

. tiene mucha fibra: es buena en los casos de estreñimiento y evita los laxantes.

. tiene vitamina B6 por lo tanto ayuda a regular el nivel de glucosa en sangre. Esto es bueno en muchas situaciones pero si eres mujer sufres del SPM (síndrome pre-menstrual) puedes probar comiendo una banana.Lo mismo si eres una persona nerviosa, el complejo de vitamina B calma el sistema nervioso.

http://www.cocinaycomidasana.com/page/3/

domingo, 15 de agosto de 2010

Consciencia y espiritualidad según Ken Wilber

El espectro de la conciencia: Un modelo que incluye la espiritualidad.

Hasta la aparición de su primera obra El Espectro de la Conciencia no existía un modelo psicológico que, no solo se apoyara en los conocimientos aportados por la comunidad científica occidental, así como, en los obtenidos a partir de las grandes tradiciones espirituales, sino que, además, encarara de una forma convincente y prometedora las difíciles contradicciones que parecían surgir en el intento.

La espiritualidad, aunque no es una disciplina exclusivamente oriental, ha sido siempre el motivo central de los estudios orientales acerca de la conciencia, constituyendo también su propia fuente inspiradora. De hecho, Ken Wilber, en este libro, usa como referente básico de la espiritualidad los enfoques orientales del estudio de la conciencia, pero sin limitarse, por ello, únicamente a los mismos. Sin embargo, salvo muchas e importantes excepciones, el consenso general de la comunidad científica occidental ha calificado a la mente oriental, y al misticismo en general y sus manifestaciones - de regresiva, primitiva, o en el mejor de los casos, débil. Según psicoanalistas como Franz Alexander:

Similitudes entre las regresiones esquizofrénicas y la práctica del Yoga y el Zen, indican la tendencia general de las culturas orientales a retraerse hacia el interior de uno mismo, ante una realidad social y física abrumadoramente difícil.

La dificultad se agrava todavía más cuando, a su vez, el filósofo oriental acusa al materialismo científico occidental de ser la forma más basta de ilusión, ignorancia y carencia espiritual, llegando incluso a ridiculizar el intento de establecer un ego sano por parte de la psicología occidental, teniendo en cuenta que cualquier forma de ego es causa de sufrimiento desde el punto de vista oriental. Pero como señala Wilber:

Aunque desde su nivel de conciencia tengan razón, incluso desde el punto de vista hindú, la vida es un ciclo de involución y evolución del yo absoluto, y se reconoce que, la mayoría de nosotros viviremos como un jivatman, o ego aislado (aunque ilusorio), enfrentado a un universo desconocido. Es precisamente en dichos casos en los que las psicoterapias occidentales pueden ofrecer una liberación por lo menos parcial del sufrimiento que supone el hecho de vivir como jivatman y no hay razón para no utilizarlas en dichos casos.

Posteriormente, agrega que:

La inmensa mayoría de la gente, especialmente en la sociedad occidental, no está preparada, dispuesta o capacitada para seguir una experiencia mística, ni es conveniente empujarla a dicha aventura.

La tesis que Wilber expone en su primer trabajo consiste en considerar a la conciencia, en un sentido estrictamente metafórico, como un espectro formado por distintos niveles, al igual que la radiación electromagnética constituye una gama de ondas de distinta longitud, frecuencia y energía, tal como puede comprobarse, por ejemplo, al observar el arco iris. Así, en el caso de que distintos abordajes de la conciencia utilicen diferentes hipótesis de trabajo, instrumentos, y medios, es muy probable que acaben conectando con distintos niveles del espectro, como ocurriría, sí diversos investigadores de la radiación usaran distintos técnicas experimentales en sus estudios respectivos, llegando a resultados diferentes. Actualmente, esto último no representaría ningún problema para los científicos, ya que serían conscientes de estar tratando con el mismo fenómeno físico, pero desde ángulos diferentes.

Concretamente, en lo que concierne a la espiritualidad, este modelo permite aprovechar su profundo valor psicológico en armonía con los conocimientos aportados por los enfoques considerados como ortodoxos.

De forma genérica, Ken Wilber concluye que, si bien los enfoques orientales intentan trascender el sueño del yo, los occidentales tratan de repararlo para evitar que el sueño se convierta en una pesadilla. Añade que, éstos últimos pueden ser utilizados como preparación preliminar y ayuda complementaria, ya que todo método encaminado a producir relajación y reducción de tensión favorece la experiencia mística, citando ejemplos como el de Suzuki en el San Francisco Zen Center, donde se patrocinaban seminarios de conciencia sensorial.

El conocimiento espiritual

En principio, parece natural advertir que en todo proceso de conocimiento es imprescindible la presencia de un sujeto conocedor frente a un objeto que represente lo conocido. Esto, a su vez, implica que el sujeto permanece ajeno a lo conocido, ya que, en tanto que observador, no puede formar parte de lo que va a ser observado. Además, en el caso de que quisiéramos conocer al observador, no habría más remedio que convertirlo, dentro de lo posible, en un objeto de conocimiento, para lo cual, se requiere, entre otras cosas, un segundo sujeto capaz de poder observarlo.

Por lo que se ve, estamos atrapados en un círculo vicioso sin solución, ya que, esencialmente, nos encontramos otra vez en la misma situación y ante el mismo problema; a saber, un nuevo observador separado de aquello que observa. Esto, es lo que se conoce como el dualismo sujeto-objeto, o en términos más técnicos, el dualismo epistemológico, del que básicamente se desprenden el resto de dualismos, algunos de los cuales, son analizados por Wilber en el capítulo titulado Dos modos de saber, en donde dice:

No obstante, es curioso que este tipo de conocimiento dualista según el cual el universo se divide en sujeto y objeto (así como verdad y mentira, bueno y malo, etcétera) constituya la base fundamental de la filosofía, la teología y la ciencia en occidente.

Sin embargo, Ken Wilber, también nos recuerda que ha existido un consenso filosófico de alcance universal denominado Filosofía Perenne afirmando que es posible experimentar una forma de conocimiento que está libre de dualismos, un modo de saber no dual, el cual constituye el auténtico conocimiento espiritual.

El ejercicio capital del Testigo

He hablado de la conciencia testigo que persiste a través de la vigilia, el sueño y el sueño profundo. Pero el Testigo está completamente presente en cualquier estado de conciencia, incluyendo el estado de conciencia en el que ustedes se hallan en este mismo instante. De modo que trataré -eso es, al menos, lo que pretendo- de inducirles ese estado recurriendo a lo que se conoce con el nombre de instrucciones para señalar. Pero no aspiro a que entren en un estado diferente de conciencia, en un estado alterado de conciencia, en un estado no ordinario, sino que, por el contrario, voy a señalar algo que ya está sucediendo, de manera ordinaria y natural, en el estado en el que se encuentran ahora mismo.

Comenzaremos cobrando simplemente conciencia del mundo que nos rodea. Contemplen el cielo, relajen su mente y permitan que se funda con el cielo. Observen las nubes que flotan el cielo y dense cuenta que eso no les exige el menor esfuerzo. Su conciencia presente, la conciencia en que esas nubes están flotando, es muy simple, muy sencilla, muy fácil y muy espontánea. Adviertan simplemente que existe una conciencia sin esfuerzo de las nubes. Y lo mismo podríamos decir con respecto a esos árboles, esos pájaros y aquellas piedras. Ustedes pueden observarlo sencillamente sin realizar esfuerzo alguno.

Contemplen ahora las sensaciones que aparecen en su propio cuerpo. Ustedes pueden ser conscientes de cualquier sensación corporal que se presente, tal vez la sensación de presión en la zona en que están sentados, quizás un leve calor en la zona del estómago o una tensión en la nuca. Pero aún cuando la sensación sea de tensión, ustedes pueden ser fácilmente conscientes de ella. Estas sensaciones aparecen en su conciencia presente y esa conciencia es muy sencilla, muy fácil, muy espontánea, y no requiere esfuerzo alguno. Ustedes simplemente observan sin realizar esfuerzo.

Observen ahora los pensamientos que aparecen en su mente. Tal vez puedan darse cuenta de la aparición espontánea en su conciencia de imágenes, símbolos, conceptos, deseos, esperanzas, y miedos. Son pensamientos que emergen, permanecen durante un rato y terminan desapareciendo. Los pensamientos y sentimientos aparecen en su conciencia presente de un modo muy simple, muy fácil y muy espontáneo. Y ustedes se dedican simplemente a observarlos sin realizar esfuerzo alguno.

Dense ahora cuenta de que, si pueden ver el discurrir de las nubes, es porque ustedes no son esas nubes sino el testigo que las contempla. Dense cuenta de que, si pueden experimentar las sensaciones corporales, es porque ustedes no son esas sensaciones sino el testigo que las contempla. Dense también cuenta de que si pueden ver el discurrir de los pensamientos, es porque ustedes no son esos pensamientos sino el testigo que los contempla. De manera espontánea y natural, todas esas cosas emergen en su conciencia presente sin que tengan que hacer el menor esfuerzo.

¿Quiénes son, pues, ustedes? Ustedes no son ninguno de los objetos que se hallan fuera, ninguna de las sensaciones, ninguno de los pensamientos; ustedes no son ninguna de esas cosas, sino la consciencia sin esfuerzo que las contempla.

¿Quiénes o qué son ustedes?

Ahora pregúntense a sí mismos: Yo tengo sentimientos, pero no soy esos sentimientos. ¿Quién soy yo? Yo tengo pensamientos, pero no soy esos pensamientos. ¿Quién soy yo? Yo tengo deseos, pero no soy esos deseos. ¿Quién soy yo?

Ahora den un paso atrás hacia la fuente de su conciencia, den un paso hacia el Testigo y descansen en Él. Y repítanse: Yo no soy objetos, ni sensaciones, ni deseos, ni pensamientos.

Y aquí es donde la gente suele cometer un gran error, porque creen que, cuando descansen en el Testigo, van a ver o sentir algo muy especial. Pero el asunto es que, en tal caso, uno no ve nada raro porque, si viera algo, eso no sería más que otro objeto, otra sensación, otro sentimiento, otro pensamiento u otra imagen. Pero todos ésos son objetos, todos ellos son lo que usted no es.

No, cuando uno descansa en el Testigo y comprende que no es los objetos, los sentimientos ni los pensamientos- lo único que percibe es una sensación de Libertad, una sensación de Liberación de la identificación con los pequeños objetos finitos, con su pequeño cuerpo, con su pequeña mente y su pequeño ego, todos los cuales son objetos que pueden verse y, en consecuencia, no pueden ser el verdadero Vidente, el verdadero Yo, el verdadero Testigo, que es lo que ustedes realmente son.

De modo que, en tal caso, ustedes no verán nada en particular. Todo lo que aparezca estará bien. Las nubes flotan en el cielo, las sensaciones se mueven en el cuerpo, los pensamientos discurren por la mente y uno puede contemplar todo eso sin necesidad de hacer el menor de los esfuerzos.

Todo eso aparece espontáneamente en su consciencia presente sin realizar esfuerzo alguno. Y esa consciencia testigo no es nada concreto que pueda ver sino una inmensa sensación de Libertad la Vacuidad pura- en la que emerge el mundo manifiesto. Usted es esa Libertad, esa Apertura, esa Vacuidad y no cualquier cosa que emerja en ella.

Descansando en ese Testigo vacío y libre, adviertan ahora que las nubes están apareciendo en el inmenso espacio de su consciencia. Las nubes emergen dentro de ustedes, ustedes pueden degustar las nubes, ustedes son uno con las nubes, que se hallan tan próximas que es como si estuvieran desde este lado de su piel. El cielo y su conciencia son uno y todas las cosas que hay en el cielo están flotando en el interior de su conciencia. Y todo eso se halla tan próximo que pueden besar el sol y tragarse las montañas. Según el Zen, cuando dentro y fuera dejan de ser dos, cuando sujeto y objeto son no dos, cuando el observador y lo observado se tornan Un Solo Sabor, uno puede beberse el océano Pacífico de un solo trago; y ésa es la cosa más fácil del mundo. ¿Se dan cuenta de ello?

Recomendaciones

En el camino de conduce a Un Solo Sabor, las personas suelen incurrir en dos tipos de errores. El primero de ellos se refiere a lo que ocurre cuando uno establece contacto con el Testigo, mientras que el segundo afecta al paso que conduce desde el Testigo a Un Solo Sabor.

Veamos. Existe la creencia de que en el momento en que uno establece contacto con el Testigo (con el Yo-Yo) verá algo muy especial. Pero lo cierto es que, en ese momento, uno no ve nada sino que simplemente contempla todo lo que aparece, porque uno no es algo que pueda verse sino el Vidente puro y vacío. Las luces, la beatitud y las visiones súbitas no son más que objetos y, en consecuencia, no tienen nada que ver con el Testigo, y aunque, finalmente, en Un Solo Sabor uno se convierta en todo lo que ve, no se puede empezar tratando de hacer eso tratando de ver la Verdad- por que ese mismo intento obstaculizaría su emergencia. Es por ello que tenemos que partir de ( yo no soy esto, yo no soy eso).

De modo que el primer error impide la presencia del Testigo tratando de convertirlo en un objeto que pueda ser apresado, cuando lo cierto es que es el Vidente de todo cuanto aparece y sólo puede ser experimentado en tanto que sustrato de Libertad y Liberación de todos los objetos.

Descansando en esa Libertad y Vacuidad en la contemplación ecuánime de todo lo que emerge se dará cuenta de que el yo separado (o ego) aparece en su conciencia como cualquier otra cosa. Y eso es algo que usted puede sentir del mismo que puede sentir sus piernas, una mesa, una piedra o sus propios pies.
La contracción sobre uno mismo se experimenta como una tensión interior que, a menudo, se halla localizada detrás de los ojos y se ancla en forma de una leve tensión muscular en todo el cuerpo mente. Es una sensación de contracción frente al mundo, una ligera tensión que afecta a la totalidad del cuerpo-mente. Es una sensación de contracción frente al mundo, una ligera tensión que afecta a la totalidad del cuerpo. Advierta, simplemente, esa tensión.

Cuando uno descansa en el Testigo vació y se percata de esa contracción sobre uno mismo supone erróneamente que, para pasar finalmente desde el Testigo hasta Un Solo Sabor, tiene que desembarazarse de ella (liberarse del ego). Y ése es el segundo error, un error que no hace más que fortalecer la tensión.

Nosotros creemos que la contracción sobre uno mismo oculta o eclipsa el Espíritu cuando, de hecho como ocurre con cualquier Forma del universo- no es más que otra de sus resplandecientes manifestaciones. Todas las Formas incluida la forma del ego- no son más que Vacuidad. Es más, el único que quiere desembarazarse del ego es el propio ego. El Espíritu ama todo lo que emerge tal cual es. El testigo ama el ego, porque el Testigo es la mente espejo ecuánime que refleja y abraza con la misma aceptación todo cuanto aparece.

Pero el ego decide jugar al juego de desembarazarse de sí mismo porque, mientras tanto, seguirá existiendo (¿quién, sino, está jugando?). Como dijera Chung Tzu hace ya mucho tiempo: ¿No es acaso el deseo de librarse del ego una manifestación del ego?.

El ego no es más que una tensión sutil y usted no puede recurrir a la tensión para librarse de la tensión porque, en tal caso, terminaría con dos tensiones en lugar de una. El ego es una manifestación perfecta de lo Divino y funciona mejor descansando en Libertad que tratando de desembarazarse de él, lo cual, dicho sea de paso, no hace sino aumentar su contracción.

¿Cuál es, entonces, la práctica adecuada? Cuando usted descanse en el Testigo, cuando usted descanse en el Yo-Yo, cuando usted descanse en la Vacuidad, preste atención simplemente la contracción sobre sí mismo. Descanse en el Testigo y advierta esa contracción porque, para sentir esa contracción, para contemplarla, deberá haberse desidentificado y, en consecuencia, liberado de ella. Entonces, usted estará mirando desde la posición del Testigo que siempre se halla libre de todos los objetos.

De modo que descanse en el Testigo y percátese de la contracción sobre sí mismo, exactamente del mismo modo en que puede sentir la silla en la que se sienta, la tierra o las nubes que flotan en el cielo. Los pensamientos flotan en la mente, las sensaciones flotan en el cuerpo, la contracción sobre sí mismo sobrevuela en su consciencia y usted contempla todo eso de un modo espontáneo y ecuánime.

En ese estado simple, cómodo y sin esfuerzo, no está tratando de desembarazarse de la contracción sino sencillamente sintiéndola, y mientras esté descansando en el Testigo o Vacuidad que es, Un Solo Sabor podrá resplandecer con más facilidad. No hay nada que uno pueda hacer para provocar (o causar) Un Solo Sabor, por que, Un Solo Sabor no es el resultado de acciones temporales, siempre está completando presente y uno nunca se ha alejado de él.

Lo máximo que uno puede hacer por vía del esfuerzo temporal, es evitar estos dos grandes errores. No trate, pues, de ver al Testigo como un objeto, sino que descanse simplemente en Él en tanto que Vidente, ni trate tampoco de desembarazarse del ego sino que dedíquese, simplemente, a percibirlo. De ese modo, se colocará al borde del abismo de su Rostro Original.

Descanse en el Testigo y dése cuenta de la contracción sobre usted mismo: ése es precisamente el ámbito en que Un Solo Sabor puede resplandecer con más intensidad. Pero no lo haga para conseguir esto o aquello, sino de un modo espontáneo durante todo el día y toda la noche, permaneciendo de pie al borde de su más sorprendente reconocimiento.

Estos serían los pasos a dar:

Descanse en el Testigo y experimente la contracción en sí mismo, y cuando lo haga, dése cuenta de que el Testigo no es la contracción, sino que es consciente de ella. El Testigo está libre de la contracción... y usted es el Testigo.

En tanto que Testigo, usted se halla libre de la contracción en sí mismo. Descanse en esa Libertad, Apertura, Vacuidad y Liberación. Experimente esa contracción y déjela ser, del mismo modo que permite la existencia de cualquier otro tipo de sensación. No trate de librarse de las nubes, los árboles o el ego sino permítales ser mientras permanece relajado en el espacio abierto de Libertad que usted es.

En ese espacio de Libertad y de un modo espontáneo - uno puede advertir que la sensación de Libertad carece de interior y de exterior, de centro y periferia. Los pensamientos flotan en esta Libertad, el cielo flota en esta Libertad, el mundo emana de esta Libertad y usted es Eso. El cielo es su cabeza, el aire su respiración, la tierra su piel, y todo ello de un modo inmediato e íntimo. Cuando uno descansa en esta Libertad, que es Plenitud infinita, se convierte en la totalidad del Mundo.

Éste es el mundo de Un Solo Sabor, un mundo que no tiene ni dentro ni fuera, sujeto y objeto, aquí ni fuera de aquí; un mundo que carece de origen y de final, de objetivos y de medios, de camino y de meta. Ésta, como dijo Ramana Maharshi, es la verdad última.

Jose Luis Ganchegui - Fuente: conscienciaeterna.blogspot.com

Meditación para niños.Preparándonos para meditar.


Meditación para niños.Preparándonos para meditar.
Meditar es conocerte por dentro. Comenzar a meditar con nuestros hijos es educarlos a observar el mundo desde adentro, desde esa visión calma y segura , de nuestra conciencia pura. ¿Pero cómo iniciarnos en esta disciplina?. Aquí les acerco unos consejos muy sencillos.

1. El lugar.

Prepara un ambiente cálido y limpio. Un rincón en tu jardín, en tu cuarto que esté destinado siempre a la meditación. Arma con amor el lugar, llevando tu safu, banco de meditación o apoyo. Puedes encender una vela y tener una imagen sagrada, un ángel, una deidad o algo que simbolice algo trascendente.

2. Postura cómoda.

Usa preferentemente un banco o apoyo para que el niño conserve su columna erguida y su postura cómoda, durante ese período de meditación. De otra manera estará inquieto y no podrá meditar. Haz que recuerde este momento como un tiempo para estar confortable, sereno y feliz.

3. El mudra.

Elige un mudra, un gesto que realizas con tu manos para serenar tu mente y estimular un determinado estado del cerebro, produciendo una llave o cerrojo de tu energía vital.


4. Escanea tu cuerpo.

Recorre con la mente todas las partes de tu cuerpo. Toma conciencia de los apoyos de tus pies, de tus rodillas, de tus caderas. Siente ,cómo se eleva tu columna ,al respirar. Permite que el tronco se balancee, para que la energía fluya, sin obstrucciones. Los tibetanos ,oscilan de este modo , para entrar rápidamente en trance. Siente que tu postura es dinámica.

5. La respiración.

Tu postura se mantiene erguida, gracias a la respiración , que asciende al inhalar y desciende al exhalar. Experimenta el recorrido del aire en tu cuerpo. Como entra ,dulcemente y como sale, muy tibio y lentamente.No fuerces la respiración, escucha su sonido al entrar por la nariz, es como el viento,que va limpiando tu mente, de todo pensamiento, de todo dolor , de toda distracción.


6. El silencio.

Disfruta del silencio. Mira dentro de ti mismo. ¿Qué ves?. Percibe todas tus sensaciones como si fueran nubes en el cielo de tu mente, conviértete en ese cielo azul y despejado. Estás dentro tuyo, en silencio, confortable, sin prisa contemplando el cielo de tu mente. Respira suavemente. Disfruta de esta sensación.

Adriana Paoletta

Curso de Formación en Yoga Terapéutico para Niños. Informes : consultas@taitoku.com.ar

¿ Que es la Emfermedad ?













Entrevista al Dr. Jorge Iván Carvajal Posada. Médico Cirujano de la U. de A. Pionero de la Medicina Bioenergética


¿Qué es la enfermedad?


Es un maestro, una oportunidad para organizar una armonía superior en nuestra propia vida, a nivel físico, emocional, mental y espiritual.


¿Qué enferma primero, el cuerpo o el alma?


El alma no puede enfermar, porque es lo que hay perfecto en ti, el alma evoluciona, aprende
En realidad, buena parte de las enfermedades son todo lo contrario: son la resistencia del cuerpo emocional y mental al alma.
Cuando nuestra personalidad se resiste al designio del alma es cuando enfermamos.


¿Hay emociones perjudiciales para la salud? ¿Cuáles son las que más nos perjudican?


Un 70 por ciento de las enfermedades del ser humano vienen del campo de conciencia emocional. Las enfermedades muchas veces proceden de emociones no procesadas, no expresadas, reprimidas. El temor, que es la ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos.
Cuando el temor se queda congelado afecta al riñón, a las glándulas suprarrenales, a los huesos, a la energía vital, y puede convertirse en pánico.


¿Nos hacemos los fuertes y descuidamos nuestra salud?


De héroes están llenos los cementerios. Te tienes que cuidar.
Tienes tus límites, no vayas más allá. Tienes que reconocer cuáles son tus límites y superarlos porque si no los reconoces, vas a destruir tu cuerpo.


¿Cómo nos afecta la ira?


La ira es santa, es sagrada, es una emoción positiva porque te lleva a la autoafirmación, a la búsqueda de tu territorio, a defender lo que es tuyo, lo que es justo. Pero cuando la ira se vuelve irritabilidad, agresividad permanente, resentimiento, odio, se vuelve contra ti, y afecta al hígado, la digestión, el sistema inmunológico


¿La alegría por el contrario nos ayuda a estar sanos?


La alegría es la más bella de las emociones porque es la emoción de la inocencia, del corazón, y es la más sanadora de todas, porque no es contraria a ninguna otra.
Un poquito de tristeza con alegría escribe poemas.
La alegría con miedo nos lleva a contextualizar el miedo y a no darle tanta importancia.


¿La alegría suaviza el ánimo?


Sí, la alegría suaviza todas las otras emociones porque nos permite procesarlas desde la inocencia. La alegría pone al resto de las emociones en contacto con el corazón y les da un sentido ascendente. Las canaliza para que lleguen al mundo de la mente.


¿Y la tristeza?


La tristeza es un sentimiento que puede llevarte a la depresión cuando te envuelves en ella y no la expresas, pero también puede ayudarte. La tristeza te lleva a contactar contigo mismo y a restaurar el control interno. Todas las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo, las hacemos negativas cuando las reprimimos.


¿Es mejor aceptar esas emociones que consideramos negativas como parte de uno mismo?


Como parte para transformarlas, es decir, cuando se aceptan fluyen, y ya no se estancan, y se pueden transmutar. Tenemos que canalizarlas para que lleguen desde el corazón hasta la cabeza.


¡Qué difícil!


Sí, es muy difícil. Realmente las emociones básicas son el amor y el temor (que es ausencia de amor), así que todo lo que existe es amor, por exceso o defecto. Constructivo o destructivo. Porque también existe el amor que se aferra, el amor que sobreprotege, el amor tóxico, destructivo


¿Cómo prevenir la enfermedad?


Somos creadores, así que yo creo que la mejor forma es creando salud. Y si creamos salud no tendremos ni que prevenir la enfermedad ni que atacarla,
porque seremos salud


¿Y si aparece la enfermedad?


Pues tendremos que aceptarla porque somos humanos. También enfermó Krishnamurti de un cáncer de páncreas y no era nadie que llevara una vida desordenada. Mucha gente muy valiosa espiritualmente ha enfermado. Debemos explicarlo para aquellos que creen que enfermar es fracasar. El fracaso y el éxito son dos maestros, pero nada más. Y cuando tú eres el aprendiz, tienes que aceptar e incorporar la lección de la enfermedad en tu vida.


Cada vez más personas sufren ansiedad.


La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire Es un vacío existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos externos, cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones.
Pero como no se puede llenar con cosas, cada vez el vacío aumenta.


¿Y qué podemos hacer para liberarnos de esa angustia?


La angustia no se puede pasar comiendo chocolate, o con más calorías, o buscando un príncipe azul afuera.
La angustia se pasa cuando entras en tu interior, te aceptas como eres y te reconcilias contigo mismo. La angustia viene de que no somos lo que queremos ser, pero tampoco lo que somos, entonces estamos en el debería será, y no somos ni lo uno ni lo otro.


El estrés es otro de los males de nuestra época...


El estrés viene de la competitividad, de que quiero ser perfecto, quiero ser mejor, de que quiero dar una nota que no es la mía, de que quiero imitar. Y realmente sólo se puede competir cuando decides ser tu propia competencia, es decir, cuando quieres ser único, original, auténtico, no una fotocopia de nadie. El estrés destructivo perjudica el sistema inmunológico. Pero un buen estrés es una maravilla, porque te permite estar alerta y despierto en las crisis, y poder aprovecharlas como una oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia.


¿Qué nos recomendaría para sentirnos mejor con nosotros mismos?


La soledad. Estar con uno mismo cada día es maravilloso. Estar 20 minutos con uno mismo es el comienzo de la meditación; es tender un puente hacia la verdadera salud; es acceder al altar interior, al ser interior. Mi recomendación es que la gente ponga su despertador 20 minutos antes para no robarle tiempo a sus ocupaciones. Si dedicas, no el tiempo que te sobra, sino esos primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco y descansado, a meditar, esa pausa te va a recargar, porque en la pausa habita el potencial del alma.


¿Qué es para usted la felicidad?


Es la esencia de la vida. Es el sentido mismo de la vida, encarnamos para ser felices, no para otra cosa. Pero la felicidad no es placer, es integridad. Cuando todos los sentidos se consagran al ser, podemos ser felices. Somos felices cuando creemos en nosotros, cuando confiamos en nosotros, cuando nos encomendamos transpersonalmente a un nivel que trasciende el pequeño yo o el pequeño ego. Somos felices cuando tenemos un sentido que va más allá de la vida cotidiana, cuando no aplazamos la vida, cuando no nos desplazamos a nosotros mismos, cuando estamos en paz y a salvo con la vida y con nuestra conciencia.


¿Es importante vivir en el presente? ¿Cómo lograrlo?


Dejamos ir el pasado y no hipotecamos la vida a las expectativas de futuro cuando nos volcamos en el ser y no en el tener. Yo me digo que la felicidad tiene que ver con la realización, y ésta con la capacidad de habitar la realidad. Y vivir en realidad es salir del mundo de la confusión.


¿Tan confundidos estamos, en su opinión?


Tenemos tres ilusiones enormes que nos confunden. Primero creemos que somos un cuerpo y no un alma, cuando el cuerpo es el instrumento de la vida y se acaba con la muerte. Segundo, creemos que el sentido de la vida es el placer; pero a más placer no hay más felicidad, sino más dependencia. Placer y felicidad no es lo mismo. Hay que consagrar el placer a la vida y no la vida al placer. La tercera ilusión es el poder; creemos tener el poder infinito de vivir.


¿Y qué necesitamos realmente para vivir?, ¿acaso el amor?


El amor, tan traído y tan llevado, y tan calumniado, es una fuerza renovadora. El amor es magnífico porque crea cohesión. En el amor todo está vivo, como un río que se renueva a sí mismo. En el amor siempre uno puede renovarse, porque todo lo ordena. En el amor no hay usurpación, no hay desplazamiento, no hay miedo, no hay resentimiento, porque cuando tú te ordenas porque vives el amor, cada cosa ocupa su lugar, y entonces se restaura la armonía.
Ahora, desde la perspectiva humana, lo asimilamos con la debilidad, pero el amor no es débil. Nos debilita cuando entendemos que alguien a quien amamos no nos ama. Hay una gran confusión en nuestra cultura. Creemos que sufrimos por amor, que nuestras catástrofes son por amor pero no es por amor, es por enamoramiento, que es una variedad del apego.
Eso que llamamos habitualmente amor es una forma de drogodependencia, no tiene nada que ver con EL AMOR, que es un estado que puede alcanzar nuestra conciencia. Igual que se depende de la cocaína, la marihuana o la morfina, también se depende del enamoramiento. Es una muleta para apoyarse, en vez de llevar a alguien en mi corazón para liberarlo y liberarme. El verdadero amor tiene una esencia fundamental que es la libertad, y siempre conduce a la libertad.


Pero a veces nos sentimos atados a un amor...


Si el amor conduce a la dependencia es el "eros" que lleva como reverso el "thanatos" . Eros es una cerilla de fósforo, y cuando lo enciendes se te consume rápidamente, en dos minutos ya te quemas el dedo... Hay muchos amores que son así, pura chispa. Aunque esa chispa puede servir para encender el leño del verdadero amor. Cuando el leño está encendido produce el fuego, Ese es el amor impersonal, que produce luz y calor.


¿Puede darnos algún consejo para alcanzar el amor verdadero?


Solamente la verdad.. Confía en la verdad; no tienes que ser como la princesa de los sueños del otro, no tienes que ser ni más ni menos de lo que eres. Tienes un derecho sagrado, que es el derecho a equivocarte; tienes otro, que es el derecho a perdonar, porque el error es tu maestro. Ámate, sincérate y considérate.. Si tú no te quieres, no vas a encontrar a nadie que te pueda querer...


El amor produce amor.


Si te amas, vas a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busques una migaja; eso es indigno de ti.
La clave entonces es amarse a sí mismo Y al prójimo como a ti mismo. Si no te amas a ti, no amas a Dios, ni a tu hijo, porque te estás apegando, estás condicionando al otro.
Acéptate como eres; lo que no aceptamos no lo podemos transformar, y la vida es una corriente de transformación permanente.

Publicado por Dokushô Villalba

sábado, 20 de marzo de 2010

Para continuar...





Por ahí, hay dos cosas para continuar desde mi lado.
Es cierto que todo esto es discutible y obviamente no hay ninguna verdad,
aunque todo se construye sobre una voluntad…




miércoles, 10 de marzo de 2010

La Manipulación de la Religión del Mercado.

Según David Loy (1), la Religión del Mercado nos conquista a través de una estrategia doble:

- Por un lado manipula la tendencia natural hacia la felicidad inherente en todos nosotros, creándonos la ilusión -o el error cognitivo- de que acumulando beneficios y consumiendo desenfrenadamente vamos a alcanzar esa felicidad que anhelamos. Las agencias de publicidad, los especialistas del marketing y los medios de comunicación son los responsables de generar este engaño en las conciencias. Esta ilusión actúa mediante un reducionismo castrador: reduce el anhelo de felicidad a la producción y consumo de bienes materiales.

La ilusión que nos inocula la Religión del Mercado consiste en hacernos creer que la satisfacción de todas estas necesidades se consigue únicamente obteniendo beneficios materiales y consumiendo objetos materiales.

- Por otro lado, una vez generada esta ilusión, la Religión del Mercado exacerba la avaricia y la codicia de una forma también doble:

- Avaricia de beneficio (a través de la producción).
- Avaricia de experiencias sensoriales (a través del consumo de objetos, de propiedades, de “sensaciones”).

De forma que tanto la obtención de beneficios como su utilización en la adquisición de todo tipo de experiencias sensoriales actúan como un embriagante, como un narcótico que nos vuelve insensibles e inconscientes a la principal causa de nuestra angustia existencial, a saber, que somos mortales y que nuestro tiempo de vida no es eterno.
El diccionario de la RAE define la avaricia como “afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas” y la codicia como “afán excesivo de riquezas; deseo vehemente de algunas cosas buenas; apetito sensual”.

La avaricia y la codicia, que casi todas las religiones tradicionales consideran actitudes perniciosas que deben ser controladas y transformadas, son para la Religión del Mercado las principales virtudes que sus adeptos deben desarrollar.

“Sin embargo, esta avaricia está basada en una ilusión: la ilusión de que la felicidad se encuentra de esta manera. Buscar una realización mediante el beneficio, o hacer del consumo el sentido de la propia vida, desemboca en una falsa religión, una perversión demoníaca de la verdadera religión; y cualquier institución religiosa que hace las paces con la prioridad de los valores del mercado, no merece ser llamada una religión genuina.En otras palabras, la avidez es parte de un falso sistema de valores (la manera de vivir en este mundo) basado en un incorrecto sistema de creencias (lo que es el mundo)” (2).

La avaricia y la codicia deben ser consideradas también por la sociedad civil como un crimen contra la Humanidad y contra el Planeta Tierra, especialmente en un momento histórico en el que la sobre explotación de los recursos naturales por parte de los países de mayor ingreso es una amenaza para la supervivencia de las presentes y de las futuras generaciones (3).

“Frente a ellas debemos fortalecer la voluntad moral, tal y como enseñan las religiones semíticas, y desvelar el enorme error cognitivo (ignorancia) que la alimenta, como enseñan las religiones asiáticas” (4).

Visto esto, aunque los propagadores de la Religión del Mercado no van a cesar en el bombardeo propagandístico al que nos someten, cada uno de nosotros, individualmente, debe asumir la responsabilidad de proteger su conciencia de esta propaganda y la de depurar su mente y su corazón de estas lacras moralmente inaceptables que son la avaricia y la codicia, es decir el deseo desbocado hasta el paroxismo.
La manipulación del deseo

La Religión del Mercado se alimenta con la energía de nuestro deseo.
El deseo es la fuerza motora de la vida. Si estoy aquí escribiendo esto y si tú, querido lector o lectora, estás ahí leyendo lo que he escrito, es porque hemos nacido. Y hemos nacido por la fuerza del deseo de nuestros padres.
El poder de desear es inherente a la existencia humana. Los grandes logros que conseguimos individualmente y los conseguidos por la humanidad en su conjunto son debidos a la fuerza del deseo. Desear es vivir y vivir es desear. Ahora bien, ¿desear qué, para qué, cómo, cuándo?

La fuerza del deseo debe ser domesticada por la inteligencia, por la sabiduría y por la compasión. En sí mismo, estimulado sin ninguna dirección ni propósito, el deseo es un fuego destructivo, un fuego emocional más peligroso y destructor que el fuego físico. Así como hemos aprendido a manejar el fuego y convertirlo en una fuerza benéfica, debemos aprender a controlar y dirigir la fuerza del deseo. Vemos lo que un incendio descontrolado puede provocar en los bosques y en las ciudades: después del resplandor cegador vienen las cenizas. La Economía de Mercado está incendiando el Planeta estimulando un deseo insaciable en los seres humanos, incitándonos a producir y a consumir sin más dirección ni sentido que la obtención de un beneficio material rápido. Aún vivimos una especie de belle époque pero tras el resplandor de las luces del consumo acechan las cenizas.

Hemos caído en una trampa. Estamos siendo víctimas de un estímulo condicionado global: primero nuestro deseo de consumir es excitado por la publicidad. Pero para poder consumir necesitamos poder adquisitivo, es decir, el poder de adquirir los objetos que deseamos. Para obtener poder adquisitivo nos vemos obligados a entrar en la rueda de la producción y dar nuestro tiempo de vida, en forma de trabajo asalariado. Estamos siendo ordeñados como vacas. La Religión del Mercado sobreexplota a la naturaleza, a los animales y a las plantas. En las granjas avícolas los pollos viven enjaulados. Sus movimientos son limitados. Sus vidas se reducen exclusivamente a comer y defecar. De la misma forma la Religión del Mercado explota a los individuos encerrándoles en un horizonte de vida limitado, estimulando el deseo y la codicia que constituyen la energía fundamental que pone en funcionamiento el engranaje infernal en el que han convertido nuestra existencia.

Ganamos algunas cuentas de colores, un bienestar ficticio, y a cambio nos perdemos a nosotros mismos. A todas luces se trata de un mal negocio para la inmensa mayoría de los seres que poblamos este Planeta.




Un poema zen dice:

La melodía de su vida es clásica.
Su espíritu es puro y su modo de andar
posee una nobleza natural.
Sus mejillas están hundidas.
Sus pómulos son fuertes.
Nadie le presta atención.
El hijo de Sakia (5) es conocido por ser pobre.
Su apariencia es pobre
pero su espíritu no conoce la pobreza.
Es pobre porque va habitualmente vestido de harapos.
Pero posee la Vía
y en el fondo de su espíritu
guarda este tesoro inestimable.
Y este tesoro, aunque haga uso de él,
no se agota jamás.
Por eso puede hacer que todos
se beneficien de él en cada ocasión
sin ninguna reserva, eternamente(6).




del libro ZEN EN LA PLAZA DEL MERCADO
Dokushô Villalba
Aguilar, 2008











Notas.
(1) Profesor de Filosofía y Religión Comparadas en la Universidad de Bunkyo, Tokyo, Japón. Entre sus últimos libros destaca The Great Awakening: A Buddhist Social Theory, Wisdom Publications. (El Gran Despertar: una teoría social Budista).
(2) David Loy, “La religión del mercado”.
(3) Es bien conocida la ecuación según la cual los países ricos, que constituyen el 20 % de la población mundial, consumen el 80 % de los recursos naturales, mientras que el 80 % de la población restante consumen el 20 % de los recursos. La riqueza de unos pocos se asienta en la pobreza de una gran mayoría. La codicia y la avaricia son las actitudes que se hallan detrás de esta injusticia.
(4) David Loy, “La religión del mercado”.
(5) Sakia era el nombre del clan al que pertenecía el Buda Sakiamuni. “Hijo de Sakia” designa a los seguidores del Buda.
(6) Extraído de “Shôdôka, el Canto del Dharma Verdadero”, del maestro zen chino Yoka Daishi. La traducción es mía.



martes, 9 de marzo de 2010

viernes, 5 de marzo de 2010

Y si...





Y si dejo la mente como esta...
Por un ratito...


No la salpico, no meto el dedo...
No soluciono problemas...

Y si me concentro solo en la respiración...

En una posición digna...

Respirando de forma natural...














viernes, 12 de febrero de 2010

"Si ENGRANDECIERAMOS nuestras alegrias...





"Si ENGRANDECIERAMOS nuestras alegrias, como ENGRANDECEMOS nuestras penas, nuestras dificultades se perderiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.........."

“ Si la vieja herida...








Si la vieja herida sangra… no es vieja ”.

…Dice un poema hindú:





“Nuestra mente busca constantemente ir hacia afuera, cuanto mas lejos llega, más se opone a sí misma”, miremos al interior, callemos el pensamiento, tranquilicemos la mente… tranquilizar la mente, alimenta el espíritu, alimentar el espíritu nos devuelve la fuerza, el amor y el valor para continuar.

lunes, 25 de enero de 2010

Adivinanza...



El sonido profundo del océano,
esta en el caracol
o en lo profundo de tu Alma...
???

viernes, 15 de enero de 2010

Hay un tiempo...



Para la quietud, para la no reacción..
Para usar la memoria..
Para el análisis..
A que estamos sujetos...
Aque estabamos sujetos...


viernes, 8 de enero de 2010

Maestro...



Como se le habla a un Maestro Budista sobre emociones?....


Maestro, que alegria siento cuando encuentro el camino.



Zen..




“En el verdadero yo, están los demás.”


http://www.denko.es/

LOS VENENOS SON TRES...

LOS VENENOS SON TRES

Por Denkô Mesa

Si nos remontamos atrás en el tiempo y observamos el camino recorrido por el hombre, si buscamos con detenimiento cuándo comenzó a dar sus primeros pasos como ser consciente, como ser capaz de verse y sentirse a sí mismo y vivir acorde a la realidad que lo rodeaba, si analizamos cuándo dejó a un lado sus proyecciones y renunció a buscar en las explicaciones mágicas, míticas, racionales, o incluso en las divinas, el esclarecimiento de su devenir en este mundo ilusorio, observaremos que fue muy pronto cuando constató que padecía de una extraña dolencia: también se sentía como un ser infeliz.

Sus actuaciones, su comportamiento cotidiano (para consigo y para con los otros) su manera de hablar, moverse, pensar y reflexionar, estuvieron marcados desde bien temprano por los denominados Tres Venenos (en sánscrito klesha) a saber, su capacidad para odiar, apegarse y, en definitiva, dejarse llevar por su propia ignorancia. Estos tres aspectos son connaturales a su existencia.

Fue un ser humano, Shidharta Gautama, nacido hace más de dos milenios en el norte de India (Kapilavastu) el que pondría nombre, método y solución a este padecer. Tras ejercer rigurosas prácticas de ascesis y saborear las distintas posibilidades que le ofrecían los religiosos de su época, encontró, sin embargo, un camino de conocimiento que trascendía y superaba lo hasta entonces experimentado.

Así, tras largas jornadas de meditación sentada y serena reflexión, alcanzó un estado al que podríamos considerar como “salud total”. Esta experiencia, liberadora del sufrimiento, la compartió inmediatamente con aquellos que se acercaron a sentirlo por sí mismos. Desde entonces, esta enseñanza se sigue transmitiendo de igual a igual, de ser a ser.

El Budha enseñó que los venenos son tres: la avidez, el odio y la ignorancia.

El apego se encuentra fundamentado en un sentido extremo de poseer algo; lo reconocemos como una identificación mental y emocional obsesiva hacia algo o alguien, un impulso ávido que niega absolutamente la idea de la impermanencia. Para la persona que desea y trata de perpetuar eternamente sus anhelos, todo aquello que impida este propósito se manifiesta mediante formas de enfrentamiento o evasión. Así, ante los impedimentos, el individuo actúa generalmente de manera impulsiva e irresponsable pues trata de obtener, sea como sea, y usando todos los medios a su alcance, cualquier ansia personal que satisfaga sus supuestas necesidades.

Por ello, para conseguir los objetos del deseo, el ser humano articula diversas artimañas y estrategias que, a lo peor, acaban generando daño y dolor en los otros.

Por otro lado, hemos de admitir que el “yo” tampoco acepta la realidad de la interdependencia y defiende a toda costa su autoimagen generada (apego) a través del rechazo del otro (odio). Esta es la ceguera de nuestra ignorancia.

El Budismo enseña, sin embargo, que existe una posibilidad de superar el apego basada en el dar por dar. Esta forma de ser y actuar también es connatural al hombre y se manifiesta cuando experimentamos conjuntamente la humildad y la compasión. Así, en el momento en el que somos capaces de ser verdaderamente útiles para los demás (y para nosotros mismos) a través de pensamientos, palabras y acciones favorables (karma) estamos propiciando la emergencia del antídoto de este primer veneno denominado deseo.

Según nuestra tradición, el segundo veneno es el odio, entendido como un rechazo visceral y emocional que sentimos contra algo o alguien, un impulso obsesivo que puede convertirse, incluso, en dañino, sea cual sea el aspecto que nos aparte de aquello que creemos nos hará felices.

El odio es un impulso ciego y arrollador que, en muchas ocasiones, genera una verdadera fuerza destructiva allá donde depositemos nuestro rechazo (véase, como ejemplo reciente, el último atentado de Madrid del 11M) La cólera, la ira, el insulto y demás actitudes emocionales radicales, relacionadas con el odio, son evidentemente posturas extremas que acaban generando conflicto y destrucción en nuestras relaciones.

¿Cómo debemos actuar, pues, ante hechos cargados de odio y resentimiento? De forma compulsiva no. No debemos fomentar más límites y fronteras. Como ya hemos visto anteriormente, la separatividad es un mecanismo de autodefensa del ego que se apega a sus propias identificaciones y rechaza, a través del odio, lo que ilusoriamente se plantea como fuera de él.

Todo esto es motivado por la permanente ceguera en la que nos hallamos, la ignorancia. Este es el tercer veneno. Bajo el velo de nuestro oscurantismo, entendido sencillamente como una falta de claridad a la hora de percibir, solemos actuar de forma confusa.

La mente es muy activa. Cuando elige estar separada, elige percibir. El mundo que vemos bajo la mirada de las percepciones es siempre manipulable, incluso dañino, pues la manera que tenemos de ver las cosas acaba oscureciendo la naturaleza real de las mismas ya que siempre las interpretamos, a nuestro gusto, en detrimento y daño de los otros.

Necesitamos corregir esta idea de sentirnos y creernos separados. El Budismo enseña que nuestra felicidad radica en la desidentificación con aquello que nos creemos ser. Cuando disolvemos la ilusión de la identidad en el yo, surge naturalmente la experiencia de la sincronicidad. La naturaleza dualística del pensamiento es la raíz de nuestro sufrimiento. Esta experiencia de desidentificación es la esencia de toda sanación.

Por lo tanto, es la mente cegada por la ignorancia la que traza fronteras y límites ilusorios que generan dolor y sufrimiento innecesario. La práctica del Budismo Zen tiene como fin transformar estos tres venenos en sus antídotos correspondientes. De esta forma, a través de la práctica perseverante y del desarrollo adecuado de la atención consciente, va surgiendo la SABIDURÍA (entendida como disolución de la ignorancia), la ECUANIMIDAD (esto es, la serenidad mental y emocional que permite la disolución de los apegos) y la COMPASIÓN (o disolución de la cólera y el odio)

Saber es tener certeza pues el conocimiento no está sujeto a interpretaciones; es un hecho experiencial idéntico y generalizado para todos. Más allá de la percepción no hay juicios. Juzgar esto o lo otro, de esta o de aquella otra manera, es un mecanismo del sujeto (subjetivo) Los juicios siempre entrañan rechazo. Juzgar implica que abrigas la creencia de que la realidad está a tu disposición.

Cada uno debe identificar su propio conflicto interno, sus mecanismos de manipulación y acceder a una actitud contemplativa de no violencia, un estado desde el cual se permita tener una visión íntegra, armónica y global del todo.

Es la práctica de la paciencia la que evita toda agresión. Éste es el principio de la No Violencia. En estos momentos de dolor compartido, pongamos algo de paz en nuestras mentes y abriguemos con tranquilidad, al amparo luminoso de la conciencia, los antídotos de los Tres Venenos.

Que así sea, por el bien de todos los seres.


http://www.denko.es/



Todavía no he limpiado las flores del patio

pero para ti, amigo,

la puerta del jardín está siempre abierta.

Eres bienvenido.


lunes, 4 de enero de 2010






Es inútil querer alcanzar la verdad,

basta con disolver la ignorancia.



La verdad no es algo que pueda ser alcanzado. No es un trofeo ni un objeto. Nadie puede poseer la verdad porque la verdad es la Vía. La Vía es la Vida y nadie puede poseer la Vida. Somos parte de la Vida, somos la Vía, somos la Verdad de lo que es. Cuando se disuelve la niebla que lo ocultaba, el bosque aparece en la plena verdad de lo que es. Cuando la niebla creada por las fabricaciones mentales se diluye, el verdadero aspecto de la realidad aparece. La Verdad es inatrapable, la Realidad es inasible. Somos la verdad de lo que somos, somos la realidad que somos. Somos lo que somos pero no podemos poseernos a nosotros mismos. Y menos aún podemos poseer la Verdad de la Vida. Una ola no puede alcanzar ni poseer el océano, sin embargo, es océano. Cuando la ola cesa de querer alcanzar o poseer, su ignorancia se desvanece. Sólo entonces se despierta al hecho de ser océano.


¡Son las doce...







Sabio taoísta meditando
Sumie de Annette Burnotte




Están a punto de dar las doce de mediodía
y aún no he hecho nada útil.

Me he dejado dormir
hasta que el sol de la mañana llamó
directamente a mis párpados
tras asomarse sobre la colina
e iluminar con su resplandor
las motas de polvo que flotan en mi cuarto.

Desde la ventana he contemplado el bosque radiante
y he visto que el mundo no me necesitaba hoy para salvarse.
Así que he remoloneado un rato
siguiendo el arte de no hacer nada.

Son ya las doce de mediodía
y sigo sin hacer nada.

Ni siquiera he fregado los platos de la cena.
No he hecho la cama,
ni he firmado aún ningún manifiesto anti algo.
No he mirado mis valores en Bolsa,
ni he preparado discurso alguno,
no me he cepillado los dientes
y permanezco todavía macerado
en el olor animal de mi sudor nocturno.

Estoy sin afeitar,
con un calcetín de cada color,
y ni siquiera he entrado en facebook.

No he pensado en la crisis económica,
ni en el calentamiento global,
ni me he enfurecido aún contra la última canallada del imperio.

Hoy no tengo cuerpo para salvar el mundo.

No necesito manufacturar ni comprar ningún objeto.
No siento avidez de entretenerme con el último espectáculo.
Ni siquiera tengo ganas de leer el periódico,
ni espero que suene el teléfono abriendo
insospechadas posibilidades para el día.

Nada existe ahora más allá del murmullo del viento
en las copas de los pinos.
Nada, más allá del aroma del café mañanero
despertando mis glándulas olfativas.
Más allá del bostezo de Nimú, mi gato compañero,
no hay nada.

Absorto en el instante,
la dicha brota del no hacer,
no pensar,
no ser
siendo todo cuanto contemplo
en la inmediatez espacio
en el que me disuelvo.

Tal vez mañana no tenga más remedio que hacer algo,
pero hoy,
ahora,
pasadas ya las doce,
sigo embelesado
en un espacio sin tiempo.

Es domingo.

La realidad se basta y se sustenta a sí misma
sin mi esfuerzo,
así que
simplemente
descanso en la paz de los muertos
con los ojos bien vivos
y el corazón plenamente abierto.

Dokushô Villalba


http://dokushovillalva.blogspot.com

domingo, 3 de enero de 2010

Algunos errores en la práctica de zazen






Dôgen Zenji enseñó: "Desde el comienzo de Zazen debemos descartar la relajación física y mental y la distracción".
Efectivamente, durante Zazen podemos caer en dos estados perniciosos para la salud física y mental y totalmente contrarios al estado de vigilia de un Buda.
Por una parte podemos caer en un estado de relajación física y mental caracterizado por una gran actividad inconsciente, muy cercana al sueño, y por una falta de tono muscular. Este estado es llamado konchin en el Zen. Es un estado de somnolencia, de falta de claridad. La vigilancia se empaña y la conciencia se embrutece. El cuerpo pierde tono, la cabeza cae hacia adelante, los dedos pulgares se desploman y las manos yacen inertes. La respiración se vuelve totalmente inconsciente y se abandona a su propio ritmo.
Este estado debe ser evitado. El mejor método para ello es volver a una postura corporal justa: estirar la columna vertebral, fortalecer el tono muscular y especialmente no dejar que los ojos se cierren.

Por otra parte, podemos caer en un estado de distracción, de dispersión mental. Este estado es llamado sanran en el Zen. Viene caracterizado por un tono muscular crispado y por una actividad mental muy excitada. Aparecen muchos pensamientos, muchas sensaciones, recuerdos, deseos... Esta es la actitud típica de los que piensan durante Zazen. A nivel corporal, la barbilla se escurre hacia arriba, los dedos pulgares también se encrespan y se tensan. Para evitar este estado debemos concentrarnos especialmente en una espiración larga y suave. Debemos depositar nuestra atención en el hueco de la palma de la mano izquierda y rehacer una postura corporal justa en general: recoger la barbilla y mantener la horizontalidad de los dedos pulgares.
Equilibrando nuestro cuerpo podemos equilibrar nuestra mente.

Dôgen Zenji enseñó:

"El Zazen del que yo hablo no es el aprendizaje de una técnica de meditación. Es el Darma de la Paz y de la Felicidad, la Practica-Realización de un Despertar Perfecto. Zazen es la manifestación de la Realidad Ultima. Las trampas y las redes del intelecto no pueden atraparlo. Una vez que hayáis comprendido su esencia, seréis parecidos al tigre cuando penetra en la selva y al dragón cuando penetra en el océano"


http://www.budismozen.es

viernes, 1 de enero de 2010


Un soporte Sí.
Un soporte con Memoria..
Pero que no se enciende ni con viejos ni con nuevos conflictos..
Ni por nuevas ni viejas circunstancias.

La Duda...



La Duda aún Duda..??
o está completamente segura de que Duda... ??
Hay lugar aún para un nuevo punto de vista.. ??
o se está en una Duda que no es Duda... ??


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