sábado, 8 de octubre de 2011








"La actitud en la vida cotidiana
es mirar cada uno
como la fuente de todo el pasado, presente y futura felicidad,
la liberación y la iluminación.
Entonces también, custodiar y cuidar a los demás.
Que viene de ética y conducta….
A continuación, sobre esta base
para ser útil y a tener respeto por los demás… ".





miércoles, 17 de agosto de 2011

LA "PLUSVALÍA BUDISTA": UNA REFLEXIÓN SOBRE EL DINERO.

Si el “yo” en el fondo no existe y es causa de sufrimiento, cuando compro algo “para mi” en realidad estoy comprando sufrimiento. Cuando compro algo, lo pago. Lo que compro “es mío”. Y cuando posees algo, es tuyo, es para ti inicialmente, a no ser que compres algo para “regalarlo a otra persona”. En este caso no compras para ti sino “para otro” y tal vez te haga sentir bien por el hecho de hacer feliz “al otro”. Esa es la diferencia en la economía budista: compras para dar, para “regalar felicidad” o proporcionar abundancia a los demás. El dinero en sí, como expresa el budismo, no es intrínsecamente ni bueno ni malo. Nuestras acciones son las que pueden derivar en actos que generen sufrimiento o por el contrario felicidad.

La subsistencia correcta es uno de los requisitos del Noble Camino Óctuple del Buda. Los medios de subsistencia correcta budista, aplicados a la economía, nos dicen que deberíamos trabajar para generar felicidad y en un trabajo que no provoque sufrimiento físico o mental a las personas y al resto de los seres sintientes, ni enfermedades ni dolor. La “Plusvalía Budista” consiste en repartir buena parte del beneficio obtenido (empresario) con quien lo trabaja honestamente (los productores o trabajadores), y éstos a su vez deberían gastarlo en beneficio de los que le rodean y no utilizarlo como fuente de apego y encadenamiento egoísta. El dinero es como el agua, si no fluye “se estanca y se corrompe”. No acumules, simplifica tu vida y “economiza tu libertad”. Invierte en ser libre y liberar a los demás, teniendo lo justo y ganado honestamente. El capitalismo salvaje es el reflejo de la ignorancia y de los apegos atávicos que nos encadenan a la rueda del samsara.

DESINFLEMOS EL GLOBO DE LA FANTASÍA.

















Elogios, reproches, buenas y malas noticias, ganancias, pérdidas, cosas que salen muy bien o muy mal, envidias, chismorreos; ¿Qué son? Pues son sólo “vibraciones en el aire, apariencias”, como dijo el maestro budista Alexander Berzin ¿Cómo pueden tener el poder de “transformarme” en una persona realmente maravillosa o en una persona verdaderamente malvada? Después de todo, el “yo” convencional es simplemente lo que puede ser etiquetado, como una corriente de continuidad de experiencias y agregados siempre cambiantes. Lo mismo ocurre con la verdad de un “tú” convencional. ¿Cómo pueden las cosas salir mal o sufrir una pérdida si no hay un “yo” culpable y merecedor de dolor y sufrimiento? ¿Quién sufre? ¿Quién se alegra? Reflexionemos sobre cómo tales pensamientos y creencias pueden causarnos un bloqueo inconsciente para poder disfrutar de la felicidad cuando las cosas salen bien o cuando alguien nos ama. Y si salen mal o estamos en una situación difícil o penosa exactamente igual, aunque lo vivamos de distinta forma. Imaginemos que durante una meditación reventamos el globo de tal fantasía e imaginemos que estamos ya disfrutando la verdadera felicidad, sin apegos ni impaciencia. O que fluimos con las dificultades, “observándolas” (por lo menos intentándolo) con desapego, como simples “observadores”. ¿Qué puede llegar a ocurrir?

VIDA ZEN...SIN NECESIDAD DE SER MONJES.



Hay 12 puntos fundamentales y básicos para llevar una vida parecida a los monjes Zen sin necesidad de tener que convertirse en uno de ellos:

1. Una cosa cada vez. Es parte de la vida de un monje Zen, una tarea, nada de multitareas. Un proverbio Zen dice “cuando camines, camina. Cuando comas, come

2. Hazlo pausadamente y con propósito. Aunque hagas una cosa cada vez, pueden realizarse aleatoriamente y con precipitación. Por el contrario tus acciones deberán ser razonadas y realizadas con pausa, así ganarás en concentración.

3. Hazlo de forma plena. Centra tu mente en la tarea y complétala antes de pasar a la siguiente. Si algo queda inacabado, aparta la tarea completamente no dejando ningún resquicio. Si preparas un bocadillo, no lo comas hasta que hayas recojas y limpiado todo lo que utilizaste para prepararlo.

4. Haz menos. Un monje Zen no tiene una vida perezosa. Se levanta pronto y trabajada durante todo el día, pero no genera una lista de tareas sin acabar. Realice las tareas que realice serán esas y ninguna más. Menos tareas significa poner tu atención en ellas y las realizarás plenamente, Muchas tareas programadas hará que saltemos de una a otra rápidamente sin pensar y sin concentrarnos en ellas.

5. Espacia las tareas. Disponer de tiempo entre tareas te ayudará a concentrarte en ellas y te facilitará completarlas. Una programación relajada ayudará a finalizar tareas que se alarguen disponiendo del tiempo que necesario para finalizarlas.

6. Desarrolla rituales. Los monjes Zen tienes sus propios rituales para las tareas que realizan, desde comer a limpiar o meditar. Eso les ayuda a darles la máxima atención y a que sean realizadas, con pausa, correctamente. No tienes que seguir ningún ritual, crea tus propios para cada tarea que realices, preparar comida, limpiar, despertarse o acostarse o hasta como preparase para el ejercicio.

7. Asigna tiempo para ciertas tareas. Hay tareas diarias que requieren un horario específico. Determina el tiempo para el aseo, para trabajar, para limpiar o para comer. Esto asegura que las tareas sean realizadas regularmente. Si para ti una tarea tiene la importancia suficiente para realizarse con regularidad, asígnale el tiempo necesario.

8. Dedica tiempo a sentarte. Una parte fundamental de la vida del monje Zen es la meditación sentado (zazen). Esto requiere designar un tiempo simplemente para sentarse. La meditación es práctica ayuda a encontrase pero no hay por qué realizarla cuando estés sentado. Hacer ejercicio puede ser una buena práctica para centrarse en uno mismo, cualquier actividad te pude ayudar a encontrarte.

9. Sonríe y ayuda a los demás. Los monjes Zen dedican parte de su día al servicio a los demás. Esto enseña humildad y aleja el egoísmo de sus vidas que se orientan al servicio. Dentro de la familia o fuera puedes dedicar ese tiempo a los demás. De igual forma sonreír y ser amable con todo el mundo ayuda a mejorar la vida de los que te rodean. Considera unirte al trabajo voluntario de caridad.

10. Haz que limpiar o cocinar sean parte de la meditación. Además de la meditación zazen, limpiar y cocinar son partes importantes del día de un monje Zen. Pueden resultar ensalzantes al realizarlas cada día como practica del auto-conocimiento. Si para ti son aburridas, intenta hacerlas parte de la meditación, concéntrate en ellas, hazlas pausada y plenamente, tu día cambiara plenamente (y tu casa estará más limpia).

11. Piensa qué es necesario. Hay muy poco en la vida de un monje Zen que no sea necesario. En su armario no hay prendas exclusivas, ni muchos zapatos, nada de instrumentos tecnológicos, coches o comida basura (su dieta es vegetariana). No es necesario vivir como un monje Zen pero nos tiene que servir para recordar que hay muchas cosas en la vida que no son necesarias, y es interesante pensar que necesitamos realmente en nuestra vida y que cosas son necesarias.

12. Vive de forma sencilla. Es el corolario de la regla 11, si no es necesario, puedes vivir sin ello. Libérate de aquello que no sea necesario o esencial. Para cada uno, esto será diferente, familia, lectura, ejercicio o lo amigos pueden ser algo esencial en tu vida. Decide que es lo más importante para ti y hazle hueco en tu vida eliminando lo que no sea esencial.

miércoles, 20 de julio de 2011

domingo, 13 de febrero de 2011

Utiliza la Espada...







La espada divide el tiempo en pasado y futuro.. Ninguno de los dos existe.

Solo tienes el presente.

domingo, 16 de enero de 2011










La Vía Perfecta no es Dificil:
Hay que evitar elejir.
Cuando no hay más amor ni odio
La vía se revela con toda claridad.



viernes, 7 de enero de 2011


Los hombres verdaderos respiran desde sus talones.

Chuang Tzu
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